Algunas veces he escrito comentarios sobre el aeropuerto de Manchester explicando que muchos de esos proyectos de ultravigilancia con los que sueñan húmedo (perdón por el comentario algo desagradable, pero es verdad) tanto Blair como Brown, se prueban allá, y que yo siempre prefiero volar a Liverpool, mucho más tranquilo.
Pero al contrario de lo que pasa en Manchester, los de Liverpool desde hace unos meses están haciendo unos controles de seguridad más exhaustivos pero sin modificar la infraestructura: tres mostradores para control de pasaportes británicos y del Espacio Económico Europeo (UE + Noruega + Islandia + Suiza) y otro para otras nacionalidades.
Resultado: ahora que no solo «miran» tu DNI/pasaporte, sino que realizan lectura automática (las tres líneas de caracteres con signos >>>> intercalados que hay en la parte de atrá del documento, si no tienes el pasaporte RFID, claro) y supongo que cruzarán los datos con alguna base de datos tipo Interpol o quizás una ultrasecreta de supuestos terroristas de la que no te puedes borrar porque «no existe». Esta comprobación dura unos segundos más que antes en el mejor (y más frecuente) de los casos.
El resultado: un atasco fenomenal. Cientos de personas apiñadas en la puerta del terminal, a la intemperie, con la lluvia y el viento que hacen famosa esta región. Una empleada de EasyJet con un megáfono pidiendo perdón a gritos e informando a la ingente masa de turistas volviendo a casa con bermudas y chanclas que solamente serían 10 o 15 minutos hasta que pudieran unirse a la parte cubierta de la enorme cola de control de pasaporte. Y todo ello con una razón, ¿la adivináis? … es por su seguridad.
Menos mal que ya sabemos cómo está el percal y actuamos en consecuencia: más veloces que Carl Lewis corriendo los 100 m lisos.
Si venís a Liverpool en avión sed listos: hay que posicionarse estratégicamente en el autobusito y salir corriendo cuando se abran sus puertas para no quedarse «congelao» en la espera.