A través de El Navegante me entero de la existencia de los poken, la última idea ultracool para la generación Facebook. Antes de explicar qué son los Poken y por qué nos han llamado la atención, déjenme explayarme un poquito sobre este último nuevo término periodístico. El Facebook, en mi experiencia, lo tiene to’quisqui de 0 a 50 años para ver las fotos de las vacaciones de sus amigos, porque aquellas largas e interesantísimas quedadas «para ver las fotos» han desaparecido (¡menos mal!), así que esa generación Facebook va a ser la más grande de la historia, ¿no?
En los entornos que tienen que preocuparse, por ley y por supervivencia, de la seguridad y privacidad de datos, se están prohibiendo las llaves USB y demás dispositivos portátiles de almacenamiento de datos. ¿Por qué? Pues porque se nos hace muy fácil meterles datos, pero más fácil todavía es perderlos. Lean la prensa británica cualquier día y es prácticamente seguro que se van a encontrar un escándalo de pérdida de datos. Rara vez dicho escándalo es por debilidad de un sistema y consecuente acceso no autorizado a él. Prácticamente siempre el escándalo es debido a la pérdida de un dispositivo de almacenamiento de datos, ya sea un CD o DVD con los datos de todos los contribuyentes, un disco duro portátil con los datos de los clientes de una importante tarjeta de crédito, una llave USB con los datos de los presidiarios de una región concreta, la BlackBerry de un espía del MI5 o un portátil del ministerio de defensa, etcétera.
Pues bien, ahora unos cuantos «iluminados» deciden inventar los Poken, unos cacharros con forma de animalito que permiten intercambiar los datos de contacto en varias redes sociales (Facebook, MySpace, etc. etc.) con solo poner en contacto las manitas de los respectivos Poken (entendemos que mediante una conexión Bluetooth). Estos bichos pueden guardar hasta 64 perfiles de amigos, además del propio. Se descargan al ordenador a través del puerto USB, y de ahí los detalles van a las redes sociales en las cuales se encuentran nuestros nuevos amigos.
Dos cosas: en primer lugar, la ley de Metcalfe dictará si esta cosa es un éxito o bien si resulta más inútil que un video Beta en 2008. En segundo lugar, por muy mono que sea el bichito, no deja de ser un dispositivo USB, tan pequeño y perdible como cualquier otro. No me parece buena idea llevar datos personales de este modo (y los de contacto en Facebook lo son), pero todavía me parece peor la posibilidad de que alguien se haga pasar por mí y se ponga a crearme amigos «de dudosa reputación» (no van a ser pederastas, descuiden: serán cuentas comerciales encargadas de bombardear con publicidad no deseada) en mis perfiles personales.
Si la gente piensa, el Poken durará más bien poko.