Leemos en La Vanguardia que el ayuntamiento está ultimando el dossier que va a presentar al ministerio del interior para que les permitan instalar cuatro cámaras de videovigilancia en Las Ramblas.
No importa todo lo que ya se sabe de las dichosas cámaras: que no tienen un impacto en los niveles de criminalidad, que solamente disuaden al malhechor en el ámbito de visión de la cámara y simplemente «mueven» el delito hasta la esquina más cercana, etc.
Alguien se tiene que estar forrando con esto de las cámaras. Si no, no se entiende.
En fin, sin argumentos. La Rambla es una de esas calles donde SIEMPRE hay gente, sean las 6 de la tarde de un día de verano o las 4 de la madrugada de un día laborable de invierno. Dudo mucho que las cámaras «vean» lo que no pueda «ver» la gente. No tienen sentido más allá que la ambición de control.
En el artículo dice «… se instalarían en los puntos más conflictivos del paseo desde el punto de vista de la inseguridad ciudadana, la prostitución y los comportamientos incívicos.». Con el «incivismo» hemos topado. Recordar que en Barcelona es «incívico» (entre otras cosas) ponerse a tocar música en la calle sin permiso del ayuntamiento (con permiso es totalmente cívico). Lo que me suponía en el primer párrafo: puro y duro control.
La nota simpática: «… en agosto del 2001, comenzó precisamente la historia de las videocámaras municipales en la capital catalana con la prueba piloto que se llevó a cabo en la plaza Orwell y en la calle Escudellers.». Tiene su gracia que las pruebas piloto de cámaras de videovigilancia se comenzara en la plaza George Orwell (popularmente conocida como la plaza del tripi 🙂 ).
Creo que las cámaras son un síntoma de una tendencia extremadamente común en la Administración: quitarse de encima la responsabilidad sin tocar el problema. Lo que coloquialmente se llama «pasar el muerto». Hay que poner cámaras en los pasillos de los institutos por si pasa algo que no nos denuncien, hay que poner cámaras en las calles para que si pasa algo nadie pueda quejarse a la Administración de la falta de medidas de seguridad. Si se ponen cámaras puede pasar lo que sea, la Administración ya ha cumplido. Lo importante no es arreglar los problemas sino evitar que te denuncien y simular que te preocupas.
En Educación pasa algo parecido. Parece que los asesores del ministro pensaran algo como esto: hagamos algo inútil que nos libere de la responsabilidad y nos convierta en punta de lanza de la renovación educativa y voilá, el famoso portátil
Me ha gustado mucho el detalle de la plaza Orwell.
Tenemos que hacer más pedagogía. La encuestilla que ha montado La Vanguardia, como era previsible, ya lleva un 70% de gente que se siente más segura bajo la atenta mirada de una cámara.
No hay más que añadir: ya lo habéis dicho todo. Por cierto, aquí va una foto curiosa de la pl. George Orwell (o del Tripi… yo le llamo la del Gyros Pita por un establecimiento al que iba a comprar un bocado a veces cuando vivía en la ciudad condal (snif!) 😉
http://www.flickr.com/photos/xcaballe/18943611/
Yo siempre la conocí como la plaza del tripi, he ido allí alguna vez a los baretillos… pero mu poco, no voy mucho por barna. Ya conocía la historia y de todo esto me ha gustado el comentario de Eugenio.
¿Todavía no se han instalado las cámaras?