Con RFID, la privacidad y la tranquilidad a freir espárragos


Llevamos mucho tiempo explicando lo que es el RFID y por qué a los responsables de marketing les resulta una excelente idea que todo el mundo lo utilice: ahora no solamente van a conocer tus gustos en sus bases de datos de CRM, sino que van a poder utilizar ese conocimiento en vivo y en directo y en el mejor lugar posible, en las tiendas, para bombardearte con publicidad personalizada a tus gustos exactos y precisos y al lugar en que te encuentras.

Las bases de datos de CRM y otra información sobre la vida y milagros de los consumidores están más que consolidadas. Sobre todo la de los que usamos internet muy frecuentemente, pero realmente se tiene que ser monje franciscano para escapar a esta recopilación de datos sobre nuestros hábitos (y en el caso de los franciscanos, ya se sabe, los hábitos son pardos, ¡¡así que para ellos no hace falta la explotación de bases de datos!!). No en vano empresas como Alexa, que se dedicaba (desde que la compró Amazon dicen que ya no) a meter cookies espías en los ordenadores de todo el mundo y a trazar de esa manera nuestros hábitos interneteros (que reflejan muy fidelignamente nuestros intereses), valen miles de millones de dólares. Y no es por los bonitos edificios que ocupan. Es por lo valioso de esos datos de marketing, es por los suculentos contratos que tienen con las principales empresas comercializadoras de productos para el gran público. Esta es la primera base del sistema.

Hace poco hablamos del proyecto, ya en fase piloto, de tapizar con infraestructura RFID al barrio comercial por excelencia de Tokio, Ginza. Es la segunda base del sistema.

Bueno, pues esta semana han presentado en el International Consumer Electronics Show de Las Vegas este producto, el POD, que resulta ser el tercer elemento del sistema… es un marco para poder emitir anuncios variados que funciona con RFID. Allá va la Vigi por delante de la panadería con su pasaporte RFID, el POD la detecta, rastrea en su base de datos cortesía de Alexa, de VISA, de FNAC, de… busca, busca, busca… AHA, le gustan los donuts. Vamos a ponerle un anuncio bien jugosito a ver si se anima y entra…

¿Me explico? Sabéis perfectamente de lo que hablo… lo vimos en Minority Report cuando a Tom Cruise, tras el transplante de ojos (por eso de no pasar por los sensores con los suyos propios…) se mete en un centro comercial y le empiezan a hablar los anuncios, dirigiéndose al «propietario original» de los iris que se están escaneando…

Si ya me fastidian las estaciones de metro publicitarias (esas tapizadas con la publicidad del patrocinador del mes) por lo intrusivas (En Barcelona, Universitat y Maria Cristina, supongo que en todas partes habrá alguna igual), esto de que el anuncio te hable a ti, a ti, A TI, debe de ser la muerte.

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