UK nos da siete vueltas al resto de Europa en la «sociedad del»… ¿conocimiento? Quizás también, pero desde luego sí en la «sociedad bajo vigilancia». Nos ganan en cosas como por ejemplo el número de cámaras de CCTV (circuito cerrado de TV) instaladas en la calle. Ahora están como locos para implantar su documento de identidad (que como buenos anglos no tenían), dicen las malas lenguas que con la Oyster Card (un dispositivo RFID que hace las veces de «bonobús») las autoridades de Londres pueden conocer los hábitos de transporte de sus ciudadanos, y ahora esto.
En este caso el objetivo es loable: controlar a los cafres al volante desde «el ojo en el cielo que lo ve todo». ¿Y quién me dice a mí que no van a controlar también dónde esté mi vehículo (y por ende yo) en todo momento para fines ajenos a mis intachables técnicas de conducción?
En el mundo hay muchas cosas que me interesan. Soy un ser humano que vive en sociedad. Y soy informática. Me apasiona la intersección de ambos aspectos, y en este momento estoy especialmente pendiente de los efectos en las libertades personales de los individuos que tiene la nueva hornada de tecnologías de la información y la comunicación. Desde que todos vamos con el móvil a cuestas y allá donde vas hay una red de datos: sea WiFi, sea una red personal (bluetooth), sea el dichoso GPRS; desde que es más barato un giga de disco duro que un paquete de pipas; y desde que parece ser que a todos nos ha dado por hablar en un mismo idioma que diría Gloria Estefan (XML) pues la cantidad de información nuestra que se captura, que se almacena, que se transmite y que se puede cotejar es impresionante.
Desde hace ya un par de añitos envío a un grupo especial de personas todas las referencias al tema que encuentro en prensa, en la web, o donde quiera que sea. Sirva este blog como repositorio de dichas referencias de ahora en adelante, y si además esto genera un debate con sustancia, pues tanto mejor.
Empezamos con uno de ayer…
Tecnologías de la información y la comunicación, libertad individual, derecho a la privacidad. ¿Cómo lograr que los avances en lo primero no afecten negativamente ni a lo segundo ni a lo tercero?