A finales de febrero tuvo cierta repercusión en prensa una noticia sobre una multa impuesta a una pequeña empresa de marketing por enviar un mensaje de correo electrónico a unas 40 personas sin ocultar sus respectivas direcciones de correo electrónico, que quedaban a la vista de los otros destinatarios del mensaje. Cubrimos esta nota en La Vigi y también hicimos seguimiento del tema en otros medios. En general la gente pensaba que la sentencia era exagerada y que no veía el problema en esa práctica.
Bueno, pues aquí tenemos un ejemplo real de cómo esa práctica podría reportar problemas a los expuestos destinatarios.
El 9 de marzo del 2007 desde la editorial «Ellas Editorial» se envía un mail masivo a cientos de destinatarios con sus direcciones de correo (y en algún caso los nombres) visibles para informar de su reactivación y publicación de su nuevo sitio Web. El detalle es que «Ellas Editorial» es una pequeña editorial que se dedica exclusivamente a temática lésbica.
En este país disfrutamos del enorme privilegio de tener unas leyes que equiparan al 100% los derechos de las personas independientemente de su opción sexual, pero la ley va un pasito por delante de la sociedad y por desgracia todavía muchas personas tienen que desempeñar sus quehaceres diarios en entornos reaccionarios en los que su inclinación sexual podría resultar un impedimento: presión psicológica, acoso, aislamiento y despido serían consecuencias prácticas obvias en según qué entornos. Es por eso que existen lo que en la jerga se conocen como «armarios», es decir, que hay personas que no quieren o no pueden desvelar su orientación sexual por miedo a las consecuencias.
Bueno, pues ese detalle de no ocultar las direcciones de correo, en la práctica ha significado que estos emprendedores empresariales han «sacado del armario» potencialmente a cientos de mujeres (algunas seguro que ya estaban fuera, ¿pero cuántas estarían dentro?) . Así que me parece muy bien que existan mecanismos por los cuales si alguna persona se hubiese sentido agraviada por este acto, que esta perona pueda presentar denuncia ante la Agencia Española de Protección de Datos, y que esta denuncia sea atendida.
De verdad que aluciné cuando me enteré de este asunto. Que para una campaña de marketing de telefonía móvil al pequeño empresario no se le ocurra tener en cuenta la privacidad, lo entiendo aunque no lo comparta, pero ¿¿una editorial de temática lésbica??
Ante todo pedir una disculpa personal a ti que lo publicas y a todas las personas que recibieron ese correo en cadena que debería haber sido con CCO (con copia oculta). No puedo poner excusas, no puedo decir nada porque en todo lo que dijese las palabras quedarían inadecuadas. fue un error y todos los cometemenos. Espero que nos entendaisy que cuando cometamos un fallo como este, menor o mayor nos lo comuniqueis para poder corregirlo. muchas gracias ante todo.
Lo entendemos y además sabemos que la mujer es un animal que solamente tropieza una vez con la misma piedra. Saludos.
Bueno hay un dicho que reza: «No somos todos los que estamos, ni estamos todos los que somos» Cierto que hay que respetar el derecho a la intimidad de nuestros datos y mucho más por las empresas en quienes depositamos esa confianza… Pero alarmarnos porque en un correo masivo de una editorial de literatura homosexual salgan nuestros correos me parece exagerado ya que no podemos aplicar el viejo dicho de «dime con quien andas y te diré quien eres» En fin, conste que soy lesbiana y tantos armarios me asficcian un poco.
En este caso no creo que se trate de armarios. Se trata de usar tus datos personales para una práctica comercial. No me importa si es para vender libros de temática lésbica o para vender posavasos. Esto es incumplir la ley, y ya está…
Por cierto, ¡gracias por el comentario!