Increíbles experiencias para La Vigi: llegar al aeropuerto de Narita y ser fichada (foto y huellas dactilares) antes de poder entrar al país. Comprarme una tarjeta de transporte RFID (PASMO) para poder tomar el metro. Intentar mandar 4 emails en un cibercafé y tener que registrarme con nombre y número de pasaporte antes de tener acceso a un teclado. Pasear por Ginza y ver que en cada farola, literalmente, se encuentra un tag RFID de aquel famoso proyecto para tapizar de dichos chips el barrio más glamuroso de Tokyo.
Y a pesar de todo ello… he vuelto enamorada de Japón. Ir allá es un viaje al futuro.
¡qué bueno tenerte de vuelta! seguro que el viaje ha sido la hostia, yo no me inclino mucho hacia aquel país, pero todo el que va cuenta maravillas 🙂
A mí me ha encantado. Resulta un destino turístico completísimo que además permite hacer cosas ininaginables en otros lugares como estarte una hora de reloj jugando con el perrito Aibo de Sony o presenciar pruebas del tren de levitación magnética «Linear Express» 🙂 Además, es puro aprendizaje, de organización en el día a día y de visión a largo plazo: ¡tantos y tantos museos y centros de exhibición destinados a crear una auténtica vocación y gusto por las ciencias y la ingeniería entre los niños!