Hoy Google ha hecho algo que definitivamente le hace parecer malo (evil): ha anunciado el Page Speed Service, un servicio (gratuito) que te ayuda, pobre Webmaster, a que tu página Web, que va más lenta que el caballo de los malos, se muestre en el navegador de tus visitantes en un santiamén.
¿Cómo funciona? Fácil. Les das tu información (dominio, DNS, CName y esas cosas «tecchies», básicamente les das toda la información sobre dónde están tus ficheros html y cómo está configurado el nombre de dominio) y cada vez que alguien quiera visitar tu sitio Web, ellos se encargan de: 1. Optimizar tu código HTML patatero para que cumpla estándares (¿los suyos?) y esté optimizado. 2. Envía la página modificada a tu visitante desde la infraestructura de Google. Resultado: la página que se ve no es la tuya – es la de Google.
Quizás este sea el giro de tuerca que, tiempo al tiempo, convierta la Web en GoogleNet al ceder la gente gustosamente sus sitios a Google a cambio de un poquito más de velocidad. Cosa que por otro lado no sería baladí si se acabase eliminando totalmente la neutralidad de la red, cuando el que «tu contenido» vaya a lomos del proveedor «cuyos bits van más rápidos por el cable» marque la diferencia, y no lo que te gastes en hardware y líneas o lo cuidadoso que seas creando código limpio y que funcione bien.
Qué triste será ver una involución a los tiempos de America On Line (AOL), pero a lo bestia: con una única empresa controlando efectivamente el almacenamiento y provisión de los contenidos Web y por lo tanto teniendo capacidad de decidir qué se publica, qué puedes ver en tu navegador, y qué no, independientemente de que seas cliente suyo o no.