Hace un par de añitos me enteré de la existencia de «Polar Rose«, un ¿servicio? online que permitía «taggear» (dar nombre) a personas que apareciesen en fotos publicadas en servicios online.
A eso ahora se añade todo tipo de aplicaciones que detectan automáticamente rostros (por eso cuando haces una foto con tu super cámara digital las caras de tus modelos se encuadran brevemente) y era solo cuestión de tiempo hasta que las aplicaciones de gestión de fotos (como Picasa o F-Spot) incluyeran no solo la detección de rostros, sino un proceso que «aprenda» a identificar personas basándose en fotos previamente «taggeadas» donde aparezcan esas personas, y en técnicas biométricas, obviamente (aquí un artículo en MIT Technology Review).
Si sumamos Polar Rose + reconocimiento automático de personas en álbumes de fotos + un buscador decente (digamos Google…) el resultado es una vida en la galería. Viva la democratización de la visibilidad: de golpe todos somos La Pantoja o Rocío Jurado, solo que no habrá un colectivo al que gritarle «sois destrustivos» cuando suframos el estar «en el candelabro» (=candelero, esto es un chiste solo comprensible en España y para personas que lean revistas del corazón).
Para escapar a esto: pues solo nos quedará hacer como ciertos colectivos étnicos, que según la «sabihonda y anglocéntrica Lonely Planet» son tan «paletos» que se niegan a dejarse hacer fotos por miedo a dejarse «robar el espíritu». Es decir, tendremos que partirle la cara a cualquiera que haga una foto en la cual tengamos la sospecha de aparecer.
¿¿Paletos o visionarios?? Tiempo al tiempo…
4 comentarios sobre “Reconocimiento facial automático, una vida en la galería”