RFID en la nevera


Nada, para dar una alegría al personal, aquí tenéis la nota sobre la nevera con RFID que está a punto de lanzar Samsung.

Esta nevera lo que tiene es un lector de RFID y un pequeñín ordenador y pantalla LCD. El lector RFID detecta las etiquetas RFID que tienen los productos de la nevera (como los de leche Pascual, que jamás jamás hay que volver a comprar) y nos avisa del stock, si se tienen indicados unos mínimos por producto puede hacernos la lista de la compra, y enviarla por ejemplo a nuestro móvil. Probablemente cuando los supermercados le vean la utilidad económica permitirán que a través de plataformas B2C (business to consumer) esta lista de la compra se pueda enviar a la plataforma de e-business del súper en forma de pedido de compra, aprovechando la WiFi de casa…

Todo esto está estudiado y bien analizado. Por ejemplo, Johanna Smaros y Jan Holmström de la universidad de Helsinki, lo hicieron en su artículo «Viewpoint: reaching the consumer through e-grocery VMI» (ahí os va el resultado de Google Scholar para este artículo, por si de casualidad estuviese «en abierto» (¡como los partidos en la tele!) y se pudiera leer libremente).

VMI significa «Vendor Management Inventory» y es este sistema que acabo de describir mediante el cual el vendedor (Caprabo, Wal-Mart, Carrefour) puede llevar un control de stocks de «sus» productos en casa del cliente (o más específicamente, en su nevera). Es por esto que el RFID es el «sueño húmedo» de los mercadólogos y empresas de consumo, permite integrar al cliente en la cadena de suministro, porque permite metérsenos en casa y controlar lo que tenemos, lo que no tenemos… y por inferencia, saber lo que hacemos y lo que somos. Estas dos últimas cosas les interesan enormemente para saber con qué nos pueden tentar y sacarnos más dinero todavía. Así que estos sistemas matan dos pájaros de un tiro: te venden cartones de leche «just in time» para que nunca dejes de consumir ni tengas la opción de parar en la tiendita de la esquina y comprar un cartón, y encima conocen al dedillo tus hábitos alimenticios y te pueden sugerir «cosas nuevas que nunca se te habían ocurrido» pero que coinciden con tu gusto y que si caes, repetirás. Jugada maestra.

Después de semejante rollo, espero que estéis de acuerdo conmigo en que productos con RFID ni regalados, hay que mantenerlos bien lejos de nuestras casas. Como bien dice Versvs, la rueda, una vez inventada, no se puede desinventar. Así que intentemos que coches con estas ruedas no lleguen a ninguna parte. Os invito a ejercer vuestro poder de consumidores que es no darles vuestro dinero. No más productos Pascual en casa, por favor.

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