Menuda piececita esta señora esposa de Tony Blair. Parece ser que no solamente su maridito recibía dinero contante y sonante a cambio de títulos nobiliarios. Dicen en El País que a ella como primera dama le regalaban vestidos de diseñadores famosos de esos con precios escandalosos. Alguien ha destapado el pastel, y ella, abogada experta en derechos humanos, va y esgrime el primer artículo de la carta europea de derechos humanos para justificar su derecho a recibir los regalos que le dé la gana.
Que por cierto, este artículo dice lo siguiente:
Article 1 – Obligation to respect human rights 1
The High Contracting Parties shall secure to everyone within their jurisdiction the rights and freedoms defined in Section I of this Convention.
A ver, repitan conmigo: grandioso What The Fuck!!!!!
Según se entiende, exige a los gobiernos firmantes que respeten sus derechos y libertades. Supongo que lo exige al gobierno de su país, Gran Bretaña, o sea, que exige al gobierno presidido por su marido que la dejen vivir tranquila y dejarse corromper por un vestidito de Prada porque eso es lo que le apetece.
Señora Blair, o se está dentro o se está fuera. Señor Blair, si su gobierno y su esposa demuestran ser así de corruptos, ¿le extraña que a tanta gente le dé repelús que usted guarde sus detalles más íntimos en la base de datos de ese DNI que les pretende implantar? ¿Le extraña que nos pongamos nerviosos si cualquier encuentro con un Bobby (poli británico) puede acabar con una muestra de nuestro ADN en su poder? ¿Se da cuenta por qué no nos podemos fiar de que el uso que va a dar de tantas imágenes nuestras grabadas en miles y miles de cámaras de videovigilancia van a ser usadas «por nuestro bien»?
Váyase, señor Blair.
¿Como era aquello? Ah, sí. El poder corrompe.