El otro día leyendo la revista MIT Technology Review me encontré con esta perla de artículo: TR10: Reality Mining. El título es muy sugestivo: da a entender que a base de explotación de datos (o data mining) se puede inferir la realidad.
Copio y pego (en inglés), luego traduzco:
«Some people are nervous about trailing digital bread crumbs behind them. Sandy Pentland, however, revels in it. In fact, the MIT professor of media arts and sciences would like to see phones collect even more information about their users, recording everything from their physical activity to their conversational cadences. With the aid of some algorithms, he posits, that information could help us identify things to do or new people to meet. It could also make devices easier to use–for instance, by automatically determining security settings. More significant, cell-phone data could shed light on workplace dynamics and on the well-being of communities. It could even help project the course of disease outbreaks and provide clues about individuals’ health. Pentland, who has been sifting data gleaned from mobile devices for a decade, calls the practice «reality mining.»
«Hay gente que se pone nerviosa por dejar un reguero de migajas digitales tras ellos. Sandy Pentland, no obstante, se regocija con esto. De hecho, a este profesor del MIT de artes en los medios y ciencias le encantaría que se recogieran todavía más datos sobre sus usuarios, registrando todo, desde su actividad física a sus cadencias de conversación. Con la ayuda de ciertos algoritmos, afirma, esa información nos ayudaría a identificar cosas que hacer o personas a las que conocer. También podría hacer que los dispositivos fuesen más sencillos de utilizar, por ejemplo, podrían determinar automáticamente los parámetros de seguridad. Más importante, la información que proviene de teléfonos móviles podría aclararnos bastantes dudas sobre dinámicas en el lugar de trabajo y en la salud de las comunidades. Incluso podría ayudar a proyectar el progreso de la propagación de enfermedades y proporcionar pistas sobre la salud de personas concretas. Pentland, que lleva una década filtrando datos recogidos de teléfonos móviles, llama a estas prácticas «explotación de datos de la realidad».
A esto, señor Pentland, le llamo yo «mi peor pesadilla«.
Y lo malo es que está en marcha. En el reciente World Mobile Congress (3GSM para los amigos), tuve la oportunidad de darme una vuelta por el stand de NTT DoCoMo (la Telefónica japonesa), y allá me topé con un modelo de móvil que servía para ir al gimnasio, porque disponía de unos sensores que recogían ciertos parámetros vitales de su propietario: ritmo cardiaco, podómetro, etc.
Como no encuentro mi foto de dicho teléfono junto a una cinta de correr, aquí os dejo un link a un artículo de un foro de «fitness» australiano sobre un dispositivo similar desarrollado por Samsung, el miCoach.