En el aeropuerto del futuro, aparte de los pasillos iluminados con neón y de atmósfera chill-out, el teatrillo de la seguridad es una cosa muy seria, y las reglas, aunque sean mal interpretadas por el personal de seguridad, no se pueden cuestionar.
En el aeropuerto del futuro solo se puede pasar al avión con una pieza de equipaje. Una pieza significa U-N-A (espacio) P-I-E-Z-A, así que a olvidarse de llevar una mochilita con la muda y un maletín con el portátil. De asegurarse que así sea se encargarán unas mozalbetas post-adolescentes mal entrenadas para la labor y francamente estresadas ante la dificultad de controlar un río de gente que se mueve con prisa – la única manera que tiene la gente de moverse en un aeropuerto.
En el aeropuerto del futuro, el control de tarjeta de embarque no es mostrar dicho documento de viaje a un guardia jurado. Después de que Chris Soghoian, estudiante de la universidad de Idaho, ideara un pequeño applet Java que permitía imprimir una tarjeta de embarque como las que las líneas aéreas permiten imprimir a sus clientes antes de partir hacia el aeropuerto, ya no se puede evitar el trámite en el mostrador de facturación y se debe llevar una tarjeta con banda magnética. Antes de pasar por el arco detector de metales, un agente hace la lectura de la banda magnética de tu tarjeta de embarque y te hace una foto. Pasajero a pasajero y montando una cola de órdago.
Todavía quedan más trámites. La bolsa de mano única pasa por un scanner de 3 dimensiones que parece confundir más que ayudar a los encargados de ver la radiografía de tu maleta. Dan ganas de ofrecer abrir la maleta (ya sin peligrosísimas colonias o pastas de dientes, que van en bolsa de plástico aparte) y decirles que esa plaquita tan extraña es una tarjeta PCMIA WiFi, que ese manojo de cables es la fuente de alimentación del portátil, encender el MP3 para que vean que no es un detonador, etcétera: da la impresión de que quizás así irán un poquito más rápidos…
Si somos verdaderamente afortunados, de manera aleatoria nos tocará pasar por la máquina de rayos X que nos desnuda. Si nos negamos a semejante «chute» de radiación, un amable caballero (o dama) nos hará pasar a un cuartito donde nos revisarán de manera exhaustiva.
Agotados, agobiados, enfadados y estresados, estaremos «del otro lado» en el aeropuerto del futuro. Solamente para toparnos con un monitor con información de los vuelos y averiguar que nuestra puerta de embarque ya ha cerrado. Suena de fondo la melodía de «Carros de fuego». Y a correr… Con todo lo que hemos tardado, futuro se ha hecho presente.