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Tutorial: cómo montar un blog de microposts para complementar un blog más «serio» :) y que además publique tus posts en Twitter

(c) Alison Spelman 2009
(c) Alison Spelman 2009

Hace unas semanas escribí un post con algunos consejos de ámbito generalista para aquellas personas que se preocupen, o al menos inquieten, de su dependencia de las redes sociales de uso habitual. Hoy sigo con el tema, asumiendo que ya tenemos un blog en marcha, para tratar una manera de comunicar concreta: el microblogging, cuyo producto más conocido es Twitter.

Supongo que a todos nos pasa. Tenemos ganas de comunicar algo (compartir una foto, un momento, un exabrupto, un link) pero ni tenemos la energía de escribir un post de verdad, ni el tema está totalmente alineado con el contenido habitual de nuestro blog, o quizás se trate de algo fruto de la inmediatez y de naturaleza efímera, con fecha de caducidad inminente. ¿Qué hacer? Es muy fácil dirigirse a Twitter o al muro de Facebook, servicios gratuitos y facilísimos de usar, pero a los que cedes demasiado control si dependes totalmente de ellos para gestionar tus comunicaciones, pero donde tienes a un montón de contactos de los cuales no quieres prescindir.

Tenemos dos problemas aquí.

  1. Podríamos publicar en el blog propio pero no queremos «descafeinarlo» con (digámoslo claramente) «tonterías».
  2. No queremos perder la audiencia que tenemos en Twitter.

Y dos oportunidades si implementamos lo que sugiero más adelante.

  1. Podemos retomar control de nuestros micromensajes publicándolos desde una plataforma propia (es decir, desde un blog autogestionado. Llamémosle el «miniblog»).
  2. Podemos propagar lo que publicamos en este «miniblog» hacia Twitter, siempre incluyendo en el tweet un link hacia el «miniblog». No perdemos la audiencia y, muy importante, habituamos a nuestra audiencia a ver el post completo en el «microblog». Esto es un poquito misión educativa. Con suerte algún día se les ocurrirá comprobar nuestras actualizaciones del «miniblog» a través de RSS, no de Twitter…

Dicho esto, manos a la obra.

Crear un nuevo blog sin tener que crear una nueva base de datos

En mi hosting tengo un límite al número de bases de datos que puedo usar. Por eso no podía simplemente instalar un WordPress nuevo y a correr.

Con WordPress hay varias maneras de tener muchos blogs con solo una base de datos. Una, crear una «red de blogs». Antiguamente esto se hacía con una extensión llamada MU. Desde la versión 3.0, esta funcionalidad está integrada con WordPress, así que no hay que instalar nada, solo configurarlo. En mi caso particular no he podido decantarme por esta opción, porque tiene como prerrequisito que el blog esté instalado en la raíz. Como yo lo tengo en una subcarpeta (http://www.lavigilanta.info/wordpress), puerta cerrada.

La otra opción viable era esta. Creas una carpeta en tu hosting; copias a ella todos los ficheros fuente de la última versión de WordPress. Editas el fichero wp-config.php recién creado de la siguiente manera:

En las siguientes líneas pones lo que pone en el wp-config de tu blog original.

define(‘DB_NAME’, ‘wordpress’); // The name of the database
define(‘DB_USER’, ‘username’); // Your MySQL username
define(‘DB_PASSWORD’, ‘password’); // …and password

¡¡¡Te aseguras que en la siguiente línea pones un prefijo diferente al de tu blog original!!! Si no haces esto bien, te cargas tu blog principal.. Lo diré otra vez. Haz esto bien o borras tu blog principal.

$table_prefix = ‘DosLetrasDiferentesAwpPorFavor_’;

Finalmente llamas al instalador a través del navegador, con la siguiente dirección: http://tuhosting/carpeta-del-microblog/wp-admin/install.php

Ya tienes el blog creado.

Utiliza una plantilla (o tema) muy ligerita, para que postear / contestar sea muy parecido a como se hace en Twitter

Para esto, WordPress tiene un tema genial llamado P2. Instalarlo no podía ser más fácil. En el panel de administrador de tu nuevo blog, vete a «Appearance», clica en Temas, clica en la pestaña Instalar tema. En la caja de búsqueda tecletea P2. De ahí en adelante sigue las instrucciones de pantalla. Es verdaderamente fácil.

Haz que tus posts en el «microblog» se envíen automáticamente a Twitter

Se entiende que tienes una cuenta de Twitter ya creada. Para hacer esta integración solamente hay que instalar un plugin en WordPress, configurarlo con cierta información de tu cuenta de Twitter, hacer un par de ajustes para que sea más fácil de utilizar, y listo. Hay muchos plugins para forzar la publicación en Twitter, yo me he decantado por WP to Twitter heurísticamente (o sea, a ojo): de los plugins que existen para WordPress para esto, es el que tiene la documentación más trabajada y además (rankismo, ya sé…) es el que tiene mejor puntuación de sus usuarios.

En fin, instalarlo es muy fácil: en la consola de administración del blog, te vas a Plugins (el icono del enchufe), clicas en Añadir nuevo, buscas WP to Twitter, y sigues las instrucciones de pantalla. También por el menú plugins lo activamos. Ahora toca configurarlo.

Te vas a Settings > WP to Twitter.

En una sola pantalla se te pregunta todo y se te dan todos los links que necesitarás para recopilar la información que te está pidiendo el plugin para funcionar bien.

Primero lo primero: la información de Twitter. Conceptualmente es así: primero tienes que avisar a Twitter de que tienes una aplicación que quiere interactuar con él, en esta página. Le das nombre, le dices si el acceso será de lectura solo o de lectura escritura (esta última es la buena) y seguidamente Twitter te da una serie de claves y tokens. Las copias todas en el sitio que toca de la configuración del plugin.

Luego viene la configuración básica. Aquí indicas en qué circunstancias quieres que se envíen posts a Twitter, y qué formato han de tener esos tweets. Después de unas cuantas pruebas, lo que mejor funciona para mí es: solamente dejar como marcada la opcion de actualizar cuando se crea un post. También he cambiado el formato de esa opción. Lo he dejado así: #post#… #url# que quiere decir: inserta el contenido del post (todos los caracteres que puedas), después pon puntos suspensivos (porque seguro que me truncas el contenido) y seguidamente incluye el link al post en el «microblog».

Ese link nos lleva al siguiente bloque de configuración del plugin: el acortador de URL’s. Yo uso bit.ly, tengo cuenta ahí; simplemente he seguido las instrucciones de pantalla para averiguar mi API de desarrollador en bit.ly, y la he informado donde corresponda.

Finalmente, he limitado las categorías para cuyos posts quiero que se envíen automáticamente tweets. Creé una categoría llamada «twitter», que además la he marcado como categoría por defecto de todos mis posts en el microblog, y es esta la que selecciono aquí.

Y para publicar con el SmartPhone, ¿qué?

Eso es muy fácil. WordPress ha publicado una app gratuita para iPhone y Android llamada… WordPress. Es cuestión de bajársela de la app store correspondiente. Una vez instalada, solo hay que dar de alta un blog en el que publicar desde el teléfono. Se tiene que seleccionar la opción de Añadir WordPress.org propio, dar la URL, nombre de usuario y contraseña, y darle a Guardar.

(Si nos sale un mensaje de error conectando a través de XML-RPC, en él está la solución. En un navegador, escribid la URL que os dan en el mensaje de error para subsanarla, y en la página que se abre seleccionad que se acepten actualizaciones remotas por ese protocolo)

Esta aplicación es potente y facilísima de usar. Cuando das de alta el blog, puedes elegir enviar en cada post que crees desde el teléfono tus datos de geolocalización. No es algo que a mí me entusiasme, pero entiendo que hay personas que quieren añadir esa información cuando twittean desde la calle y es una funcionalidad que no están dispuestos a perder. Y si lo que quieres es compartir una foto, es igual, o incluso más fácil, que hacer lo mismo con la app de Twitter para SmartPhone. Desde el punto de vista de la usabilidad, o de la vagancia, no hay razón para postear con la app de Twitter en lugar de con la app de WordPress. Es extraordinariamente amigable.

¡Ya está!

Resultado final

Si todo va bien, el resultado ha de ser algo como esto:

Microblog como lo ve tu audiencia
El microblog tal y como lo ven tus lectores
El microblog tal y como lo ves tú
El microblog tal y como lo ves tú. Facilísimo postear directamente desde ahí.

Cosas que le pediría al plugin WP to Twitter

Veo que es posible configurarlo para que utilice las categorías como hashtags de Twitter, es decir, que si un post es de una categoría (máximo hasta 3 categorías) ésta aparezca en el tweet automático como un hashtag.

Puesto que con P2, desde la pantalla inicial (ver captura de pantalla arriba) no es posible indicar la categoría, y también por el uso más informal que damos muchos a los hashtags de Twitter (yo he usado cosas como #nopuedocreerquenolohayaninventado, por ejemplo), lo que me gustaría es poder incluir el tag del post WP como hashtag en su correspondiente tweet.

Conclusión

Un par de horas de trabajo, y qué cosa más potente nos hemos sacado de la chistera. Verdaderamente estamos viviendo una época privilegiada. Jamás ha habido tanto conocimiento, ni tantos recursos a nuestro alcance. Es verdaderamente nuestra responsabilidad saber utilizarlos y utilizarlos bien.

Guante recogido: ¡Adiós Feedburner by Google!

Foto de un guante
Jose sigue con su buen criterio dándonos consejos prácticos para seguir desenchufándonos de servicios centralizados y controladores en pos de una red verdaderamente libre y que haga honor a su nombre. Hoy nos recomienda dejar de usar Feedburner, un servicio Google, para gestionar las suscripciones por correo al blog. ¿La alternativa? Si tu blog, como éste, funciona con WordPress, la alternativa natural es MailPress.

Versvs nos dice cómo hacer una instalación en un entorno multiblog. Yo me limito a explicar cómo hacer el caso sencillo, cuando en la base de datos solamente tengamos un blog. Ahí va: váyanse a plugins, añadir nuevo, en la caja de búsqueda escriban MailPress (sin mayúsculas también funciona), escojan lo primero de la lista (MailPress) y denle a instalar automáticamente.

Una vez instalado, para configurar (a nivel básico, ¿eh?): le tienen que decir…

En General: la cuenta de correo y el nombre bajo el cual se enviarán los mensajes a los suscriptores.
En SMTP: la información del servidor saliente (o sea, el que envía) de la dirección de correo especificada en el paso anterior. Váyanse a la ayuda de su servicio de correo electrónico para obtener estos datos (o sáquenlos de la configuración de cualquier cliente de correo electrónico que estén usando actualmente y que funcione: Thunderbird, Outlook, el cliente de correo en su SmartPhone…)
En Logs: Si quieren guardar traza de la actividad (los mensajes enviados), pongan en Logging Level: mailing log.
En Test: Vale la pena probar que todo esto funcione. Prueben a mandarse una notificación a alguna cuenta de correo a la que tengan acceso.

Finalmente… Tienen que añadir la funcionalidad para que los lectores puedan suscribirse. Esto se hace con un Widget. En la configuración de WordPress, solo hay que ir a la sección de Widgets; escoger la parte de la pantalla donde se quiere colocar esto (en este blog, en la barra lateral derecha) y arrastrar hasta ahí el Widget MailPress que aparece entre las posibles opciones.

¡Ya está!

Les invito a suscribirse a ¿Quién vigila al vigilante? por correo electrónico, con un servicio totalmente distribuido y administrado por la casa. Especialmente invito a los que estaban suscritos a mi FeedBurner; lo desenchufaré antes de que concluya la semana.

¡Un pasito más en mi batalla para liberarme de la adicción a Google!

Cómo dejar de exponerse a las redes sociales sin convertirse en un ermitaño

Fame, serie televisiva de los 80 del siglo XX
De camino al trabajo iba escuchando el podcast de BBC Click y una activista en pro de la privacidad en Internet logró lo que yo creía imposible: ¡irritarme! Ante la pregunta del presentador sobre cómo evitar dejar semejante rastro digital en lugares como Facebook o Twitter, a la muy iluminada no se lo ocurrió otra cosa que afirmar: «se trata de usar menos las redes sociales y aprender a programar». Obvia la reacción del presentador: «pues no sé cuántos de nuestros oyentes estarán dispuestos a ello». Yo hubiese dicho lo mismo.

Esto es una pose, es como ponerse una camiseta del Ché y con ello sentirse progresista. «Aprende a programar». Ya. Se me ocurren mil y una razones por la que la sugerencia, muy romántica, eso sí, resulta totalmente descabellada. No soy de las que piense que aprender a programar sea para mentes especiales, privilegiadas pero sí afirmo que es una tarea ardua y difícil, y también afirmo que si bien es fácil crearte una aplicación, es sumamente difícil hacerla de modo seguro, suficientemente segura como para ponerla «ahí fuera en Internet» y que en 3 patadas no te venga alguien y te la destroce o llene de spam.

No obstante, opino que está al alcance de todo el mundo salirse de las redes sociales habituales (ya saben, tuenti, facebook, etc.) sin convertirse en un ermitaño digital. Cuesta esfuerzo, sí, pero la recompensa está allá. Esto no es exclusivo de nuestra vida digital: En cualquier otro ámbito de nuestras vidas «las cosas bien hechas cuestan». Toma mucho menos esfuerzo alimentarse de comida precocinada y pasar todas las horas fuera de horario laboral tumbada en el sofá viendo la tele que comer equilibrado y llevar una vida activa, pero pocos dudamos de que la recompensa (en mejor calidad de vida) se obtiene, vaya que sí.

Esta es mi receta para las personas sin excesivos conocimientos de tecnología (pero que se manejen bien con un ordenador) para librarse de la tiranía de las redes sociales «fáciles de usar».

Hazte un blog

Se trata de no dejar de transmitir y compartir con tus allegados. Con un blog, puedes escribir comentarios cortitos (como si fueran tweets), puedes publicar fotos, videos, escribir textos un poquito más largos… Una vez creado el blog y con un acceso directo en tu escritorio y las contraseñas salvadas por el navegador, la diferencia en esfuerzo entre bloguear y escribir en tu muro de Facebook radica en que a lo que escribes le tienes que poner título (lo cual a la larga redundará en búsquedas más amigables de las cosas que decías hace unos años…) y a lo sumo tres clickazos más.

Al principio tu blog será aburridillo (cabecera azul, fondo blanco, letras negras…) y poco a poco comenzarás a explorar eso que se llaman «las opciones de administrador». Empezarás a cambiar colores, fuentes de letra, después aprenderás lo que son plantillas, … y si lo tuyo es lo visual, acabarás con un blog de un aspecto hasta profesional.

Sí, vale, pero ¿cómo se enteran mis amigos de lo que he escrito, si ellos solo miran el Facebook? Pues mándales un mail con el link a tu último post con las fotos de las vacaciones. Y si tienes algún amigo que no sepa qué es eso del email, o ni lo mire… pues puedes utilizar temporalmente tu muro de Facebook y publicar los links a tus artículos. Lo mismo aplica para Twitter.

Yo recomiendo crearse el blog en un entorno totalmente gestionado, donde solo «crees» tu blog en un proceso similar al de crearte una cuenta de correo (o una cuenta de Facebook). Si puedes evita Blogger y créate el blog con WordPress.org. Esto por una razón que será aparente más abajo…

Aprende a usar RSS

El RSS es la leche. Cuando se lo explico y enseño a amigos y conocidos, siempre alucinan por lo potente que es. Así por encima podemos decir que es un sistema que te permite suscribirte a contenidos que te interesan. ¿No se entiende nada, verdad? Pues digamos que usando RSS puedes decir qué cosas te interesan leer (por ejemplo: la sección de deportes de El Mundo, el blog de ¿Quién Vigila al Vigilante?, el Twitter de mi amiga Paca…), las puedes agrupar por categorías… ¡y ya está! Cuando abres «tus RSS» lo que ves es un portal de información a la carta: se te muestra única y exclusivamente las cosas que has dicho que te interesan.

RSS no es una aplicación en sí, no os puedo dar una URL de donde «descargar el RSS» o donde abrirla. Pero hay muchas aplicaciones que utilizan RSS y a las que nosotros como usuarios hemos de recurrir. Una aplicación que a mí me gusta para gestionar mis RSS es Google Reader. Aconsejo que la probéis, que probéis a transformar vuestra ronda diaria de leer periódicos en Internet en tener Google Reader abierto y recibir la información en tiempo real. Cuantos más feeds de amigos (el twitter de Paca, el feed de mi blog…) tengáis, pues más se parecerá vuestro RSS a la información que recibís a través de las redes sociales. Solo que libre.

Aprende algo de HTML

El HTML es el «lenguaje» con el que están escritas todas las páginas Web (incluso Facebook). No es un lenguaje de programación, es mucho más sencillo. De hecho, a mí me gusta explicar HTML diciendo que es un sitio donde escribes tus contenidos, tus textos, pones tus fotos… y los elementos del lenguaje no son más que «rotuladores de subrayar». Existe un rotulador que se llama strong y que sirve para que marques las partes de tu texto que quieres que aparezcan en negrita. También hay un rotulador que se llama h1 y que sirve para que marques la parte de tu texto que quieres que sirva como título principal. También hay rotuladores em que sirven para dar énfasis (poniendo en itálica) e incluso rotuladores que te permiten decir qué parte de tu texto es en realidad una foto.

Aprender HTML básico (nada de CSS, nada de XHTML, ¡nada de eso! -si te interesa, hazlo más adelante…-) es facilísimo y no hay excusas tipo «soy de letras». ¡Quien sepa subrayar sus apuntes de fosforito de diferentes colores está dotado de las estructuras mentales requeridas para comprender el HTML!

Consigue la independencia: llévate tu blog a casa

Es posible que estés pensando: ¿de qué me vale usar un blog gestionado por WordPress.org? Esta gente tiene mis datos igual que los tiene Facebook… y me has hecho trabajar en balde. Sí, cierto, pero por algo hay que empezar, y de buenas a primeras no se puede tirar a alguien que no sepa nadar al lado profundo de la piscina.

Ahora de lo que se trata es de aprender de verdad de qué va esto de la Web, y conseguir «empoderarte» de un modo que, honestamente, no conseguirías siguiendo los consejos de la señorita de Click y apuntándote a un curso de programación. Se trata de que te lleves el blog a casa. En otras palabras: que te organices un hosting, que te compres un nombre de dominio (¡tener tu propio espacio en Internet con nombre y apellidos mola!), que aprendas a publicar contenidos en la Web «a lo machote» (aprendiendo a usar programas que te permitan crear en tu PC y luego transferir «al hosting» como es FTP), que aprendas a INSTALARTE Y CONFIGURARTE tú mismo tu propio blog sin echar ni una línea de código, solo copiando, pegando, siguiendo instrucciones… y a partir de ahí, ¡eres el rey!

Porque hay gente con una capacidad profesional de producir software que ha creado sistemas libres, que puedes bajarte e instalarte tú mismo, que reproducen prácticamente toda la funcionalidad de tus redes sociales favoritas. La diferencia es que tú las gestionas, tú las albergas, tú decides a quién le das acceso a tu información y a quién no.

Ejemplos:

  • Para crearte un blog, te descargas e instalas WordPress (igual que el que usabas si has completado mi primera recomendación, pero tuyo).
  • Deja de usar Google Reader (tan abusivo con la información que le proporcionas como Facebook) e instálate un RSS Lounge.
  • Si quieres dejar de regalarle tus fotos a Yahoo! (usando Flickr), te montas un Gallery2.
  • Si quieres tener tu propio Twitter, te montas algo con identi.ca.
  • Si quieres montarte tu comunidad enterita (sitio Web, foros, galerías, chats, lo que se te ocurra…) te montas un Joomla! o un Drupal.
  • … ¡y así muchos más!

Puedes preguntarte: ¿y cuánto tardaré en lograr todo esto? Pues la verdad, bastante. Pero también es cierto que no tienes que llegar hasta el final, y que simplemente trasladando tu medio de comunicación habitual a un blog gestionado por WordPress, en lugar de abrir tu alma al mundo en el portal de Mr Zuckerberg, ya habrás ganado bastante. Tampoco te tienes que agobiar por el tiempo o el esfuerzo requerido. Esto es como perder peso. Y como te podrá decir cualquier persona que haya adelgazado alguna vez en la vida, y como nos decía aquella profa de baile en las sobremesas de sábado en los años ochenta: «la fama cuesta, y aquí es donde vas a empezar a pagar… ¡con sudor!», es decir… lo que algo vale, algo cuesta.