Alucinante lo que estoy leyendo últimamente en la prensa española. De repente los bloggers la causa de todos los males de la humanidad. La causa de toda la desinformación, dice El País. Para Sarkozy, el presidente de la república francesa (y presidente «de turno» de la Unión Europea), la prensa de pago (y jerarquizada) es la única fiable. Para la Unión Europea, los bloggers deberían registrarse antes de vertir sus opiniones en la red.
Un peligro, oiga. Pero no así en abstracto como se hace entender en los enlaces del párrafo anterior. Porque los bloggers pueden hacer mucho daño. Lean si no este post en el blog (¿?) El Catalejo del periódico El Mundo en el cual explican que un maldito blogger difundió el «bulo» del infarto de Steve Jobs que hizo que el precio de la acción de esa empresa se desplomara «momentáneamente».
Las conclusiones emitidas en ese articulillo son dos: (1) Internet es la madre de los bulos. (2) La crisis ya está aquí.
Para mí, ambas falsas (la segunda quizá cierta, pero no relacionada con el corazón de Steve Jobs). La conclusión, que muchos venimos defendiendo desde hace mucho tiempo aunque sea en conversaciones de café, es que la bolsa hace unos cuantos años que ha perdido el oremus. Se inventó como un mecanismo de financiación para que las empresas pudieran invertir y crecer. Los inversores, por su parte, obtenían unas rentabilidades superiores a meter el dinero en el banco o debajo del colchón. Se suponía que los inversores decidían prestar a una empresa u a otra (es decir, comprar estas o aquellas acciones) según la confianza y seguridad que les inspirase la empresa en cuestión.
En la actualidad, esto no funciona así. Porque hay personas que gestionan cantidades ingentes de dinero y mediante «movimientos-hormiga» cada vez que hay micro-fluctuaciones consiguen que los fondos que gestionan ganen bastante, y ellos también ganan bastante por realizar la operación. Ya no hay inversores «fieles a una empresa», hay una peña de piratas arañando un centimito aquí y allá por acción (comprando y vendiendo miles y miles de acciones) todo el santo día. Intentando anticiparse al «mercado» en base a «información confidencial» o a «sensaciones» que son emitidas. En base a rumorología, vamos. Como hay gran incentivo en «ser el primero», el primero que se entera del rumor actúa, por supuesto sin tomarse el tiempo de confirmarlo. El primero que actúa realiza una pequeña modificación al «mercado», el resto actúa en consecuencia, y ya tenemos un efecto bola de nieve.
Así que no me jodan. Si alguien suelta un bulo por Internet sobre la salud de Steve Jobs y la acción baja, la culpa no es del que suelta el bulo (solo Steve Jobs se puede ofender por ello e incluso demandar por difamación o lo que sea), la culpa es que la bolsa está en manos de una panda de especuladores que cobran demasiado por el intercambio de papelitos al que se dedican todo el santo día.
Pero claro, mejor unámonos al clamor: crucifiquemos a los bloggers, a todos, así, en general.
Actualización: no le echo la culpa a estos tipos, sino a los poderes que tienen detrás.