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EEUU: Regla 41 (Rule 41), puerta trasera a los ordenadores y teléfonos de todos los ciudadanos

Me contactan por correo electrónico para que difunda esta información en ¿Quién vigila al vigilante? Les doy las gracias por sacarme de esta sequía de publicación. Se trata de un tema crucial que merece toda nuestra atención.

Regla 41 resumen

Pues resulta que en EEUU se está intentando aprobar la modificación a una regla federal (la 41) por el mecanismo express alegando que se trata solamente de cambios de procedimiento y que no modifica los derechos y libertades de los ciudadanos estadounidenses.

El detalle es que tras una lectura no demasiado profunda surgen dudas al respecto. Dicha norma, si se modifica, permitirá a las autoridades federales a tomar control de las computadoras y los teléfonos móviles (SmartPhones) de los residentes en EEUU. No quiero entrar en términos técnicos, pero ¿se extrañan ahora de esas imágenes que corren por ahí de Mark Zuckerberg, Consejero Delegado de Facebook, con una etiquetita cubriendo la cámara Web de su laptop?

Mark Zuckerberg cubre su Webcam con cinta (fuente https://www.hackread.com/mark-zuckerbergs-laptop-cam-tape/)

Se puede leer más sobre el tema aquí (en español) y aquí (en inglés).

Se fue uno de los buenos… Descanse en paz, Aaron Swartz

Todos han escrito sobre ello. Tim Berners-Lee. Cory Doctorow. Lawrence Lessig. Hay palabras de expertos en informática forense. Por supuesto, ha hablado la familia. Hasta la supuesta víctima de su supuesto crimen, JSTOR, que retiró la denuncia, también ha hecho un comunicado público. El MIT no retiró la denuncia y ahora informa que van a abrir una investigación al respecto. Se ha montado una petición a la Casa Blanca para destituir a la fiscal del caso.

Sí, se trata de Aaron Swartz y su suicidio.

Los hechos son conocidos. Aaron era un gran defensor de que la información fluyese libremente. Ya de adolescente escribió una aplicación Web similar a lo que acabó siendo la Wikipedia; en su juventud se encargó de «liberar» documentación de millones de casos judiciales en Estados Unidos; recientemente fue uno de los activistas más prominentes en la lucha contra PIPA/SOPA, y la última acción; la que finalmente le ha jodido la vida, fue bajarse prácticamente todos los contenidos del sitio JSTOR, que almacena documentos académicos, usando un método muy sencillo llamado «scraping»: escribes un script sencillito que simula que te estás conectando a una página a través de un navegador normal y le das al botón de «guardar» clicando con tu ratón – la gracia de hacerlo en un script es que un ordenador lo puede hacer muchísimo más rápido tantas veces como sea necesario, y lo puso en marcha con un portátil que escondió en un armario del MIT desde el cual se podía conectar a un cable de red.

¿Cuál fue el lado conflictivo de esta acción? Primero, meter un ordenador en un armario sin llave del MIT, segundo, incumplir con los términos y condiciones de uso de JSTOR (sí, ese rollo de páginas y páginas que nunca nos leemos y siempre decimos estar de acuerdo). JSTOR de hecho retiró la denuncia una vez supo qué había pasado, qué había sobrecargado sus servidores. El MIT, para su vergüenza viendo lo severo de la pena que se le venía encima a Aaron, no los retiró. A Aaron le iba a caer todo el peso de la ley, y después algo más: parece ser que a alguien le convino hacer de éste un caso ejemplar, y era prácticamente seguro que le iba a tocar pasar algo de tiempo en la cárcel y antes perder todo su dinero y el de sus allegados intentando evitarlo.

Dicen los expertos que es imposible acharcarle a un solo evento la pérdida de ganas de vivir que precede a un suicidio. Pero también es cierto que hay muchas maneras de matar a alguien. Sea como fuere, hemos perdido a un jovencísimo y talentoso miembro de la sociedad.

Descanse en paz.

A GoDaddy se le atragantó la SOPA

danica patrick car racer and godaddy image
La propuesta de ley estadounidense SOPA es verdaderamente contraproducente a todos los niveles. Caso de que se apruebe, agárrense los machos y aprendamos a vivir en un entorno digital donde no sabes ni de dónde te vienen las hostias, ni tendrás modo de reclamar cuando *alguien de EEUU* bloquee todo tráfico a tu sitio Web solo por tener una foto donde posas con un hombre-anuncio vestido de Bob Esponja (y sin pagar los royalties que te toquen por haber posado con él, claro). Por decir cualquier tontería inocente que hará que incumplas con la ley.

Pero ahora, antes de ser aprobada, también está habiendo empresas damnificadas, por torpes en comprender las necesidades de sus usuarios, por supuesto. Si ya Microsoft y Apple se deslindaron de SOPA tras haberla apoyado inicialmente (y es que no hay que ser un lumbreras para darse cuenta de lo nociva que va a resultar y la mala prensa que trae consigo), vienen los de GoDaddy, la empresa de hosting y de registro de dominios low cost estadounidense, y la pifian de verdad. ¿Qué hicieron? Pues el 23 de diciembre no se les ocurre otra cosa que anunciar a los cuatro vientos que apoyan la ley SOPA (ya no hay acceso al texto original, lo han borrado, este link es una imagen del original). Se lió la marimorena. Los clientes de GoDaddy obviamente no están de acuerdo con esa postura, y comienzan a postear para reclamarles esa posición. Apenas 24 horas después, GoDaddy se desdice y anuncia que deja de apoyar SOPA. A buenas horas, mangas verdes.

La gente empieza a cambiar sus dominios de registrador (dejando de ser clientes de GoDaddy) y se organiza un boycott de la empresa en toda la regla. Se decide que hoy, 29 de diciembre es Dump GoDaddy Day (el día de abandonar GoDaddy). A río revuelto, ganancia de pescadores, así que la competición directa de GoDaddy, Namecheap.com, se apunta al carro de forma poco sutil y publicita que este 29 de diciembre es «Move your domain day» (día de cambiar tu dominio de proveedor). Surgen voces pidiendo que pare la locura y que se actúe contra los que son verdaderamente responsables de SOPA, pero es algo tarde. El boicot avanza, y los siguientes, lógicamente, son los dominios de alta visibilidad que están registrados con GoDaddy. Se lanza ByeDaddy, un sitio donde se listan dichos dominios muy populares, y que proporciona una herramienta para comprobar si un dominio está con GoDaddy o no, proporcionando así la herrmienta que falta para realizar un boicot completo a GoDaddy: si no eres cliente suyo, sencillamente deja de acceder a los sitos Web de sus clientes.

Si usan esa herramienta con www.lavigilanta.info, verán que aquí somos clientes de GoDaddy. Paquete completo: nombre de dominio y hosting. ¿Qué opino de ellos? Mi experiencia hasta la fecha ha sido buena. No he tenido ningún problema ni con los dominios ni con el hosting. Me he acostumbrado a sus herramientas de gestión, me resulta cómodo trastear en GoDaddy. Pero en lo que concierne al caso entre manos, creo firmemente que en lugar de gastar dinero en poner a chicas de buen ver en su página principal, mejor deberían invertir en buenos profesionales del marketing y de gestión de relación con sus clientes. Me pongo el gorro hipócrita de la multinacional anglosajona: piensen lo que piensen, es un deber modular el mensaje adecuándolo a lo que quiere oír el cliente. No hacerlo es no ser profesional. ¿Dejaré GoDaddy? Pues fíjense que sí, pero ni de coña hoy, porque el departamento de transferencias de dominios seguro que está colapsado. Cambiaré de proveedor en cuanto entre en vigor SOPA. De hecho, buscaré un proveedor de hosting fuera de EEUU y fuera de España -la LISI tampoco es santo de mi devoción-. ¡Acepto sugerencias!

Consulta pública sobre Cloud Computing de la AEPD… y nuevo artículo en la Contextopedia

Vía Destapa el control me entero de que la Agencia Española de Protección de Datos ha lanzado una consulta pública a la ciudadanía sobre los usos del Cloud Computing o computación en nube.

A medida que avanza la encuesta, la AEPD va mostrando definiciones y explicaciones sobre el contexto, los actores, la legislación, las responsabilidades…

Como la AEPD es de todos (los que pagamos o hemos pagado impuestos en España), me he permitido la libertad de pegar todo ese material en un artículo de mi (bastante abandonada) contextopedia. Aquí está.

¿Para qué ha servido la directiva de retención de datos europea?


Lean para qué ha servido la directiva de retención de datos europea: para que un poli irlandés husmee en las llamadas telefónicas de su pareja. Porque digamos que para detener a terroristas que se creen templarios no ha sido de mucha utilidad.

(Nota: Noruega no está en la Unión Europea, pero sí en el Espacio Económico Europeo, y como miembro de este grupo sí ha tenido que implementar la directiva de marras).

El frikishow de las patentes: Samsung dice que las tablets las inventó Stanley Kubrick en 2001: odisea en el espacio

Cartel de la película 2001: odisea en el espacio
No nos cansamos de escribir de lo absurdo de las patentes, no solo las de software, en general (¡gracias, Pere!): en el litigio de Apple contra Samsung por supuesto plagio de los coreanos con su Galaxy Tab, éstos han presentado como prueba fotogramas de la película de Stanley Kubrick «2001: odisea en el espacio» (filmada en 1968) donde los astronautas utilizan un dispositivo táctil clavadito a los que inundan el mercado hoy (vía El Mundo).

Lo que no entiendo es por qué no utilizan también fotogramas de Star Trek: Voyager, donde todos los miembros de la tripulación van con su tablet en la riñonera y la utilizan constantemente. ¿¿Quizás la productora cree que mejor sería demandar a Amazon por su Kindle, que tiene un aspecto más similar al que idearon ellos hace 20 años??

Es más todavía, los productores de dicha serie televisiva deberían demandarlos a todos: Apple, Samsung, Nokia, Motorola, Microsoft y de paso a la cabra de la legión por haber sido ellos los inventores de la telefonía móvil (todos los personajes llevan un pin en la pechera del uniforme con el cual hacen y reciben llamadas de los otros miembros de la tripulación).

Lo dicho: en torno a ideas absurdas solo surgen situaciones absurdas. El circo de las patentes ya es más frikishow que Eurovisión.

Fin de una era, la democrática: Blair lamenta la introducción de la ley de transparencia informativa «porque dificulta las tareas de gobierno»

A principios de septiembre Tony Blair presentó su autobiografía, «A Journey» (un itinerario/viaje). El libro ha sido diseccionado por la prensa de tal manera que casi ni vale la pena leerlo entero: los trozos interesantes ya los conocemos (¡e incluso han sido frívolamente «twitterizados», reducidos a 818 palabras y escritos como si Blair fuese en realidad Adrian Mole!).

Entre los trozos ampliamente conocidos hay uno que en casa nos ha horrorizado por el cinismo que representa. Es una «quitada de careta total», una patada en el estómago de los principios democráticos dicho así, sin siquiera intentar camuflarlo. Resulta que Blair lamenta solamente dos decisiones en sus 13 años de gobierno, una de ellas la creación de la «freedom of information act», la ley de transparencia informativa, por la siguiente razón: «dificulta las tareas de gobierno».

Esa ley es la joya del movimiento que durante los últimos 5 años se ha venido en llamar «governance» (¿gobernabilidad?), clásico ya en las multinacionales que cotizan en mercados bursátiles estadounidenses (debido a la ley Sarbanes-Oxley), pero en su vertiente ámbito público. Decir que es un impedimento darle acceso libre al ciudadano a la información sobre las decisiones, los gastos, beneficios y consecuencias de las acciones emprendidas por personas que se supone han sido escogidas por el pueblo y actúan en su nombre es una barbaridad, creo que en Atenas se escuchan ruidos extraños y resulta ser Pericles que se retuerce en su viejísima tumba.

Esto es más viejo que los amaneceres. Quien manda tiene la tendencia natural a querer hacer y deshacer a su antojo, sin que nadie se entere o le pueda juzgar. Si no hay manera de controlar al que manda entonces estamos ante un déspota, tirano, que se representa a sí mismo. Solo cuando hay manera de auditar dichas acciones es que al gobernante se le puede hacer responsable de sus acciones cuando de mala fe vayan en contra de los intereses de sus representados.

En fin, triste día para esa cosa inventada por los griegos hace 3.000 años, y para el futuro de las libertades, cuando Tony Blair dejó tan claro que para gobernar lo mejor es hacerlo en condiciones de autocracia y tiranía.

Las economías de escala no fallan: este será el año del RFID

Desde que conozco este tipo de tecnologías (y el primer proyecto relacionado en el que trabajé fue en 2003), los vendedores de soluciones RFID dicen lo mismo: este será el año del RFID. Y sí, poco a poco algunas implementaciones se hacen. Pero generalmente de forma medio escondida, o publicitándolas tras cambiarle el nombre al asunto («pago sin contacto» es un término menos utilizado en las campañas de concienciación pública de los peligros que el RFID entraña para la privacidad), sin que de modo aparente se introduzcan demasiado en nuestro día a día.

Ahora todo va a cambiar.

Si hay una cosa que me sorprendió en China, es la ubicuidad del RFID o «tarjeta sin contacto». Un par de ejemplos:

  • Hoteles de cualquier categoría y número de estrellas han sustituido las llaves metálicas e incluso las tarjetas magnéticas usadas en Europa por tarjetas RFID. Sirven tanto para abrir la puerta como para cerrar el circuito que suministra electricidad a la habitación. ¿Cuántos hoteles debe de haber en China? ¿Cuántas tarjetas se han comercializado? Esto son millones de unidades, una escala que abarata la producción, sin ninguna duda.
  • Las tarjetas de transporte con RFID son imprescindibles en las grandes ciudades. Pude verificarlo en Shanghai, Beijing (Pekín), Hong Kong y Guangzhou (Cantón), que es algo así como decir que el 50% de la población urbana china lleva una en su bolsillo ahora mismo. No solo se usan para pagar en unos sistemas de transporte público intermodales ejemplares, sino como tarjeta monedero en minisúpers (las cadenas que operan en Japón: 7Eleven, Watsons, etc.), para comprar refrescos en máquinas expendedoras en cualquier esquina, etc. Con esto no solo se impone la tarjeta que regala en bandeja de plata la traza de la ubicación de uno mismo en cada momento del día, sino que se dan pasos agigantados para la «abolición del dinero» en pequeñas transacciones (las que todavía no se realizaban con tarjeta de crédito o débito, las únicas que seguían siendo anónimas).

Ahora sí que sí. Hay implementaciones suficientes y a gran escala, hay experiencia suficiente, el perfil del integrador de soluciones RFID «se abarata», así como el precio de los tags RFID y de los lectores, es el caldo de cultivo ideal para que a partir de muy pronto tengamos «RFID hasta en la sopa«. Esto es imparable. Hoy más que nunca se impone exigir una legislación que minimice el impacto a nuestro derecho a la privacidad de este nuevo reguero de datos personales.