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La efímera vida de la libertad de expresión en Internet, parte 2

safesearch
Si hace unas semanas me escandalizaba de lo fácil que es quitarle la posibilidad de editar la Wikipedia a un país entero, ahora me hago eco de lo fácil que lo tiene Google para limitar los resultados de las búsquedas que proporciona.

Acabo de toparme con SafeSearch, una opción de tu perfil de Google que te bloquea resultados con contenido sexual explícito para tus búsquedas.

Como nos decía hace unos días Versvs, tristemente lo que no aparece en Google no está en la red, porque la gente ya no escribe URLs en la barra de direcciones. Si quiere ver la página de la RENFE, solamente abre el Google, busca ese término y clica en el resultado mejor posicionado.

Así que lo tienen sencillísimo. De la misma manera que pueden bloquear resultados etiquetados con piiiip kaaak y otras cosas que distorsionamos para no herir susceptibilidades, ¡qué tremendamente fácil sería evitar resultados para términos como crack económico, cumbre de Seattle, pucherazo en las elecciones, y un largo etcétera!

El gobierno alemán recomienda no usar Chrome y lo ponen en la edición de las noticias más vista

Leo en Kriptópolis que la Oficina Federal para la Seguridad de la Información en Alemania recomienda a la ciudadanía no usar Google Chrome como navegador habitual. Dicha oficina gubernamental critica que se lance una beta, es decir, una versión no acabada de depurar, para el púbico en general (que no sabe lo que es una beta y por lo tanto espera un producto que funcione bien) por los riesgos de seguridad que podrían darse para el usuario confiado por el buen nombre de Google.

Además, dijeron que resulta arriesgado que todos los datos del usuario resulten acaparados por una sola empresa, a través del buscador, el correo y ahora el navegador.

En Kriptópolis han incluido el video de la noticia en la TV alemana.

Aprovecho para enlazar la crítica a Chrome que David de Ugarte publicó en su blog. Para mí, lectura obligatoria.

OpenGoo: Un cielo con miles de nubes

 

Miles de nubes para cloud computing
Miles de nubes para cloud computing

Ayer estuve probando OpenGoo, la plataforma de software libre de ofimática on-line (estilo Google Docs) que ayer tanto se comentó en la blogosfera. Vale la pena leer la reseña de Versvs para saber responder la siguiente pregunta: Si ya existe GoogleDocs, ¿para qué sirve OpenGoo?

 

Internet nació libre y distribuida por naturaleza. En la actualidad estos dos atributos están en peligro (o incluso en entredicho, lo cual es peor: la gente ha perdido la noción de por qué la libertad es buena). Por lo de libre, tenemos todo lo que la Unión Europea está intentando legislar a través de sus enmiendas-torpedo. Por lo de distribuida, tenemos al gigante Google, que lo está intentando acaparar todo: el buscador por supuesto, pero además proporcionan las aplicaciones online (la famosa nube): Gmail, Blogger, Google Reader… también intentan poner un pie en el mercado de la banda ancha en sí (la WiFi de San Francisco, los supuestos centros de datos subterráneos por todas partes), como espectacular tenemos noticia del satélite de Google para sus fotos de Google Maps y Google Earth, y finalmente, quien no haya leido sobre su nuevo navegador Google Chrome es que no ha estado en este planeta desde hace 15 días. Conclusión: todos estamos entusiasmados con los servicios gratuitos de Google y los usamos más y más… dándoles tanto control de nuestra actividad online, dándoles tanto poder en todos los mercados involucrados que un día de estos le cambiarán el nombre a Internet, la renombrarán GoogleNet. Y entonces, ¡adiós a la naturaleza distribuida! Google balanceará la carga de sus servidores siguiendo el famoso paradigma «cloud computing» (informática en la nube), y eso es una cierta distribución, pero para lo que importa, nuestra percepción, Internet será una cosa controlada centralmente, será Google simplemente. Si no lo paramos, claro.

De ahí viene mi sueño. Tengo un sueño, como Martin Luther King. Mi sueño es un cielo, Internet, sin un enorme nubarrón gris amenazante sobre nuestras cabezas. Mi sueño es un cielo con miles, millones de nubecitas blancas, como de algodón. Donde cada cual obtenga su «cloud computing», sus aplicaciones online, de una de estas nubecitas: la que más confianza le dé, la que mejor servicio le dé… y que una vez decidas saltar a la nubecita de al lado, ¡que haya nubecita donde saltar! Aplicaciones online sí. Son tan cómodas y prácticas que (a menos que haya un desastre y la conectividad se reduzca drásticamente) no hay vuelta atrás una vez te liberas de las limitaciones de tener tus cosas en un disco duro y tener que preocuparte de hacer que estén disponibles (por ejemplo cargando con tu portátil) cada vez que viajas. Pero ¿vale la pena prostituir el espíritu de Internet solo por tu comodidad? No hay respuesta fácil, y lo bueno es que gracias a iniciativas como OpenGoo NO HAY QUE ELEGIR. OpenGoo nos permite tener miles, millones de nubecitas, con las aplicaciones online dispuestas a ser usadas. Lejos de las garras de Google.

Lo dicho: ayer instalé OpenGoo en lavigi. Mi nubecita blanca es cada vez más potente. Y mediante este post invito a quien quiera probar esta plataforma de ofimática online a que se ponga en contacto conmigo para que le cree una cuenta en mi OpenGoo. Os invito a utilizar mi nubecita en Internet.

Google: aprendices de Scott McNealy

La privacidad no existe (¡así que deja de denunciarnos!), es lo que acaba de esgrimir Google en un juicio en su contra por supuesta intromisión a la intimidad de un matrimonio de Pittsburgh, EEUU, debido a que en su servicio StreetView se puede ver la puerta de su casa.

Ya están los abogados de Google como Scott McNealy, el que siendo CEO de Sun lanzó esa falacia por primera vez: la privacidad no existe, ¡supera el trauma y sigue viviendo!

Que no nos pillen con esa cantinela. Tus datos son tuyos, tu intimidad es tuya, y tienes derecho a ella. Google hace mucho dinero con los datos de tus búsquedas, por sus servicios de mapas, por la foto de tu casa en StreetView. Ellos hacen dinero con tus datos personales, con la foto de tu casa, metiéndose en tu cocina… ¡Desde luego no tenemos por qué prescindir de nuestros derechos, uno de ellos la privacidad, solamente para que Google haga dinero!

La noticia, en El Mundo.

Miles de empleados de Google afectados por un robo de datos personales

Leemos en CNet News que una empresa de outsourcing, Colt Express Outsourcing Services, ha sufrido un robo de datos personales de sus clientes corporativos. Estos clientes, entre los que se encuentra Google, subcontrataban a Colt los servicios de Recursos Humanos.

Parece  ser que todos los empleados de Google cuya antigüedad en la empresa se remonta a antes del 2006 están afectados. Los datos son los habituales: nombre, dirección, número de seguridad social. Suficiente como para poder ser afectados por casos de robo de identidad, y desde luego con todos los números para entrar en todas las listas de spam y publicidad no deseada. Pobres tipos.

La cosa es triste, porque Google ya había rescindido el contrato de servicios con esa entidad. El problema es que no se aseguró de que todos los datos acumulados por Colt durante sus años de servicio hubiesen sido eliminados en el momento en que se acabó la relación entre ambas empresas. ¿O estaban esos datos sujetos a algún tipo de retención de datos por requerimiento legal? En las fuentes consultadas no se informa de ello.

Bueno, todos podemos aprender lecciones de este desagradable incidente: en todas partes cuecen habas, incluso en la empresa pionera en tratamiento de información, Google.

La vigilanta, bien vigilada

El viernes 25 de abril fui a Carrefour a comprar la Wii Fit, ¡está claro que no podía dejar pasar la oportunidad de tenerla desde el día de su lanzamiento! y aproveché el viaje para comprar una jarra filtradora de agua Brita, para intentar hacer algo más soportable el sabor y el hedor de esa cosa incolora y escasa que sale de los grifos en Barcelona.

No tengo tarjeta de los puntos (es algo que cualquier Vigilante debería evitar) pero pagué con tarjeta de crédito.

Y cuál es mi sorpresa al observar con más detalle la página Web que mencioné en el post anterior, en particular la parte derecha donde aparecen los anuncios supuestamente contextuales de Google.

¡Aparece un anuncio de las jarras Brita de marras!

Anuncio AdWords de Brita

Estoy loguineada en Gmail, sé que los anuncios no solamente son contextuales sino que seguramente tendrán en cuenta mi historial de búsquedas de Google y los correos enviados y recibidos, pero soy plenamente consciente de no haber realizado ninguna búsqueda sobre Brita, ya que fue una compra impulsiva, ¡sin planificar!

No me lo explico. ¿¿Google AdSense lee la mente del internauta, u obtiene información de VISA sobre las compras recientemente realizadas por sus clientes??

Google y el café

El café es una droga, pero se puede dejar. Al principio parece una montaña, pero pasito a pasito se escala. Yo lo sé bien. De ser una típica estudiante que se metía un mínimo de cinco cafés solos entre pecho y espalda antes del anochecer, pasé a ser una profesional… igual de «enganchada». Hasta que un día de otoño del 2000 una persona muy querida me hizo reflexionar. Un precioso domingo soleado echado a perder por mi tremendo mal humor y dolor de cabeza cuyo origen correctamente tracé hasta aquel café que no me tomé en ayunas me lo acabó de confirmar. Yo soy muy bestia, y lo dejé de golpe. Seis meses sin ver una gota del que para mí es el verdadero «oro negro». En la actualidad soy «bebedora social de café»: nunca excedo las dos dosis, generalmente es una, muchas veces ninguna. Y de vez en cuando hago como esta semana, una pequeña «desintoxicación», que me tomo con alegría porque me sirve para confirmar que estoy «desenganchada», que ya no tengo adicción. Ni mal humor, ni dolor de cabeza ni ansiedad. Esta ausencia de síntomas me demuestra que no solo son palabras, que tomo café porque me gusta, no porque lo necesite.

En las últimas semanas estamos leyendo en unos cuantos blogs la intención de quitarse de encima otra adicción: los productos de Google. Son buenos, son bonitos y extremadamente baratos: en términos monetarios, coste cero. Estamos acostumbrados a ellos y su utilización (especialmente la del buscador) es prácticamente un automatismo. En nuestra cabeza si pensamos en buscar, pensamos en Google. De la misma manera que si pienso en ir a la oficina, pienso en el café de primera hora con los amiguetes.

Pues que sepamos que Google no sale gratis. Ni remotamente. Internet ha sido la herramienta que ha logrado revolucionar la transmisión de la información, que ha logrado que muchas voces que en los medios tradicionales no tendrían ni una oportunidad se escuchen. Y la razón de que esto haya sido así es porque los poderosos, los que mandan, no han podido controlar la red precisamente por su naturaleza distribuida, porque cualquier ordenador se puede convertir en un nudo de la red, tan importante como cualquier otro, donde voces alternativas se pueden hacer escuchar.

Pues Google pone todo eso en peligro, porque tiene demasiado poder. Porque su misión es «organizar la información del mundo», y se lo están tomando muy en serio. Porque a base de comprar empresas y usar su peso de gigante está arrasando en todos los mercados de Internet: publicidad, correo electrónico, buscadores, métricas de accesos, lectores de feeds RSS, publicación de blogs, y ya el colmo, incluso se va a quedar a través de Google Apps con las pequeñas aplicacioncitas Web con las que se ganan la vida infinidad de profesionales de la informática. Y ojo, que no es estar en contra del progreso, si sacan productos buenísimos, ¡genial! Pero con semejante dominio en Internet, si la mayoría de los contenidos de Internet están en los servidores de Google, pues le damos a Google la llave para que decida qué aparece en Internet y qué no -hasta ahora tenía la llave de qué cosas aparecen como resultados de sus búsquedas y qué no, pero ahora el matiz es diferente-. Otros lo explican mucho mejor que yo. Versvs, por ejemplo. Otras personas explican sus razones para dejar de usar productos de Google, como Juan Lupión. Otras personas como De Ugarte van un paso más allá y nos regala las alternativas libres a productos de Google (y otros) y las recetas para cocinarlas.

Yo simplemente me dedico a dar ánimos a los que estén en esto de independizarse de Google. Es como el café. Es genial dejar de tomarlo como rutina y disfrutar de una buena taza cuando la ocasión lo amerite. Es bueno quitarse automatismos, ser más rico en experiencia y conocimiento y utilizar otros productos, y para aquello que de verdad te valga la pena, hacer un guguelazo. Y yo sé muy bien que aunque cueste un poquito dejarlo, vale la pena.

Mi lista de usos de (ex)productos Google:

  • Google Clusty (excepto para buscar imágenes)
  • Blogger WordPress en hosting
  • Cuenta de Google OpenID
  • Google AdWords (sustituido por nada, no funciona para mí)
  • Google Analytics SiteMeter
  • Google Reader
  • Google Mail

(¡Veo que me quedan los dos más difíciles!)

Jefe de seguridad de Google: «Los datos personales son necesarios para el buscador»

En la revista Público hicieron una entrevista a Moti Young, jefe de Seguridad de Google (¡Gracias por la referencia, Artesano!)

Una perla:

En España, hay polémica con la política de privacidad de Google. ¿De verdad es necesario guardar tantos datos del usuario?

Primero, algunos datos como la dirección IP son necesarios por seguridad, para evitar un ataque al sistema, por ejemplo. Además, los necesitamos para un buen resultado de búsqueda. Hay una tendencia hacia el anonimato pero saber qué se busca permite mejorar el buscador. Pero a nadie le interesa la información concreta de un individuo. Este no es un problema matemático puro. Hay razones de usabilidad, obligaciones legales… por eso es que me vine a trabajar aquí.

Mi comentario sobre el texto marcado en rojo:

No es el anonimato, estimado señor. A mí me parece muy bien que en el momento de procesar mi búsqueda se conozca puntualmente mi dirección IP, ni me parece mal que ésta se guarde para producir estadísticas «anonimizadas» del estilo «visitas totales en esta franja horaria o desde este país» . ¡No estamos abogando por la cancelación de los ficheros de log producidos por cualquier servidor Web! Es la privacidad, estúpido (*). Lo que no es de recibo es que Google cree un registro que me identifica unívocamente a mí para compilar el historial de mis búsquedas. Eso es lo que no quiero. Y si debido a ello no mejoras tu buscador, pues me da igual, porque está claro que esas mejoras que usan «profiling» no son las mejoras que yo espero de un buscador… de hecho es por eso que ya cada vez uso menos Google y cada vez más Clusty.

(*) Yo estoy segura de que este señor no es estúpido, ni mucho menos, es probablemente una de las mentes más privilegiadas de Estados Unidos. Solamente estaba imitando el lema de la campaña electoral de Bill Clinton con la que dio en el clavo y consiguió alcanzar la presidencia de su país: «It’s the economy, stupid!»