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Lo mejor de la muerte de Google Reader: ¡¡¡un «buzzword»!!!

IWC

Esta semana muchos hemos comentado la «muerte» de Google Reader (algo menos el abandono de Google de ciertos estándares libres), y se ha inciado una avalancha de comentarios y evaluaciones sobre gestores alternativos de feeds RSS.

Creo que paso demasiado tiempo con mis compañeros de marketing y business development, porque lo mejor que ha surgido a raíz de todo esto es… un palabrusco huero, un «buzzword»: Indie Web Movement. Me parece un nombre genial. ¿Qué hay detrás de ello?

Hace ya un buen rato que algunos estamos hablando del peligro inherente a darle demasiado poder a ciertos proveedores en Internet. Un buen artículo al respecto es este en la pedia de Versvs sobre recentralización. En esta casa hemos dado explicaciones más pedestres y fragmentadas de lo mismo: Un cielo con miles de nubes, Google y el café, Guante recogido: ¡Adiós Feedburner by Google!, etc. etc.

Todo ello pasa por defender retomar el control a cambio de «un poquito más de trabajo». Hospedar nosotros mismos ciertas aplicaciones de software libre y hacer algo de «bricolaje» de copy & paste para que nos den la funcionalidad que requerimos.

La gran alegría de hoy al leer sobre el Indie Web Movement (movimiento Web independiente-o modernillo o gafapasta-) en un artículo de Wired (sobre alternativas libres para If This Then That) es que eso del bricolaje copy & paste es un nombre mú cutre y nadie se iba a apuntar a hacerlo… ¡pero a la Indie Web Movement es hasta sexy hacerlo! 🙂

DuckDuckGo, en la lista de 50 Websites de Times 2011: el respeto a la privacidad aporta valor empresarial

Buscando DuckDuckGo en el buscador DuckDuckGo
Estoy encantada utilizando el meta/híbrido-buscador DuckDuckGo. Integra resultados propios con los de otros buscadores (Yahoo!), con otras fuentes de datos (Wikipedia, Yelp, The Free Dictionary -éste último es mi favorito-) y hace un cierto análisis semántico. Lo mejor: de nuevo un espacio de trabajo diáfano sin tanta porquería ni publicidad, y una política de privacidad clara que garantiza anonimato de las búsquedas y permite un control fuerte de la configuración del buscador.

Este último motivo ha sido decisivo para la inclusión de DuckDuckGo en la lista de los 50 mejores sitios Web que realiza anualmente la revista Time.

Quizás sí estamos tomando consciencia de que Google no es gratis: lo pagamos con terabytes de información personal.

Asimetría de información en el «mercado» de los datos personales

Naranjas, limas y limones [Fuente: http://vidasana.lapipadelindio.com/belleza/remedio-casero-pieles-grasas]

¡Los limones de Akerlof cabalgan a sus anchas en el «mercado» de los datos personales!

Mediante esta frase afirmo que en la actualidad existe un mercadeo de datos personales, pero no me refiero a ese mercado alegal mediante el cual ciertos proveedores de servicio en Internet / páginas Web / comercios / compañías de marketing compravenden listados con la información personal de cientos de miles de personas para llevar a cabo actividades que van del spam más salvaje a una mucho menos visible minería de datos que permita analizar a profundidad los posibles compradores (segmentación, etc etc.). No. Me refiero a algo más próximo a nosotros, una actividad que realmente es cotidiana para los ciudadanos: el intercambio entre proveedor de servicios (una tienda, un sitio Web, incluso el Estado…) que «adquiere» información nuestra, y nosotros, que «supuestamente» deberíamos obtener algo a cambio de esos datos que le hemos «vendido».

¿Y eso de los limones?

En 2001 el premio Nobel de economía fue otorgado a George Akerman, Michael Spence y el más popular Joseph Stiglitz. Los tres estudiaron los flujos de información en un mercado y determinaron que cuanto más libre era la información (es decir, más sabían comprador y vendedor sobre el objeto de su transacción), más eficiente era el mercado. Es decir, la asimetría de la información es algo a combatir si queremos mercados sanos y que funcionen bien. De modo popular, en el mundillo de los no economistas interesados en economía, a eso le llamamos «el mercado de los limones«, que es la metáfora que utilizó Akerlof para describir el fenómeno. Akerlof decía que existen mercados cuyo funcionamiento es subóptimo, y que uno de los hechos que definían esos mercados era que bien el comprador o el vendedor tenían una situación de ventaja en cuanto a la información de la que disponían. Es decir, no se sabe de antemano si el objeto de la transacción va a ser una naranja (dulce, bueno, positivo) o un limón (agrio, malo, negativo). Un ejemplo de dicho tipo de mercado donde el comprador sabe demasiado poco sería el de vehículos de ocasión (de segunda mano, usados). El comprador no tiene manera de saber si el motor del reluciente coche que compra se va a fundir apenas salga rodando el auto del concesionario. Otro ejemplo de limones, pero al revés, sería el mercado de seguros médicos. El vendedor, es decir, la aseguradora, no tiene manera de saber si ese jovencito de mejillas rosadas en realidad tiene un historial clínico familiar que le va a hacer proclive a necesitar cuidados médicos frecuentes y onerosos a partir de ya. ¿El resultado? Se compran muchos menos vehículos de ocasión de lo que sería lógico, y a un precio menor; las aseguradoras médicas cobran tarifas bastante altas «por si el paciente me sale limón». Todos salimos perjudicados por la situación.

Pues resulta que el mercado al que nos referimos (el mercadeo cotidiano de nuestra información personal cuando cedemos información a terceros -cuando usamos la tarjeta de los puntos del súper, cuando dejamos rastro en forma de historial de búsquedas, historial de navegación mediante cookies, cuando interactuamos con servicios en Internet, cuando participamos en el sorteo de una moto a cambio de rellenar un formulario…- ) es altamente asimétrico. El que recibe los datos sabe perfectamente lo que está «adquiriendo» y sabe qué paga a cambio (por ejemplo, una moto en el caso del sorteo). Pero el ciudadano muchas veces está ciego por partida doble: ni sabe lo que está «cediendo» (pregunten a cualquier lector de La Vanguardia si sabe que sus hábitos de lectura del diario están siendo transmitidos a Facebook y vean la cara de póker que le ponen), ni sabe lo que va a «recibir» a cambio. Normalmente no conocen lo negativo -pasar a formar parte de una base de datos que se puede usar para marketing telefónico directo, por ejemplo- y muchas veces tampoco lo positivo.

Es, como decimos, un mercado altamente asimétrico. Y si no lo fuese podría ser mucho mejor mercado. No solo por ser más «justo» para el ciudadano (dándole más control sobre la información que cede), también por ser más «rico» para el que adquiere los datos. Lean este artículo de KK* (aquí el original en inglés; aquí en español, cortesía del traductor automático Babelfish). En él se narra un probable escenario futuro en que, de modo mensual, los particulares recibimos un «resumen» de toda la información personal que hemos cedido voluntariamente, y un recuento de qué hemos recibido a cambio. La premisa del autor (que suscribo) es que todos ganan. Nosotros, en el ejemplo de KK*, un ordenador nuevo y una suscripción mensual al NYTimes. Los que adquieren nuestros datos, una información limpia, más completa, más pertinente, más procesable, sin sombra de ilegalidad… y una relación de confianza más cementada con nosotros, el cliente, que solo puede redundar en una actividad comercial más ética y provechosa.

¿Qué os parece la idea?

Ping de Apple, el efecto «lock in» y la ley de Metcalfe

Pues acaban de presentar Ping, la «red social musical» de Apple. No tiene ningún tipo de interface de usuario Web y para utilizarla hay que hacerlo por narices a través de la aplicación de iTunes tanto en el PC como en el iPod / iPad / iPhone.

Varios elementos de marketing operan aquí.

Efecto «lock-in» (o no dejarte escapar): ya escuchas la música en un iPod/iPhone, y te sientes cómoda con él, pero quizás si te pasase por delante un dispositivo mejor pues quizás te plantearías cambiarte (Samsung Galaxy S??). Ah, pero si te aficionas a Ping, nada de alternativas, te quedas con Apple sí o sí (y además, los que se prenden por Ping serán en principio los fanáticos de la música que más canciones compren, y si es desde un iPod/iPhone… pues esos 99 centavos de dólar por canción caerán en la cuenta de resultados de iTunes.

Ley de Metcalfe: La utilidad de una red es directamente proporcional al cuadrado de su número de nodos. Vamos, que si todos tus amigos están en Facebook, tú te harás cuenta de Facebook (y por esa regla de tres ya hay 500 millones de usuarios creados en FB). Si todos tus conocidos gurús de la música de los que quieres obtener recomendaciones e ideas están en Ping, pues tú acabarás en esa red (social) y de rebote acabarás comprándote un iPod/iPhone/iPad.

Fuerzas del mercado… fuerzas del marketing… anda que no nos vamos a reir ni nada si dejamos que la red de redes acabe en mano de un puñado de empresas gigantes y el ecosistema de dispositivos móviles reducido a lo que los de la manzana mordida decida ponernos por delante. Para mí la experiencia no ha sido buena…

Bynamite: ¿Qué sabe la Web de mí?

Félix Haro ha escrito una estupenda descripción de Bynamite, una herramienta que se integra en el navegador Web y es capaz de trazar la información que ciertos anunciantes obtienen de nosotros gracias a nuestros hábitos de navegación y de compra. Eso no es todo: la compila, mastica, interpreta y finalmente la traduce en «intereses» que somos capaces de editar.

No digo más – sería repetir lo que ya ha explicado Félix, pero a mí no me saldría tan bien.

100 millones de perfiles de Facebook, disponbiles en Internet

En realidad hay 500 millones de perfiles de Facebook disponibles en Internet (¡el de todos y cada uno de los usuarios de Facebook, claro!), pero no se puede discutir que el titular es llamativo…

Resulta que un experto de seguridad escribió un programita que leía información de Facebook de usuarios que tienen su perfil totalmente abierto y compiló los resultados en un fichero, que puso disponible en Internet (link al torrent) así como en ¡facebook! directamente.

Por supuesto, la información disponible pero que implica un proceso manual para encontrar puede tener efectos nocivos para ti (por ejemplo, si tu jefe encuentra tu perfil de Facebook con el fiestón que te corriste hace dos días cuando llamaste a la oficina y dijiste que estabas enfermo), pero si esta está compilada y puede ser usada de modo automático y sistemático… es otra cosa.

Si eres usuario de Facebook, mira si estás en la lista de los «vulnerables» y cambia tu perfil de seguridad, por favor.

Aunque si te preocupan estas cosas… no uses Facebook, y punto.

Publicidad personalizada en el metro de Tokio

Ya están aquíii… otra de las «profecías» de la película Minority Report que se cumple. En el metro de Tokio están probando un sistema de publicidad que reconoce algunas características de la persona que pasa cerca de cada cartel (sexo, edad…) y en base a eso, personaliza el anuncio que se muestra en él.

Aseguran que esa información no se guarda, sino que se «agrega y anonimiza» para posterior análisis por parte de la empresa que contrata dicho sistema de publicidad interactiva.

Actualización a Ubuntu 9.10 Karmic Koala

Sencillísima me ha resultado la actualización a la última versión de Ubuntu. Para celebrarlo, os dejo con las reflexiones de Pere sobre cómo debería Ubuntu publicitar sus actualizaciones si tiene intención de extenderse a seres humanos de verdad y no solo el subconjunto geek que no puede esperar a tener un juguetito nuevo entre las manos: se tiene que enfocar en las versiones que tendrán soporte durante un largo tiempo (2 años), las LTS.

Nace Connectivity, el primer directorio de teléfonos móviles, en el Reino Unido

Connectivity es una empresa británica que está a punto de sacar unas «páginas amarillas» de teléfonos móviles. 15 millones de números aparecerán en su primera versión. Dicen que esos números los han sacado de las bases de datos comerciales y publicitarias, ya sabéis, las que recogen los detalles personales de todos aquellos que rellenan un papelito con la esperanza de que les toque una Wii o un «perrito piloto de feria».

Ante las críticas, los responsables del nuevo servicio dicen que se podrá pedir la exclusión. Dicen que enviarán 15 millones de SMS y solo pondrán en su sistema los números de las personas que acepten ser incluidos. Yo creo que eso es una medida de relaciones públicas y que en la práctica no lo harán, o lo harán de manera que tengas que hacer un esfuerzo o perder dinero si quieres que te excluyan.

Lo leimos en The Independent.