En the Guardian me he encontrado esta galería fotográfica dedicada al negocio de la venta de copias no oficiales de libros en Perú.
La noticia sigue la línea habitual: la piratería es delito pecado. Yo, la verdad, tras ver la foto de la biblioteca del norte de Lima (foto 7), en lugar de acusar, me preguntaría por qué la versión oficial del libro cuesta el 20% del salario semanal de un obrero, si los piratas lo pueden sacar tan barato. ¿Le ponen polvo de oro a sus impresoras?