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Quantified self en manos de tu jefe, no es una buena idea

Ojo, que por aquí nos viene un peligro más que evidente de control del individuo por parte de su empleador, siempre a favor del segundo.

http://www.bloomberg.com/news/articles/2015-08-12/wearable-biosensors-bring-tracking-tech-into-the-workplace

Ojo, yo uso wearables para auto controlar mi estrés y saber retirarme a tiempo de una reunión / conversación que le esté haciendo daño a mi mente y a mi cuerpo. Estoy muy lejos de ser una neo ludita. Pero estas tecnologías en manos de los empleadores son para tratar a los empleados como «recursos humanos» y optimizarlos a corto y tirarlos a la basura cuando se rompan.

Mucho ojo, por tercera vez.

Si estas empresas con información personal fueron vendidas por tanto… ¿cuánto valen tus datos?

Hoy en Twitter me he encontrado con este gráfico: «famous tech acquisitions, cost per user» (compras notorias de empresas de tecnología, coste por usuario)

Aparte de cosas que sucedieron durante el burbujón dot com de principios de siglo (compra de Geocities), este gráfico es interesante.

Si Google pagó 111,11 dólares por cada usuario de Flickr, ¿cuánto dinero espera ganar con las fotos de cada usuario? ¿y por la información contextual sobre el usuario que proporciona cada una de esas fotos?

Da qué pensar.

Hoy es el último día para borrar tu historial de búsquedas Web en Google

Google is evil
Hace unas semanas Google declaró su intención de cruzar todos los datos que tienen sobre ti. Todos. Hasta la fecha tu historial de búsquedas estaba totalmente segregado del resto de productos de la compañía, como YouTube, Gmail, Google Docs, etc. A partir del 1 de marzo de 2012, esta barrera caerá.

Leemos en SlashDot que hoy es el último día en el cual podemos usar la funcionalidad que ofrece el buscador de Google para borrar nuestro historial de búsquedas y deshabilitar la opción de que se guarde dicho historial.

La Electronic Frontier Foundation ha publicado unas instrucciones sencillas sobre cómo hacerlo.

Son verdaderamente fáciles de seguir. Ahí va la versión en español:

  1. Haz login con tu cuenta de Google en cualquiera de sus servicios.
  2. Visita esta dirección: https://www.google.com/history.
  3. Haz click en «Borrar todo el historial Web».

Tomen cinco minutos de su tiempo y háganlo como que ya. Vale la pena.

Se acabó el juego. Facebook va a implementar publicidad como jamás la haya soñado nadie

http://tenacioso.files.wordpress.com/2009/11/facebook-tshirt.jpg
Ayer comenté en mis breves que Facebook está mostrando a sus usuarios un mensaje sobre su fuente de ingresos: la publicidad. ¿Por qué ahora? Pues porque van a salir a bolsa en el 2012, porque tendrán juntas de accionistas ante las cuales defender una cuenta de resultados tangibles, nada que ver con rondas de financiación ni alimentar el «hype». En Facebook se van a poner en esto de la publicidad en serio. Quieren cambiar totalmente cómo funciona ésta en Internet (es bastante poco efectiva, los mercadólogos llevan dos décadas intentando acertar el modelo que funcione) y para ello van a usar a fondo hasta el último dato que tienen sobre ti. Y vaya si saben cosas. No solo las que los usuarios han cedido gustosamente a cambio de unos minutos de entretenimiento y chafardeo. Zuckerberg es astuto, muy astuto, y crea información de cada miguita de rastro digital que dejamos.

Por lo que leemos, ríete del product placement en las películas y series de la tele (esa lata de Coca-Cola en primer plano, ese MacBook, el teléfono Nokia haciendo sonar su melodía sin parar, ese Aston Martin im-prezionante, ese Rolex del espía-protagonista de turno…). Ahora serán elementos del timeline de tus amigos, con su sonriente cara y todo, los que darán contexto a la nueva publicidad en Facebook.

Más información, en BetaBeat (en inglés). Vía un Tweet de Félix Haro.

José Vicente Lucas probablemente tiene tus datos personales. Y nos debe 5 millones de euros

Leemos en El País que un «investigador judicial» llamado José Vicente Lucas lleva años recopilando información personal de residentes en España. Ha amasado un fichero de 36 millones de personas que a su vez vende a terceros. La Agencia Española de Protección de Datos ya le ha puesto multas que suman un total de 5 millones de euros.

Este tipo cobra 250 euros al mes por ordenador con acceso a dicho fichero, o 1.400 € por un acceso tipo «tarifa plana». Y su negocio sigue funcionando a pesar de las sanciones pendientes.

Alucinante.

Asimetría de información en el «mercado» de los datos personales

Naranjas, limas y limones [Fuente: http://vidasana.lapipadelindio.com/belleza/remedio-casero-pieles-grasas]

¡Los limones de Akerlof cabalgan a sus anchas en el «mercado» de los datos personales!

Mediante esta frase afirmo que en la actualidad existe un mercadeo de datos personales, pero no me refiero a ese mercado alegal mediante el cual ciertos proveedores de servicio en Internet / páginas Web / comercios / compañías de marketing compravenden listados con la información personal de cientos de miles de personas para llevar a cabo actividades que van del spam más salvaje a una mucho menos visible minería de datos que permita analizar a profundidad los posibles compradores (segmentación, etc etc.). No. Me refiero a algo más próximo a nosotros, una actividad que realmente es cotidiana para los ciudadanos: el intercambio entre proveedor de servicios (una tienda, un sitio Web, incluso el Estado…) que «adquiere» información nuestra, y nosotros, que «supuestamente» deberíamos obtener algo a cambio de esos datos que le hemos «vendido».

¿Y eso de los limones?

En 2001 el premio Nobel de economía fue otorgado a George Akerman, Michael Spence y el más popular Joseph Stiglitz. Los tres estudiaron los flujos de información en un mercado y determinaron que cuanto más libre era la información (es decir, más sabían comprador y vendedor sobre el objeto de su transacción), más eficiente era el mercado. Es decir, la asimetría de la información es algo a combatir si queremos mercados sanos y que funcionen bien. De modo popular, en el mundillo de los no economistas interesados en economía, a eso le llamamos «el mercado de los limones«, que es la metáfora que utilizó Akerlof para describir el fenómeno. Akerlof decía que existen mercados cuyo funcionamiento es subóptimo, y que uno de los hechos que definían esos mercados era que bien el comprador o el vendedor tenían una situación de ventaja en cuanto a la información de la que disponían. Es decir, no se sabe de antemano si el objeto de la transacción va a ser una naranja (dulce, bueno, positivo) o un limón (agrio, malo, negativo). Un ejemplo de dicho tipo de mercado donde el comprador sabe demasiado poco sería el de vehículos de ocasión (de segunda mano, usados). El comprador no tiene manera de saber si el motor del reluciente coche que compra se va a fundir apenas salga rodando el auto del concesionario. Otro ejemplo de limones, pero al revés, sería el mercado de seguros médicos. El vendedor, es decir, la aseguradora, no tiene manera de saber si ese jovencito de mejillas rosadas en realidad tiene un historial clínico familiar que le va a hacer proclive a necesitar cuidados médicos frecuentes y onerosos a partir de ya. ¿El resultado? Se compran muchos menos vehículos de ocasión de lo que sería lógico, y a un precio menor; las aseguradoras médicas cobran tarifas bastante altas «por si el paciente me sale limón». Todos salimos perjudicados por la situación.

Pues resulta que el mercado al que nos referimos (el mercadeo cotidiano de nuestra información personal cuando cedemos información a terceros -cuando usamos la tarjeta de los puntos del súper, cuando dejamos rastro en forma de historial de búsquedas, historial de navegación mediante cookies, cuando interactuamos con servicios en Internet, cuando participamos en el sorteo de una moto a cambio de rellenar un formulario…- ) es altamente asimétrico. El que recibe los datos sabe perfectamente lo que está «adquiriendo» y sabe qué paga a cambio (por ejemplo, una moto en el caso del sorteo). Pero el ciudadano muchas veces está ciego por partida doble: ni sabe lo que está «cediendo» (pregunten a cualquier lector de La Vanguardia si sabe que sus hábitos de lectura del diario están siendo transmitidos a Facebook y vean la cara de póker que le ponen), ni sabe lo que va a «recibir» a cambio. Normalmente no conocen lo negativo -pasar a formar parte de una base de datos que se puede usar para marketing telefónico directo, por ejemplo- y muchas veces tampoco lo positivo.

Es, como decimos, un mercado altamente asimétrico. Y si no lo fuese podría ser mucho mejor mercado. No solo por ser más «justo» para el ciudadano (dándole más control sobre la información que cede), también por ser más «rico» para el que adquiere los datos. Lean este artículo de KK* (aquí el original en inglés; aquí en español, cortesía del traductor automático Babelfish). En él se narra un probable escenario futuro en que, de modo mensual, los particulares recibimos un «resumen» de toda la información personal que hemos cedido voluntariamente, y un recuento de qué hemos recibido a cambio. La premisa del autor (que suscribo) es que todos ganan. Nosotros, en el ejemplo de KK*, un ordenador nuevo y una suscripción mensual al NYTimes. Los que adquieren nuestros datos, una información limpia, más completa, más pertinente, más procesable, sin sombra de ilegalidad… y una relación de confianza más cementada con nosotros, el cliente, que solo puede redundar en una actividad comercial más ética y provechosa.

¿Qué os parece la idea?

Cómo dejar de exponerse a las redes sociales sin convertirse en un ermitaño

Fame, serie televisiva de los 80 del siglo XX
De camino al trabajo iba escuchando el podcast de BBC Click y una activista en pro de la privacidad en Internet logró lo que yo creía imposible: ¡irritarme! Ante la pregunta del presentador sobre cómo evitar dejar semejante rastro digital en lugares como Facebook o Twitter, a la muy iluminada no se lo ocurrió otra cosa que afirmar: «se trata de usar menos las redes sociales y aprender a programar». Obvia la reacción del presentador: «pues no sé cuántos de nuestros oyentes estarán dispuestos a ello». Yo hubiese dicho lo mismo.

Esto es una pose, es como ponerse una camiseta del Ché y con ello sentirse progresista. «Aprende a programar». Ya. Se me ocurren mil y una razones por la que la sugerencia, muy romántica, eso sí, resulta totalmente descabellada. No soy de las que piense que aprender a programar sea para mentes especiales, privilegiadas pero sí afirmo que es una tarea ardua y difícil, y también afirmo que si bien es fácil crearte una aplicación, es sumamente difícil hacerla de modo seguro, suficientemente segura como para ponerla «ahí fuera en Internet» y que en 3 patadas no te venga alguien y te la destroce o llene de spam.

No obstante, opino que está al alcance de todo el mundo salirse de las redes sociales habituales (ya saben, tuenti, facebook, etc.) sin convertirse en un ermitaño digital. Cuesta esfuerzo, sí, pero la recompensa está allá. Esto no es exclusivo de nuestra vida digital: En cualquier otro ámbito de nuestras vidas «las cosas bien hechas cuestan». Toma mucho menos esfuerzo alimentarse de comida precocinada y pasar todas las horas fuera de horario laboral tumbada en el sofá viendo la tele que comer equilibrado y llevar una vida activa, pero pocos dudamos de que la recompensa (en mejor calidad de vida) se obtiene, vaya que sí.

Esta es mi receta para las personas sin excesivos conocimientos de tecnología (pero que se manejen bien con un ordenador) para librarse de la tiranía de las redes sociales «fáciles de usar».

Hazte un blog

Se trata de no dejar de transmitir y compartir con tus allegados. Con un blog, puedes escribir comentarios cortitos (como si fueran tweets), puedes publicar fotos, videos, escribir textos un poquito más largos… Una vez creado el blog y con un acceso directo en tu escritorio y las contraseñas salvadas por el navegador, la diferencia en esfuerzo entre bloguear y escribir en tu muro de Facebook radica en que a lo que escribes le tienes que poner título (lo cual a la larga redundará en búsquedas más amigables de las cosas que decías hace unos años…) y a lo sumo tres clickazos más.

Al principio tu blog será aburridillo (cabecera azul, fondo blanco, letras negras…) y poco a poco comenzarás a explorar eso que se llaman «las opciones de administrador». Empezarás a cambiar colores, fuentes de letra, después aprenderás lo que son plantillas, … y si lo tuyo es lo visual, acabarás con un blog de un aspecto hasta profesional.

Sí, vale, pero ¿cómo se enteran mis amigos de lo que he escrito, si ellos solo miran el Facebook? Pues mándales un mail con el link a tu último post con las fotos de las vacaciones. Y si tienes algún amigo que no sepa qué es eso del email, o ni lo mire… pues puedes utilizar temporalmente tu muro de Facebook y publicar los links a tus artículos. Lo mismo aplica para Twitter.

Yo recomiendo crearse el blog en un entorno totalmente gestionado, donde solo «crees» tu blog en un proceso similar al de crearte una cuenta de correo (o una cuenta de Facebook). Si puedes evita Blogger y créate el blog con WordPress.org. Esto por una razón que será aparente más abajo…

Aprende a usar RSS

El RSS es la leche. Cuando se lo explico y enseño a amigos y conocidos, siempre alucinan por lo potente que es. Así por encima podemos decir que es un sistema que te permite suscribirte a contenidos que te interesan. ¿No se entiende nada, verdad? Pues digamos que usando RSS puedes decir qué cosas te interesan leer (por ejemplo: la sección de deportes de El Mundo, el blog de ¿Quién Vigila al Vigilante?, el Twitter de mi amiga Paca…), las puedes agrupar por categorías… ¡y ya está! Cuando abres «tus RSS» lo que ves es un portal de información a la carta: se te muestra única y exclusivamente las cosas que has dicho que te interesan.

RSS no es una aplicación en sí, no os puedo dar una URL de donde «descargar el RSS» o donde abrirla. Pero hay muchas aplicaciones que utilizan RSS y a las que nosotros como usuarios hemos de recurrir. Una aplicación que a mí me gusta para gestionar mis RSS es Google Reader. Aconsejo que la probéis, que probéis a transformar vuestra ronda diaria de leer periódicos en Internet en tener Google Reader abierto y recibir la información en tiempo real. Cuantos más feeds de amigos (el twitter de Paca, el feed de mi blog…) tengáis, pues más se parecerá vuestro RSS a la información que recibís a través de las redes sociales. Solo que libre.

Aprende algo de HTML

El HTML es el «lenguaje» con el que están escritas todas las páginas Web (incluso Facebook). No es un lenguaje de programación, es mucho más sencillo. De hecho, a mí me gusta explicar HTML diciendo que es un sitio donde escribes tus contenidos, tus textos, pones tus fotos… y los elementos del lenguaje no son más que «rotuladores de subrayar». Existe un rotulador que se llama strong y que sirve para que marques las partes de tu texto que quieres que aparezcan en negrita. También hay un rotulador que se llama h1 y que sirve para que marques la parte de tu texto que quieres que sirva como título principal. También hay rotuladores em que sirven para dar énfasis (poniendo en itálica) e incluso rotuladores que te permiten decir qué parte de tu texto es en realidad una foto.

Aprender HTML básico (nada de CSS, nada de XHTML, ¡nada de eso! -si te interesa, hazlo más adelante…-) es facilísimo y no hay excusas tipo «soy de letras». ¡Quien sepa subrayar sus apuntes de fosforito de diferentes colores está dotado de las estructuras mentales requeridas para comprender el HTML!

Consigue la independencia: llévate tu blog a casa

Es posible que estés pensando: ¿de qué me vale usar un blog gestionado por WordPress.org? Esta gente tiene mis datos igual que los tiene Facebook… y me has hecho trabajar en balde. Sí, cierto, pero por algo hay que empezar, y de buenas a primeras no se puede tirar a alguien que no sepa nadar al lado profundo de la piscina.

Ahora de lo que se trata es de aprender de verdad de qué va esto de la Web, y conseguir «empoderarte» de un modo que, honestamente, no conseguirías siguiendo los consejos de la señorita de Click y apuntándote a un curso de programación. Se trata de que te lleves el blog a casa. En otras palabras: que te organices un hosting, que te compres un nombre de dominio (¡tener tu propio espacio en Internet con nombre y apellidos mola!), que aprendas a publicar contenidos en la Web «a lo machote» (aprendiendo a usar programas que te permitan crear en tu PC y luego transferir «al hosting» como es FTP), que aprendas a INSTALARTE Y CONFIGURARTE tú mismo tu propio blog sin echar ni una línea de código, solo copiando, pegando, siguiendo instrucciones… y a partir de ahí, ¡eres el rey!

Porque hay gente con una capacidad profesional de producir software que ha creado sistemas libres, que puedes bajarte e instalarte tú mismo, que reproducen prácticamente toda la funcionalidad de tus redes sociales favoritas. La diferencia es que tú las gestionas, tú las albergas, tú decides a quién le das acceso a tu información y a quién no.

Ejemplos:

  • Para crearte un blog, te descargas e instalas WordPress (igual que el que usabas si has completado mi primera recomendación, pero tuyo).
  • Deja de usar Google Reader (tan abusivo con la información que le proporcionas como Facebook) e instálate un RSS Lounge.
  • Si quieres dejar de regalarle tus fotos a Yahoo! (usando Flickr), te montas un Gallery2.
  • Si quieres tener tu propio Twitter, te montas algo con identi.ca.
  • Si quieres montarte tu comunidad enterita (sitio Web, foros, galerías, chats, lo que se te ocurra…) te montas un Joomla! o un Drupal.
  • … ¡y así muchos más!

Puedes preguntarte: ¿y cuánto tardaré en lograr todo esto? Pues la verdad, bastante. Pero también es cierto que no tienes que llegar hasta el final, y que simplemente trasladando tu medio de comunicación habitual a un blog gestionado por WordPress, en lugar de abrir tu alma al mundo en el portal de Mr Zuckerberg, ya habrás ganado bastante. Tampoco te tienes que agobiar por el tiempo o el esfuerzo requerido. Esto es como perder peso. Y como te podrá decir cualquier persona que haya adelgazado alguna vez en la vida, y como nos decía aquella profa de baile en las sobremesas de sábado en los años ochenta: «la fama cuesta, y aquí es donde vas a empezar a pagar… ¡con sudor!», es decir… lo que algo vale, algo cuesta.

A la Apple: Windows Phone 7 envía tus datos de geolocalización a Microsoft

las mascotas de los chocolates M and M
Leo de pasadita en Alt1040 que Windows Phone 7 tiene un «bug» muy interesante. A pesar de que lo puedes configurar para que no guarde y procese tus datos de geolocalización, tanto si dices que sí como si no, esa información se envía a algún servidor en la sede de Microsoft.

Si lo dice bien Jose: guardamos demasiada información personal en nuestros smartphones. Pero hace gracia que estos cacareasen tanto cuando pillaron a Apple haciendo exactamente lo mismo con los usuarios del iPhone, y ahora mira.

Mismos perros con diferentes collares. O, para que ni de casualidad resulte ofensivo el comentario: mismos M&M’s de colores diferentes.

¿Para qué ha servido la directiva de retención de datos europea?


Lean para qué ha servido la directiva de retención de datos europea: para que un poli irlandés husmee en las llamadas telefónicas de su pareja. Porque digamos que para detener a terroristas que se creen templarios no ha sido de mucha utilidad.

(Nota: Noruega no está en la Unión Europea, pero sí en el Espacio Económico Europeo, y como miembro de este grupo sí ha tenido que implementar la directiva de marras).