Hace un tiempo alguien me dijo, o lo leí por ahí, que en Barcelona el servicio recibido en tiendas y restaurantes es terrible por una razón muy clara: los camareros son actores que no encuentran trabajo de lo suyo y tienen que reciclarse para poder llegar a fin de mes, los dependientes en tiendas de ropa son modelos con idéntico problema. El resultado es que no te sirven la comida, te hacen un favor llevándote el plato a la mesa, y cuando les preguntas que te den la prenda con una talla más, te miran los michelines con aire muy pero que muy desaprobador. «¿Qué hago yo con el talento que tengo sirviendo a este paria?», se deben preguntar.
Yo pensaba que era un chiste, pero durante estas vacaciones de Navidad me encontré con este cartel en la cristalera de un establecimiento perteneciente a una cadena de bares de tapas muy conocida en la Ciudad Condal.
Por cierto: no era 28 de diciembre.
Vigi , muchos de los que trabajamos en la hostelería, como bien lo decís, lo hacemos porque no nos queda otra. Pero también tenés que tener en cuenta que algunos clientes son bastante pesaítos, no es tu caso, claro está. Otra cuestión en estos menesteres es que el español no es muy “educado” que digamos, y si uno le dice «buen día», cuando entra, en vez de responder, dice “quiero esto”, y cuando se va, ni adiós ni ná. Entonces, ¿dónde guardar tus buenos modales, esos que nos enseñaron cuando éramos chiquitos? Sí, ahí, en el …bolsillo, o en el cajón más recóndito de la casa. Con el tiempo, uno va aprendiendo que no vale la pena ni saludar, ni agradecer, ni nada, total, nadie se da cuenta. Hasta que aparecés vos, y nos mandás al frente.
Yo iba para modelo, pero no conseguí trabajo en pasarelas, ni en las tiendas más fashions, así que cuando me ofrecieron este trabajo, lo acepté sin chistar, aunque tuve que renunciar a mostrar mis aptitudes modelísticas.
Queridísima Laira:
El porcentaje de maleducados a ambos lados del mostrador tiende a ser el mismo, porque todos somos parte de la misma población estadísticamente hablando. Y en Barcelona este porcentaje crece y crece sin parar, ¿será por el sol? Civisme, si us plau!!! braman los altavoces en el metro, mientras Hereu sonríe, cínico como el gato de Cheshire, cual sheriff pistolero que se sabe con el poder de hacer lo que le da la gana, cívico o no, con la ciudad.
Yo no defiendo aquello de «el cliente tiene siempre la razón», porque quien considera que tiene razón haga lo que haga se suele convertir en un tirano de cuidado. También sé que trabajar de cara al público es muy duro. «Quema» mucho. Precisamente tengo unos buenos amigos con tres restaurantes en Barcelona que explican cada historia de horror… 🙂
Pero no me digas que el cartelito de marras no tiene gracia… ¿o quizás sea «maldita la gracia que tiene el cartel»?
Un abrazo muy fuerte desde el soleado norte de la pérfida Albión.
La restauración y el comercio son dos de los sectores en los que la desprofesionalización ha sido más galopante en los ultimos años. Hace tiempo que me conformo con un trato amable, que tampoco es frecuente. Cuando lo encuentro, es estupendo y será uno de los motivos para que repita. De todas formas, cuando somos capaces de llevar la sonrisa por delante, el mundo empieza a cambiar.
Es el estado generalizado de «mala hostia» lo que hay que erradicar. El día que la gente vuelva a decir «buenos días, gracias, disculpa» otro gallo cantará. Porque cuando eres tú el único borde entre un mar de personas educadas, la cara de gilipollas que se te pone es impresionante. Bueno, igual de impresionante que la cara de gilipollas que se te pone cuando eres el único amable. Y ese es el problema… como bien dice Laira un poco más arriba.