Las patentes de software son muy mala idea, es algo que se aguanta con pinzas y lo que pasa cuando algo no es lógico (es decir, robusto, pero en el mundo de lo intangible) es que se cuela el viento por todos lados.
Leo en Abadía Digital que una empresa estadounidense de cuyo nombre no quiero acordarme (ni puedo, porque es desconocida) ha logrado patentar el podcasting. Bueno, lo que han patentado es «un sistema que permite publicar de modo periódico contenido multimedia», pero blanco y en botella, podcasting. Esta empresa no ha tardado mucho en anunciar a los 4 vientos que han obtenido dicha patente y que de ahora en adelante quien quiera publicar un podcast tendrá que pasar por caja (pagarles derechos) o atenerse a las consecuencias (de que los lleven a juicio por usar algo patentado sin obtener su consentimiento).
O sea: me junto con mis 4 amigos abogados, me lío a escribir peticiones de patentes de cosas que ya existen, y si «alguna cuela» monto una ventanilla de cobro por eso que acabo de patentar ¿¿¿pero que ya existe???
Es lo que pasa con las cosas que no tienen ni pies ni cabeza, que enseguida se puede encontrar el «agujero» que te permite explotarlas, con efectos secundarios muy negativos sobre la innovación: si nadie revoca esta la concesión de esta patente en concreto, ¡¡¡¡ADIOS AL PODCAST!!!! y a todas las posibles aplicaciones benéficas que de él se pudieran lograr.
Lo mejor, en caso de revocar la patente, es que puedes demandar a la oficina que la aprobó, con lo que el negocio es redondo, por si cuela y por no haber colado.
Me alegra leerte de vuelta.
Tienes razón, es un negocio redondo…