Privacidad en el trabajo… ¿dónde está el límite?

La muy desagradable Carol Thatcher, hija de la ex primera ministra británica de idéntico apellido, es (¿era?) presentadora de la BBC. El otro día, cuando se acabó el programa, se levantó del sofá y se puso a hablar con los invitados y un par de productores del programa. No se le ocurrió otra cosa que llamar a un tenista negro «golliwog», algo así como «el negrito del Cola-Cao»… supuestamente cariñoso para alguien con una mentalidad de los años 50 (o una clasista de la leche, como es el caso).

Uno de los productores la «delató», la BBC exige que se retracte, pero ella dice que «es una conversación privada y no tiene nada de lo que arrepentirse«.

Las conversaciones en la oficina (o el plató), con visitantes y compañeros de trabajo, ¿se pueden considerar privadas o son parte de la actividad profesional, y por lo tanto se rigen por el «código de conducta» impuesto por la organización y aceptado por el empleado?

4 comentarios sobre “Privacidad en el trabajo… ¿dónde está el límite?”

  1. No doy abasto. Y tengo que comentar la cosa esa de Google en la cual haces pública tu posición GPS a los amigos que te quieran «controlar»…

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