Archivo de la categoría: México

México: aprobada la Ley de Protección de Datos Personales

A principios de semana la Cámara de Diputados en México aprobó la Ley de Protección de Datos Personales. (fuente: Crónica).

Buena noticia, México era hasta ahora el único país miembro de la OECD, junto con Turquía, en no disponer de legislación relativa a este asunto (a pesar de que su adherencia a la OCDE automáticamente obligaba al país a cumplir con la recomendación de privacidad y tráfico de datos personales).

México: proyecto de carnet de identidad, cuatro mil millones de pesos

El gobierno mexicano ha pedido al congreso la friolera de cuatro mil millones de pesos (222 millones de euros) para la puesta en marcha de su sistema de identificación nacional (el carnet de identidad a la española, alemana o francesa, para entendernos).

Y eso días después de la presentación del tercer informe de gobierno de Felipe Calderón en el cual se comunicó que, para recortar gastos, se eliminarán tres secretarías (o ministerios, como se diría en España), una de ellas la de turismo. A ver. En la empresa privada se está intentando eliminar lo superfluo o lo que puede esperar, y es bueno que las administraciones públicas intenten hacer lo mismo. Este asunto de los programas de identificación sería un ejemplo perfecto. ¿Los recortes en la promoción turística del país? Creo que no.

Curioso el paralelismo con el Reino Unido. Ayer, Gordon Brown dio una conferencia en Liverpool en la cual admitió por primera vez que su gobierno (o el siguiente) va a verse obligado a hacer recortes sociales para enjugar el déficit y tener la oportunidad de salir de la crisis.

En la radio escuché a un sindicalista comentar la noticia. Este señor apoyaba los recortes… pero no en sanidad ni en educación, sino en proyectos que nadie quiere, como… claro que sí, el del carnet de identidad británico.

El libro electrónico: ¿un peligro o una oportunidad para la difusión de la cultura?

Artículo publicado en El Azotador de Xochimilco.

lector de libros electrónicos iLiad Book Edition
lector de libros electrónicos iLiad Book Edition

Como ya hemos hecho notar en esta columna en muchas ocasiones, los avances tecnológicos del momento están haciendo cambiar muchos de nuestros hábitos domésticos y de ocio. Por ejemplo, solamente los lectores que tengan más de 30 años habrán convivido con los discos de vinil, y probablemente todos los que cumplimos ya las tres décadas sufrimos una vergonzosa situación la primera vez que un CD cayó en nuestros: ¡preguntamos “cómo se le da la vuelta”!  De la misma manera, los niños y adolescentes actuales no se les ocurriría ir a una tienda y comprarse un CD con la música de su grupo o cantante favorito. Lo más probable es que alguno de sus amigos le “pase” la canción deseada desde su celular o se la “cargue” en su reproductor MP3. Se comprarán el “CD pirata” si es que les sale barato, pero incluso si eso pasa, “ripearán” las canciones y las moverán a su reproductor MP3 para poder escucharlas en cualquier momento. Si no acaban de entender lo que les estoy explicando, tómenlo como una prueba más de la idea general que queremos ejemplificar: ¡la manera en que la música se vende y se escucha estos días ha cambiado enormemente!

Es por eso que resulta hasta cierto punto extraño que un cambio similar no haya sucedido en el mundo editorial. Desde la perspectiva del lector, podemos decir que hace muchos siglos que nada fundamental ha cambiado: un libro es un objeto con tapas y muchas hojas de papel, donde aparece escrita la obra. En la Edad Media una de las actividades más importantes de los monasterios era la copia de los libros realizada a mano por los monjes.  Desde la invención de la imprenta en 1456, los libros se han publicado en cantidades industriales usando esa herramienta ideada por Johannes Gutenberg que permitió una gran automatización del proceso de producción. En la actualidad los libros son muchísimo más baratos y  por lo tanto  infinitamente más asequibles al público en general que en tiempos pasados, cuando solamente los clérigos y los nobles podían acceder a ellos. Pero en lo que respecta a su uso nada ha cambiado: a diferencia de lo que pasó con los CDs y los discos, que se quedaron obsoletos, un libro sigue siendo un libro, y leemos de la misma manera que los monjes en la edad media.

Esto nos puede extrañar sobre todo si tenemos en cuenta que en los últimos 20 años ha habido cambios radicales en la manera de crear el contenido de los libros. No sé si recordarán la gran polémica del escritor colombiano Gabriel García Márquez a finales de los años 80. En esa época “Gabo”, como se le conoce cariñosamente, cuestionaba que se pudiese crear literatura escribiendo en una computadora. En la actualidad es posible que sigan existiendo personas que prefieren la pluma y el papel, o la casi extinta máquina de escribir, para redactar sus ensayos, artículos o novelas, pero francamente están en abrumadora minoría. Las personas que tienen que escribir por cualquier motivo (diversión, profesión, para completar un trámite) prefieren (preferimos) la comodidad, proporcionada por la computadora, de poder repasar, retocar y corregir nuestros escritos sin tener que volver a copiarlo todo desde el principio, o tener que emborronar nuestros escritos con tachaduras y correcciones. Es decir, podemos afirmar que el contenido de los libros por lo general se crea en un “formato digital”: aunque se impriman, los originales residen en nuestras computadoras.

Así pues, si los libros nacen en “formato digital”, ¿por qué se comercializan en un formato tan tangible como es el libro impreso? ¿Por qué no se pueden descargar los libros de Internet, por qué no se pueden “pasar” de un teléfono móvil a otro, como sucede con la música? La realidad es que los libros digitales ya existen, pero no son de uso generalizado por una razón muy clara: leer en una “compu” no es una actividad agradable. Muchos ávidos lectores son capaces de leer en una sentada una novela especialmente interesante, eso sí, si no es demasiado larga. Si ese mismo lector intentase hacer lo mismo leyendo el documento electrónico que creó el escritor y que hizo a llegar a su editorial para que se usara en la imprenta, es prácticamente seguro que tras 45 minutos de mirar fijamente la pantalla tuviese que parar  con un dolor de cabeza tremendo. La verdad es que hasta hoy no existe nada más agradable a la vista que el papel sin satinar para la lectura prolongada. Esto, y el hecho de que la lectura se ha convertido en un fenómeno eminentemente móvil (mucha gente lee en el transporte público o durante sus viajes de trabajo o de placer), hacen que un libro que quepa en la bolsa sea un objeto a día de hoy insuperable.

Esto podría cambiar en el futuro próximo gracias a los desarrollos tanto en informática móvil como en investigación sobre lo que se está comenzando a conocer como “papel electrónico”. El papel electrónico es en realidad un material plástico, un polímero, que respondiendo a determinados impulsos eléctricos hace que partes de su superficie se oscurezcan, formando, por ejemplo, letras. Sus características de contraste entre la parte clara y la parte oscura resultan ser muy similares a las de la letra impresa en papel mate, lo cual hace que leer durante tiempo prolongado en este nuevo medio sea tan agradable a la vista como la lectura de un libro. Podemos afirmar, pues, que en la actualidad ya disponemos de la tecnología para hacer realidad la transición al “libro electrónico”: somos capaces de producir computadoras del tamaño de un libro y somos capaces de dotarlas de una pantalla que sea tan agradable a la vista para la lectura prolongada como las hojas de un libro. Ahora solo falta la capacidad de producir estos dispositivos a un coste aceptable para la gran mayoría de la población para que su uso se generalice.

En la actualidad se están comercializando los primeros libros electrónicos. Tanto el gigante de la venta de libros por Internet, Amazon, como la empresa japonesa Sony, tienen ya a la venta sendos libros electrónicos. En el caso de Amazon, este dispositivo se llama “Kindle”, puede guardar 200 libros a la vez, dispone de conexión por móvil (cuya factura paga Amazon) para cargarle nuevo material de lectura (libros comprados en su página Web, a un precio de 10 dólares por libro) y su batería proporciona una semana de lectura constante antes de requerir recarga. Su coste es de 360 dólares y se puede comprar solamente en Estados Unidos. El dispositivo de Sony, llamado PRS-505, es muy similar en sus características, aunque requiere de una computadora para poder cargar libros, así como en precio, 300 dólares. Solamente está disponible en Japón, Estados Unidos y muy pronto en el Reino Unido.

Aunque suene muy práctico eso de poder cargar 200 libros en un aparato del tamaño de uno solo, hay que tomar este avance en la difusión de la cultura con un punto de desconfianza, pues el enfoque tomado en lo respectivo a la distribución de contenidos tanto por Sony como por Amazon es uno totalmente comercial y restrictivo: con estos dispositivos, resulta totalmente imposible una práctica tan natural para todos nosotros como es el préstamo de libros. No me refiero a las bibliotecas, sino a la sana costumbre de “pasarse” los libros entre amigos, familiares o compañeros de trabajo o de escuela, tan pronto como los hemos acabado de leer nosotros.  Con estos libros electrónicos de Sony y Amazon solamente la persona que paga por una novela tiene derecho a disponer de ella en su libro electrónico. Y no es un misterio para nuestros estimados lectores que si ya es una lucha en nuestros países animar a nuestros conciudadanos a leer, pues más todavía lo va a ser cuando ni siquiera se pueda realizar a título personal dicha invitación a la lectura prestándole a un amigo un libro de temática que seguramente le va a gustar. No entendemos por qué la industria editorial no concibe una realidad clara como pocas cosas lo son: una persona que no lee jamás comprará un libro. Una persona a la que le gusta leer es posible que compre libros. Pero a nadie le gusta leer “como algo congénito”. El hábito de la lectura es algo que se tiene que adquirir mediante la práctica: leyendo, y para eso las personas desde siempre son introducidas a la lectura, primero en la escuela, y depués sobre todo gracias al préstamo.

Afortunadamente, existen otras empresas y organizaciones que sí ven una ventaja en los libros electrónicos y no ven una desventaja económica en que se fomente el hábito de la lectura. iRex, una sucursal de la compañía holandesa Phillips, comercializa su libro electrónico “iLiad”. Este dispositivo puede conectarse a Internet mediante WiFi (a diferencia de los modelos de Sony y Amazon, que solo permiten la conexión a sus respectivas tiendas online y desde países autorizados), permite cargar y descargar libros en su memoria sin ningún tipo de restricción. Al no ofrecer restricciones en lo que respecta al intercambio de libros, ya hay organizaciones que están desarrollando esquemas para que grupos de personas (clubs, compañeros de proyecto, amigos, familiares, etc.)  sean capaces de compartir su material de lectura (no solamente libros comerciales, también ensayos y documentos de trabajo) mediante la conexión de Internet de la que dispone “iLiad”. Incluso hace las veces de pizarra electrónica, pudiendo dibujar o escribirse en su papel electrónico con un pequeño dispositivo de plástico que hace las veces de bolígrafo, y después grabar estos manuscritos y enviarlos a la computadora a través de Internet. Su coste es superior, 400 dólares, superior a los anteriormente descritos, pero sin duda su falta de limitaciones y su ambivalencia como libreta de notas electrónica bien valen la pena la inversión extra.

Es importante que estemos al día de los desarrollos tecnológicos, de sus usos y de su impacto en aspectos tan importantes para nuestra sociedad como son tanto la difusión de la cultura, como su restricción en nombre de los beneficios económicos de ciertas empresas. Una época de cambios como la que nos ha tocado vivir es una época de oportunidades solamente si estamos atentos, comprendemos dichos cambios y logramos que no salgamos perjudicados debido a ellos.

In an absolut world…

La marca de Vodka Absolut ha bordado su última campaña publicitaria en México. Para ella han utilizado el mapa de la región de antes de 1848, cuando México perdió casi la mitad de su territorio (California, Arizona, Nuevo México, etc…) a manos de Estados Unidos.

La respuesta en EEUU no se ha hecho esperar. Absoluta indignación. Llamadas a boicotear el producto. La campaña ha sido retirada, disculpas emitidas al otro lado de la frontera.

Pero a mí me parece la campaña más efectiva que jamás se haya visto. ¡Seguro que las cifras de ventas lo demostrarán!

El voto electrónico: ¿avance o retroceso para la democracia?

Artículo publicado en la edición del 15 de marzo de 2008 de «El Azotador de Xochimilco».

En la anterior edición de El Azotador les hablamos de la historia de la democracia y de cómo, pese a estar muy lejos de la perfección, no ha habido mejor sistema político hasta el momento, ya que ha sido el único que ha tenido en alguna consideración el bienestar general de la población. Después les explicamos que en la Declaración Universal de los Derechos Humanos se reconoce el derecho de los ciudadanos a participar en su gobierno, ya sea directamente o participando en la elección de los gobernantes, y que en esa elección el voto ha de ser libre y secreto, es decir, cada ciudadano debe poder escoger su opción sin sufrir presiones ni temer represalias.

Explicamos que el método de voto actual se adapta bastante bien a los requerimientos expresados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, al permitir al votante emitir su voto en secreto y a introducir él mismo su voto en la urna. Se garantiza que el recuento en la caseta es correcto gracias a la presencia de observadores externos e interventores de cada uno de los partidos. Se sabe que hay irregularidades en ciertas casetas, pero argumentamos que para tener un efecto en el resultado final, deberían ser tantas esas irregularidades que no podrían pasar inadvertidas. Le dimos cifras al lector para que viera cuántos votos habría que manipular para cambiar siquiera el resultado de una elección en el 1%: si el censo electoral consta de 10 millones de personas, se tendrían que manipular 100.000 votos. Se trata de un sistema de emisión de voto bastante seguro y que permite,  en caso de que sea necesario, comprobar el resultado, ya que mientras no se destruyan las boletas, es factible realizar un recuento de todos los votos en todas las casillas.

Invitamos al lector a comparar esto con un sistema de voto electrónico o por computadora. ¿Cómo se puede garantizar que si un ciudadano escoge la opción A, la máquina no va a registrar la opción B?

Más que hablar de voto electrónico, manejemos el término más amplio de voto multicanal. El único modo de votar en México es acudiendo a una caseta. Eso sería un canal. El segundo canal abierto para los mexicanos residentes en el extranjero es el voto por correo, estrenado para las elecciones presidenciales del 2006. Ese es otro canal. En la actualidad, políticos de todo el mundo están intentando ampliar el número de canales estableciendo nuevos mecanismos de voto. Algunos ejemplos son el voto desde el teléfono celular, las máquinas de votar electrónicas instaladas en las casetas electorales, y el voto por Internet.

Hay que preguntarse por qué, si el sistema actual es sencillo y eficaz, hay necesidad de añadir esos canales nuevos. Nos dan varias razones: para abaratar el proceso electoral. Para que la gente vote más. Para dar la impresión de ser un país moderno que sabe manejar las nuevas tecnologías. Pero sobre todo, dicen que va a servir para evitar fraudes ya que esos nuevos canales limitarán la intervención humana. Veamos qué hay de cierto en esas afirmaciones.

Desde que surgieron con éxito los concursos televisivos que requieren que el espectador “vote” o “nomine” a los participantes del programa, se dice que en el Reino Unido, más gente vota en “Gran Hermano” que en las elecciones nacionales. Dicen que la diferencia es que para participar en las elecciones hay que desplazarse hasta la caseta, mientras que para votar a tu concursante favorito solo tienes que pulsar unas cuantas teclas en tu celular. Argumentar esto es demagógico. En primer lugar, comparar el decidir quién sigue concursando en un programa de la tele (asunto sin ningún tipo de importancia) con el expresar tu derecho a escoger a las personas que van a gobernar tu país es una auténtica frivolidad. En segundo lugar, intentar que se incremente la participación ciudadana en las elecciones haciéndoles más cómodo el ir a votar, es confundir las razones para la abstención. Excepto en casos muy contados, la gente se abstiene porque ha perdido la confianza en los políticos y la ilusión por la democracia o porque no ha comprendido la importancia del asunto, pero no por la incomodidad de acudir a la caseta, sobre todo en países de climas benignos como México o España. Y en tercer lugar, esta afirmación es falsa: en la edición de 2005 de la versión británica de “La Academia” el número de votos emitidos fue de 8.500.000, mientras que en las elecciones generales de ese mismo año los electores que acudieron a votar fueron más de 27 millones.

La razón del coste es totalmente ridícula: la única manera en que se reducirían costes sería si se pudiese evitar ese gran reto logístico que supone montar casetas electorales por todo el país, dejando solamente abiertos los canales que permiten el voto a distancia, es decir, el voto por Internet y por celular. Eso hoy por hoy no es factible, ya que ni en México, ni en ningún país del mundo, se puede garantizar que absolutamente todos los ciudadanos son capaces de manejarse con esos medios telemáticos de manera tan avanzada como para ejercer el voto a través de ellos. Recuerden que el voto ha de ser libre y secreto. Alguien con dificultades para utilizar herramientas tecnológicas dependería de terceras personas que le ayudaran a emitir su voto, y en ese caso no sería secreto, y probablemente tampoco libre: sea por coacción, por gratitud o porque le engañan, ese ciudadano acabaría votando lo que le dijese quien le está ayudando. Y si hay que montar máquinas de voto electrónico en todas las casetas, pues imagínense el gasto. Si hoy en las escuelas solamente hay que sacar las urnas y las cabinas que han guardado polvo durante seis años, esté seguro que la máquina de voto electrónico habrá que comprarla nueva cada vez. Esta es una de las claves de por qué insistir en voto electrónico: para que ciertas empresas se lleven unos jugosos contratos a costa del erario público.

Todavía no hemos enumerado las áreas que más problemas plantea este asunto del voto electrónico, aunque hemos mencionado el primero: el votante no puede estar seguro de que su voto no está siendo manipulado (conscientemente o debido a un “error informático”) por el sistema. Si en las democracias actuales ya hay un alto nivel de apatía entre los votantes y poca confianza en los políticos, imagínense qué pasaría si ni siquiera se pudiese emitir el voto y salir de la caseta con la seguridad de que al menos en esa urna está nuestro voto.  El segundo problema, también muy importante, es que nadie nos puede asegurar que el sistema no está guardando  nuestro nombre (o número de credencial de elector) junto con nuestro voto. Esto acaba con el secreto de voto y cabe recordar que en muchos países que se hacen llamar democracias, como Rusia, han acabado en la cárcel o incluso han llegado a desaparecer personas con  base en su apoyo a partidos de la oposición. En un ambiente de ese estilo, las personas contrarias al partido en el poder no votarían libremente. Y el tercer problema es que si votamos por Internet o por mensaje de celular no queda constancia física del voto emitido. En caso de que se diera un problema con el sistema central de conteo (y no sería la primera vez que pasa en México) sería imposible volver a realizar el recuento. En el mejor de los casos los comicios se deberían repetir, y es un proceso logísticamente complicado y costoso económicamente.

No obstante, el voto electrónico está pisando fuerte en el mundo. Hay lugares donde se llevan varios años utilizando máquinas de voto, como en Estados Unidos. Es precisamente en el vecino país del norte que más se dieron a conocer los problemas de fiabilidad de estos sistemas, al provocar en el año 2000 que ganase George W. Bush las elecciones debido a una “mala calibración” de las máquinas de voto electrónico (o según malas lenguas, una manipulación totalmente intencionada por parte del fabricante) en los colegios electorales de Florida. Brasil va a tener el dudoso honor de ser el primer país del mundo que celebra elecciones 100% electrónicas. Aunque sus sistemas han sido desarrollados íntegramente en Brasil y proporcionan cierta garantía de transparencia, éstos no proporcionan al votante un resguardo del voto emitido, por lo que resultaría imposible realizar un recuento manual en caso de sospecha de manipulación del conteo automatizado. Bélgica y Estonia son otros países donde las pruebas del sistema están muy avanzadas. Y prácticamente todos los países, presionados por las empresas proveedoras, están considerando el tema.

Por supuesto, a excepción quizás de Brasil, cuyos sistemas han sido creados con código abierto y por lo tanto auditables por ciudadanos con conocimientos informáticos avanzados, ningún gobierno se preocupa del recelo que los electores puedan tener hacia un sistema de este estilo. Parecen demasiado emocionados ante un contrato tan jugoso para sus socios tecnológicos, y ante la capacidad de poder modificar a voluntad el voto e incluso poder obtener listados de simpatizantes y detractores de su partido.  Y por supuesto, cuando se ponen a defender las bondades del sistema de voto electrónico, ninguno menciona el derecho a voto libre y secreto que estipula la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El gobierno de Ciudad de México saca a concurso plan para videovigilancia masiva

Leo en El Economista que el gobierno del DF ha publicado un concurso para la dotación de un sistema de videovigilancia que cubra todos los rincones de la enorme capital.

Resumidamente, serán 8.019 videocámaras, con un sistema «inteligente» que permita detectar disparos de arma de fuego, leer matrículas de automóviles, y reconocimiento facial.

Dice Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del DF, que en París tienen un sistema similar. Y todo esto en nombre de la seguridad, claro que sí.

No acaban de aclarar: cuáles son las normas de conducta para el organismo que controlará este sistema de control poblacional (y de la delincuencia también, claro, pero no obviemos el factor de control social). ¿Quién vigila al vigilante?

Robotix: Cursos de robótica para niños en México DF

A veces creo que aunque se abran algunos viveros de innovación en España (http://es.citilab.eu), muchas veces estos no son más que proyectos inmobiliarios con una pátina de modernidad que poco o nada aportan a la innovación con vertiente comercial. En la práctica la gente que tiene ideas también tiene que ganarse las habichuelas la hipoteca y mediante estupideces como la LISI (supuestamente la ley de impulso a la sociedad de la información) se llegan a aberraciones como que si pones publicidad en tu blog, no digamos montar una pequeña tiendecita online que no da ni para pagarte los cafés del año, entonces tienes que darte de alta como autónomo y pagar una cuota mensual francamente fuera del alcance de quien empieza y que ya está cotizando a la seguridad social en su «otro trabajo», el que paga la hipoteca. De ahí al dicho de Unamuno «que inventen ellos» no hay ni medio paso: ellos, en España, no pueden ser más que los que no quieran dejar de vivir en casa de sus padres hasta ?????? y que lo de formar familia, ni hablar del tema.

Por eso me alegro cuando veo buenísimas ideas que además aportan un buen valor al desarrollo de nuestra sociedad y que han podido cristalizar. En esta ocasión quería hablar de Robotix Center de Microbotix, una empresa mexicana que va a hacer más por la promoción de la ciencia y la tecnología que veinte medidas de choque tras el último informe PISA. Se trata de una academia de robótica para niños que aprovecha la vertiente lúdica de estos cacharritos sofisticados para enseñar a los más pequeños los aspectos formales que hay detrás de ellos.

Se trata de clases semanales de 90 minutos y el coste, 100 pesos (6 euros) la hora.

Noticia en El Universal: http://www.eluniversal.com.mx/articulos/44124.html
Robotix Center: http://www.microbotix.com/mxcenter.htm

Off-topic total: portal de gastronomía mexicana


Esto es un off-topic total para mencionar que acaba de nacer una página web dedicada íntegramente a la gastronomía mexicana. Está hecha en Barcelona por lo que tiene un marcado carácter divulgativo. Allá caben desde un glosario de términos a un recetario «redactado de manera inteligible para no mexicanos» (con este comentario me pueden matar mis allegados, pero la verdad es que de adolescente, sin saber nada de México, me leí «como agua para chocolate», y cuando se metían en faena en la cocina no entendía ni jota aunque eso sí, la prosa era bellísima 🙂 Quiero decir, que comprendo que desespere leer una receta cuando no se tiene ni idea de qué es un comal o si se vive con la eterna duda de si un jitomate es lo mismo que un tomate). También hay una guía de restaurantes mexicanos organizados por comunidad autónoma y un foro que en cuanto «coja vidilla» va a ser un repositorio interesantísimo de información, datos, direcciones y links interesantes tanto a restaurantes como a otros tipos de recursos e información relevante al tema.

Y, cabe añadir, está hecho en Joomla!, por lo que estamos hablando de software de código abierto. Si te interesa la gastronomía, te va a interesar el portal.

La dirección es: http://www.cocinamexicana.es

La eñe en Internet: Artículo en El Azotador de Xochimilco

Ahí va el último artículo que he escrito para el periódico quincenal mexicano El Azotador de Xochimilco.

LA EÑE EN INTERNET

El otro día escuché una reflexión interesante durante la conferencia de un periodista especializado en temas de tecnología: si bien hay muchos ingenieros que nunca han leído una obra de Shakespeare y muchos estudiosos de las letras que jamás han utilizado una computadora, es muy triste que, mientras los primeros nunca mencionan ese hecho, ya que lo consideran una carencia cultural, hay demasiados escritores, abogados y literatos que presumen de su ignorancia sobre ciencia y tecnología, sobre su analfabetismo digital, como si eso los hiciera más “cultos” (la verdad es que presumir de falta de conocimientos es simplemente cosa de estúpidos).

Al oír esas palabras no pude dejar de acordarme de la que hasta hace escasos meses fue la ministra de cultura en España, Carmen Calvo. Hace poco más de un año tuvo la brillante idea de comunicar a los medios de comunicación que, aprovechando la concesión del premio Príncipe de Asturias al fundador de Microsoft, Bill Gates, iba a pedirle “que pusiera el dominio de la eñe en Internet”. Cuando oí semejante afirmación no pude sino echarme las manos a la cabeza. Lo primero, porque Internet, que como ya bien saben nuestros lectores es una red de redes de computadoras, no es propiedad de Microsoft, por lo que poco podría hacer Bill Gates al respecto. Y lo segundo, porque “pedir el dominio de la eñe”, dicho así, no tiene ningún sentido. ¿Quería quizás la ministra que se creara www.ñ.com?  (finalmente, Bill Gates ni siquiera se presentó para recoger su premio). Pensé que de nuevo la máxima responsable de la cultura en España demostraba su total desconocimiento sobre el invento más revolucionario en la transmisión de conocimiento y cultura de los últimos siglos, Internet, y que la cosa no pasaría de ser un desafortunado titular en prensa.

Cuál fue mi sorpresa a principios de octubre de este año cuando el gobierno español anunció que a partir de entonces se podía usar la letra eñe en los nombres de dominio de Internet, y que esto iba a ser un hecho determinante para el avance de la Sociedad de la Información para los países de habla hispana. La prensa española se llenó por un día de titulares optimistas, la noticia suponía un gran impulso para la lengua y la cultura española. El director de la Real Academia de la Lengua, Víctor de la Concha, exclamó que “era un gran paso para el español” que nuestra lengua pudiera tener presencia en Internet. Los medios de comunicación mexicanos y argentinos también se hicieron eco de la noticia en términos similares. Seguro que ustedes también han oído hablar del tema.

Pues bien: Decir que el español no estaba en Internet hasta octubre del 2007 es una grandísima tontería. Desde mucho antes existen miles y miles de páginas Web en español, y todas ellas contienen palabras perfectamente escritas, con sus eñes, con sus acentos. Millones de personas leemos las versiones digitales de nuestros periódicos favoritos. En perfecto español se venden todo tipo de artículos por Internet. Cada día nos mandamos correos electrónicos por Internet en nuestro idioma. Quien estas líneas escribe publicó su primera página Web hace más de 12 años, y lo hizo con las eñes, con las diéresis, con los acentos que tocaban en las palabras empleadas.

Esta reforma que nos intentan hacer creer que es tan novedosa, rompedora y sin la cual el español no tiene futuro en la Red, solamente afecta a las direcciones Web (o nombres de dominio). La dirección de una página Web es el nombre que usamos para acceder a una Web determinada. La tan cacareada noticia solamente nos dice que ya se pueden usar caracteres especiales en estas direcciones. Gentileza del gobierno de España.

La verdad es que poco o nada tiene que ver el gobierno de Zapatero en este asunto. Resulta que desde hace ya varios años el organismo supranacional que se encarga de controlar estos nombres de dominios, el único organismo que ejerce un cierto control sobre Internet, el ICANN, está trabajando para garantizar la multiculturalidad y plurilingüismo de un medio como Internet, que nace con una auténtica vocación de universalidad y que no quiere que haya naciones que se queden fuera de ella por problemas de idioma. Como ustedes bien saben, nosotros, como los anglosajones, utilizamos el alfabeto latino, con la diferencia de que además contamos con un pequeño número de letras “especiales” (como son la ya famosa eñe y las vocales acentuadas o con diéresis). Pero hay muchísimos idiomas que no se escriben con nuestro alfabeto. Los rusos utilizan el alfabeto cirílico, que como el nuestro, también deriva del griego. Los griegos, como pueden imaginar, utilizan el suyo propio. Los árabes usan un espléndido y artístico alfabeto, que aunque se parezca, nada tiene que ver con el persa. En India utilizan hasta ¡¡diecisiete!! alfabetos diferentes para los más de 100 idiomas que se hablan en dicho país. Y los chinos en realidad hablan multitud de idiomas incomprensibles entre sí cuyo único nexo común es la escritura, no basada en un alfabeto, ya que cada palabra se representa por un pictograma (dibujo) diferente. Pues bien, en el 2004 el ICANN se puso manos a la obra en una reforma a la manera en que se asignan y se registran los nombres de domino (direcciones Web) para poder utilizar letras correspondientes a muchos de los alfabetos utilizados en el mundo. Incluir la eñe y nuestros acentos fue resultado de esta reforma. El esfuerzo, pues, lo realizaron científicos y técnicos de la comunidad internacional, no un grupo de políticos.

Además, el gobierno español tampoco fue el primero en poner en la práctica esta nueva posibilidad de uso de la eñe. Fue el gobierno chileno quien, en 2005, puso a la disposición del público los dominios con caracteres especiales. Y ya para rematarlo, poner a tu página Web un nombre con eñe es condenarla a que solamente la puedan conocer personas que disponen de una computadora con la letra eñe en el teclado. Recuerden que nadie en EU, en Inglaterra, Francia, Alemania, China, Brasil, etc. dispone de esa letra en su computadora. Y además, les digo que este asunto de la eñe no acaba de funcionar bien. Intenten acceder a www.españa.es. Aunque la página existe, yo todavía no he podido verla. La belleza de Internet, lo hemos dicho muchas veces en el Azotador, es que permite que la información fluya a todos los rincones del planeta. Les sorprendería conocer, por ejemplo, el origen de las visitas a la Web de El Azotador. La gran mayoría son habitantes del Valle de México, pero también hay muchas personas de otros lugares, incluso países, que buscando información sobre Xochimilco han leído hasta estas páginas. ¿Tendría algún sentido negarles el acceso solo por poner una eñe en la dirección Web?

Lo triste del caso es que muchas personas de verdad se han creído que esto de la eñe es un asunto crucial para el desarrollo de la Sociedad de la Información. Podían haberse gastado el dinero de la campaña mediática de la eñe en apoyar los programas de alfabetización digital. Pero en España ya se ha entrado en la precampaña electoral y se prefieren los golpes de efecto electoralistas.

México: basta de llamadas de telemarketing! El 1 de diciembre apúntate a la lista robinson

Leemos en Alt1040 que el 1 de noviembre entran en funcionamiento las listas robinson para que los clientes de instituciones bancarias dejen de sufrir el azote del telemarketing. ¿Tiene plan de pensiones? ¿Quiere un seguro de vida quizás?

Para ello quien quiera vivir en paz tiene que registrarse en la página Web de la Condusef (Comisión Nacional para la protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros).

En muchas ocasiones, privacidad y tranquilidad van de la mano.