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La pandemia, el pasaporte covid y el teatro de seguridad

https://www.sandiegouniontribune.com/en-espanol/cultura/articulo/2020-12-14/una-pinata-del-coronavirus-para-desahogarse-del-2020

¡No dejemos que pase un año entero sin publicar siquiera una entrada! Desde luego, ha de ser sobre la pandemia.

Estamos casi todos con la pauta de vacunación completa (dos dosis los de Team Pfizer, Astra Zeneca, Sputnik, una los de Moderna y los CanSinos) y nuestros seniors ya van por el refuerzo. Eso es genial y está siendo crucial a la hora de controlar la pandemia.

En verano hemos vuelto a viajar y se ha estandarizado el uso de una cosa llamada «pasaporte COVID». En el caso de los residentes en la Unión Europea se trata de un documento estandarizado para todos los países de la Unión. En otros países se dispone de los certificados de vacunación, muchos manuscritos, pero en fin, nos hemos acostumbrado a viajar con el cachopapel en la mano (o con su versión PDF o fotografiada en el teléfono móvil). Qué les voy a contar que no sepan ya.

Bueno, pues yo vengo a hablarles de mi libro del concepto de teatro de seguridad ideado por Bruce Schneier y muy bien explicado por Versvs.

En campechano, se trata de montar un paripé para que la gente se quede con la idea de que se está haciendo algo al respecto de una situación que da miedito.

Pues ahí les va. Tenemos conocidos que han dado positivo por COVID19 y que son asintomáticos (recordemos que incluso sin síntomas pueden contagiar), que están confinados y, adivinen… cuyos pasaportes COVID salen más verdes que una lechuga del Mercadona. Vamos, que si salen a la calle y se van al cine, al bar, al restaurante, al IKEA, a donde les dé la absoluta gana, mostrando el QR, nadie los va a detener. No digo que lo estén haciendo, porque son gente responsable, pero que podrían, podrían.

Entonces ¿de qué sirve el cacho papel ese?

Teatro de seguridad.

Libro: Contra la seguridad. Nos estamos equivocando en aeropuertos, transporte público y otros lugares con riesgo ambiguo

He leido la revisión de la revisión de este libro y tiene pinta de que va a ser interesante.

Against Security: How We Go Wrong at Airports, Subways, and Other Sites of Ambiguous Danger trata el tinglado de seguridad (o teatro de la seguridad en palabras de Bruce Schneier) pero desde el punto de vista de la psicología.

Resumen en una frase: a los no iniciados todos esos scanners les hacen sentir más seguros, lo cual es malo, pero peor es cuando los agentes de seguridad se acaban creyendo ellos mismos su mentira y dejan de usar mecanismos de investigación más efectivos.

A la lista de lectura de estas vacaciones de Semana Santa

París, enero 2015, MI5 y El Jueves

París, enero 2015. Dos individuos armados hasta los dientes asesinan a 10 humoristas y 2 policías. Por otro lado, otro individuo igual de armado asesina a una policía y después se atrinchera en un supermercado kosher y asesina a cuatro compradores. Todo ello en nombre de su dios y una guerra santa que se han inventado.

No pasan 2 días que escucho en la BBC que el MI5, los servicios secretos británicos, piden al ejecutivo que se les amplíen los poderes para interceptar comunicaciones de civiles para poder proteger a la población.

Menos mal que siempre nos quedará El Jueves para inyectar algo de sentido común.

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Aquí estoy de Movistar: geolocaliza a tus familiares

Leo que Movistar acaba de lanzar su producto «Aquí estoy». Por un módico precio (6 €/mes) puedes tener controladas a cinco personas de tu elección (que también tengan teléfono móvil con Movistar).

Pueden adivinarlo: estoy triste. Sí, es «por tu seguridad y por tu tranquilidad» (ese abuelito que se pierde, ese adolescente díscolo…). Pero es un elemento más en la erosión de la percepción de lo que es el control. Cada vez nos parecerá mejor (o lo que es lo mismo: menos malo) que se nos vigile, que se guarde una traza de nuestra ubicación en cada momento. Y es que, a pesar de lo que dice el refranero popular, a lo malo también se acostumbra uno.

Ya saben: lo de las ranas otra vez.

Sobre la Web de denuncia de la Generalitat de Catalunya

La Generalitat ha creado una página Web titulada «Colaboración ciudadana contra la violencia urbana«. Se trata de una galería de imágenes de ciudadanos, extraída de las cámaras de videovigilancia del centro de la ciudad de Barcelona, supuestamente (por lo de la presunción de inocencia) involucrados en los actos de violencia del día 29 de marzo (2012).

Quería hacer varios comentarios sobre este hecho.

  • No es cierto que la denuncia sea anónima. El nombre, DNI/NIE y teléfono o email son campos obligatorios en el formulario de contacto con la policía autonómica. No coincido con quienes dicen que la acción de la policía autonómica creando el portal sea ilegal. Si un caso, inmoral.
  • No obstante, coincido con Versvs en que se haya desplegado la tecnología de videovigilancia (control) con tanta facilidad, y que otros elementos de la administración electrónica, más baratos y que favorecerían a toda la población, o bien no se pongan en marcha, o no den abasto. El registro civil en Barcelona es un escándalo. ¿Saben que cuando pedí hora para casarme tuve que volver tres meses después, porque era octubre, yo quería marzo, y «nadie había comprado la agenda/calendario del año siguiente para poder anotarlo»? ¿Y qué piensan del «cuelgue» monumental de los servidores de Hacienda la otra semana, cuando a demasiados ciudadanos les dio por pedir el borrador el mismo día? Hay claramente una infra-infraestructura en áreas claves del servicio al ciudadano. Y llevan así muchas décadas.
  • Vaya por delante que es público que denosto a los destrozadores del mobiliario público. Pero pretender solucionar todos los problemas de convivencia a base de videovigilancia es estúpido. Surge enseguida el acostumbrarse a una situación nada normal, representado por la muletilla «no tengo nada que esconder». A quienes lo piensen, recuerden que detrás de toda cámara hay un ojo mirando, que en ocasiones decide fijarse en tus braguitas (o en las de tu hija). La videovigilancia «a granel» no es buena, y hay otras maneras de lograr un entorno más seguro. Miren, un ejemplo práctico. Ayer paseábamos por un parque cerca de casa y unos tipos tenían a sus perros sueltos. Se encararon con nosotras (los perros), reclamamos (a los amos) y adivinen cuáles fueron más animales. Total, que tras recibir una buena docena de insultos y hasta un par de amenazas de muerte, simplemente llamamos a la policía, que se personó a los pocos minutos y les cantó la cartilla, es decir, la ley: a atar a los perros, poner bozal a los perros grandes, y una invitación a callarse la boca para los animales de dos patas.

Honestamente, si la administración me diese a escoger qué hacer con el dinero de mis impuestos, descuelguen las cámaras y métanselas donde les quepa. Mejor me dan una buena policía de barrio que vele por la convivencia.

Dedicado los que aducen «no tengo nada que esconder» ante la videovigilancia

Supermercado Aldi en Alemania
Este post se lo dedico a tantas y tantas personas que piden más videovigilancia «porque yo no tengo nada que esconder».

Trabajadores de un supermercado alemán de la cadena Aldi usaban la videovigilancia para grabar a clientas en minifalda y se intercambiaban las cintas. Usaban el zoom cuando éstas se agachaban o inclinaban para, digamos, tener mejor perspectiva, y no precisamente sobre sus intenciones de robarse esa caja de cubos de caldo Knorr. Vía La Vanguardia.

Infografía sobre los «Spy Files», la filtración de Wikileaks sobre empresas de vigilancia y monitorización

Spy Files Infografía

Abrimos este mes de diciembre del año anterior al del fin del mundo con la noticia de la filtración, a través de Wikileaks, de información sobre 283 empresas de vigilancia, espionaje y monitorización que cuentan entre sus clientes con regímenes… como en un chiste de Eugenio: ¿No democráticos? Sí. ¿Democráticos? También, también.

Ayer me encontré con esta infografía en Owni.eu que muestra dicha información en modo fácilmente comprensible para humanos apresurados y curiosos, y de título provocativo y sugerente: The United Nations of Surveillance (las Naciones Unidas de la monitorización y vigilancia).

TomTom vende información sobre la ubicación y la velocidad de sus clientes a la policía holandesa

La información personal es un bien con valor económico evidente y para demostrarlo, hechos. TomTom, que no levanta cabeza en bolsa desde que a la gente le ha dado por los SmartPhones y a Google por desarrollar Google Maps, ha encontrado una nueva fuente de ingresos: vender la información recopilada por sus famosos sistemas de navegación satelital (comúnmente conocidos como GPS) que, por si no lo sabíais, registra a intervalos regulares la ubicación (¡por algo tiene GPS!) y la velocidad del vehículo donde va instalado.

La policía holandesa está encantada de ser la flamante propietaria de toda esta información. Se dice que el uso que le van a dar es el de reubicar los radares de velocidad a zonas donde se tiende a conducir más rápido y por lo tanto a cometer infracciones. Aunque nos dicen que los datos han sido anonimizados, supongo que a los holandeses no les va a hacer gracia que, sin saberlo, han estado contribuyendo con sus acciones a un cuerpo de conocimiento que va a permitir que se les cosa a multas con mucha más facilidad. Además, siempre dudad de lo de «anonimizado». No es tan fácil como quitar la matrícula o el identificador único de todos los registros. Os lo pongo con un símil: no tengo que decir «leche», si digo «blanco, bebible y en botella» probablemente ya adivinéis qué quiero decir.

Fuente: alt1040.

Excelente artículo sobre scanners de cuerpo completo

A través de Intimidad Violada llego a este extenso artículo de Periodismohumano.com sobre la implementación de scanners de cuerpo completo en Europa.

La cosa acojona. Hace apenas un mes tuve un control de seguridad «al lado» de uno de esos bichos en Schiphol (Amsterdam) y la cosa da qué pensar. Por qué diablos me tienen que freír a radiación ionizante (a riesgo de quedarme verde como Bruce Banner). Puedo o no permitir negarme a pasar por el bicho este, pedir un cacheo con strip-tease y tocamientos y con la pérdida de tiempo seguramente quedarme sin volar hoy. Qué tipo de vejación prefiero, táctil y efímera o virtual y permanente. Porque qué diablos hacen con esas imágenes y quién puede asegurarme que «son unos segundillos hasta que la borran».

En fin. Muchas cosas que pasan por la cabeza, afortunadamente y de momento no estaban sometiendo a los pasajeros a el que era mi destino en esa ocasión. ¿Alguien puede mover el calendario a los años 90 cuando los huesos no dolían y todo era fácil?