He aquí una triste historia de apenas unos meses. En la foto podéis ver a la víctima. No es muy conocida por el lado oriental del charco, pero los usuarios de la Flip literamente flip-aban con ella. Era una cámara de video HD de bolsillo verdaderamente fácil de usar, tanto en la calle (le das al botón rojo y ya estás grabando; le das otra vez y dejas de grabar. Fin de las instrucciones) como en casa (en el mismo cuerpo de la cámara hay un lápiz USB para conectar al ordenador. Flip tenía un software de gestión transparente al ojo -el mejor tipo- que en escasos dos clickazos te subía videos, en la resolución correcta, de la cámara a YouTube).
¿Por qué hablo en tiempo pasado? ¿Por qué digo que es una triste historia? Porque Flip tenía un producto que vendía, y además no dejaba de innovar. Pero también tenía propiedad intelectual. Y en abril de 2011 llegó Cisco, la compró, pura y simplemente para incorporar ciertos algoritmos de tratamiento y compresión de imagen (es decir, patentes y algún ingeniero) a su producto de videoconferencia WebEx. ¿Qué hacer con la otra parte de Flip, es decir, el negocio de las cámaras? El gigante Cisco la cogió entre sus dedos índice y pulgar, la observó unos segundos, no le llamó la atención, y aplicando un un poquito de fuerza la machacó. Cisco venderá los stocks de cámaras Flip que tiene en los almacenes pero ya no fabricará más. Se acabó esa empresa, se acabó ese negocio, se acabó para nosotros el tener unas camaritas ligeras y eficientísimas. Todos perdemos, incluso Cisco, que pagó una pasta por algo que acabó tirando (en su mayoría) a la basura.
Ayer se anunció a bombo y platillo que Google compraba Motorola Mobility, la división de telefonía móvil de la empresa, por la friolera de 12.500 millones de dólares, justo unos días después de hacer una pataleta en público debido a un rollo de patentes relativas a la telefonía móvil desarrolladas por Nortel y cortejadas por los nuevos en este campo (no olvidemos que por mucho porcentaje de mercado que hayan ganado, esos son Apple, Microsoft y el mismo Google).
A ver, repasemos. ¿Quién es Motorola? Pues el equivalente de Nokia en el continente americano. Sus teléfonos «tradicionales» han sido los más utilizados en aquel lado del Atlántico durante años y años, y como su hermano finlandés, quedó noqueda ante el empuje de los llamados SmartPhones. Pero a diferencia de Nokia, Motorola intentó ganar terreno y apostó fuerte, muy fuerte por Android. No le salió muy bien. La primera en la frente: desdiciéndose de promesas anteriores, a principios del 2010 Google inició su andadura en el desarrollo de hardware con la presentación del Nexus One. No tengo la referencia, pero recuerdo leer que el CEO de Motorola estuvo presente en la rueda de prensa de presentación y que su cara «era todo un poema». De ahí en adelante su mezcla de Android con trocitos de software propietario OEM (donde según ellos ponían el valor añadido Motorola) no salió muy bien. HTC y Samsung son en la actualidad los dos fabricantes de terminales Android más populares y ver un smartphone de Motorola es una rareza. Pero desde luego, vayan a América y miren el bolso de los no-smartphonizados, verán un Motorola, y se venden por millones.
¿De qué va el movimiento de Google comprando a Motorola? ¿Se trata de meterse ya sí en serio a fabricar sus dispositivos, «yo me lo guiso, yo me lo como», estilo Apple, y cargarse la fructífera relación establecida con los otros fabricantes? ¿O es que Google, harta de peleas con los otros, ha comprado Motorola para hacerse con sus más de 17.000 patentes y, al igual que hizo Cisco con Flip, desmenuzar a la otrora omnipresente Motorola entre sus gordos dedos?
No nos cansaremos de decirlo: con las patentes de software acabamos perdiendo todos: Google «desperdicia» 12.500 millones de dólares que podría haber invertido en cosas productivas (recuerden que acaban de cerrar Google Labs de donde salieron maravillas como Gmail: dinero tienen, pero no les sobra). La actividad desarrollada por Motorola Mobility probablemente desaparecerá, así como el empleo de muchos de sus trabajadores. y nosotros nos quedamos con un competidor menos en el mercado… y sin el lema más tonto pero simpático del sector: Hello Moto!
Actualización: Standard & Poor’s ha rebajado la calificación de las acciones de Google. Ahora recomienda venderlas. Además, parece ser que las patentes en posesión de Motorola no son tan potentes como se podía creer, y de hecho en los sendos juicios pendientes que Motorola Mobile tiene contra Apple y Microsoft respectivamente, es muy probable que lleve las de perder.