Desde el mes de abril he logrado acabar varios libros: Criptonomicón de Neil Stephenson, Little Brother, Homeland, Makers y Pirate Cinema de Cory Doctorow. Agradecida estoy a esa elección, porque la realidad está superando en gravedad y con creces mucho de lo que he aprendido con esas novelas de ficción.
Chelsea Manning primero y Edward Snowden después se han tenido que enfrentar al mismo dilema que carcomía a Marcus Yallow en Homeland. Tienes entre las manos información confidencial en la que se desvelan los abusos del gobierno estadounidense. Sabes que el gobierno está violando la confianza que el pueblo ha depositado en él y quieres que el mundo se entere de esas barrabasadas, pero también intuyes (no lo sabes) lo que te pasará si filtras la información.
Lo que hemos aprendido sobre PRISM y el espionaje a nivel individual de (prácticamente) todas las personas que utilizan Internet que efectúa la NSA hacen resonar con especial fuerza todos los argumentos de John Cantrell y Tom Howard, los criptógrafos activistas del Criptonomicón que defienden con uñas, dientes y escopetas recortadas las libertades que les otorga la constitución de su país. El Estado nos espía descaradamente, por lo que hay que esforzarse para proteger nuestra privacidad. Toca cifrar correo, toca usar Tor… El vecino de enfrente nos observa día y noche con binoculares: toca comprar cortinas y usarlas. La detención de David Miranda por las autoridades británicas para incautarle el material que Snowden había entregado a los periodistas de The Guardian nos recuerda que quizás no sea tan paranoico utilizar Paranoid Linux y TrueCrypt como hace Trent/Cecil en Pirate Cinema para proteger su ordenador en caso de que su equipo informático acabase en malas manos (de la policía sobrepasando su cometido en esa novela).
Y luego están los pequeños detalles. En Criptonomicón, Randy se pasa medio libro teniendo conversaciones de contenido confidencial con música metal a todo volumen para evitar que «alguien con un láser» infiera lo dicho en la sala analizando las vibraciones de los cristales de las ventanas. ¿Y qué dicen los servicios secretos británicos a los medios de comunicación para justificar la detención de Miranda? Que en The Guardian no tienen ni idea de seguridad y de cómo los servicios secretos chinos o rusos pueden fácilmente acceder a los ficheros de Snowden, porque «usando un láser pueden estudiar las vibraciones de los cristales de las ventanas e inferir las conversaciones». (léanlo aquí y aquí, busquen la palabra «laser» dentro del texto). La coincidencia da escalofríos.
¿Y qué les parece que Trent/Cecil, en Pirate Cinema, utilice el navegador-que-protege-tu-privacidad creado por The Pirate Bay? Pues aquí lo tienen, recién lanzado la semana pasada: Pirate Browser.
Finalmente, el pequeño e inventado sultanato de Kinakuta, del Criptonomicón, donde el sultán decide crear un centro de datos ultraseguro donde se garantiza la no intervención de los estados en la información almacenada por sus clientes, parece ser que estará en una ubicación no tan exótica: Kim Dotcom apunta a Islandia, el primer país moderno totalmente independiente de organismos internacionales gracias a haber quebrado y haber resurgido sin créditos ni favores de nadie, solo con el esfuerzo de sus ciudadanos, para hospedar su nueva empresa Mega y en especial su nuevo servicio de correo electrónico seguro, tras la vergonzosa clausura de Lavabit y Silent Circle por amenazas de la NSA.
Tiempos interesantes… Sigamos leyendo.