Brrr… qué mal rollo da poner los pies en la pérfida Albión.
Bajas del avión, llegas a la cola (enorme) de migración, y ahí están esas cámaras de 360 grados que todo lo miran y todo lo ven. Ni se te ocurra sacar el móvil para llamar a casa y decir que el vuelo, bien. Te sale un Bobby tipo armario y te pega unos gritos que pa qué y casi te arranca el brazo para que sueltes el teléfono (no se sabe bien por qué, en la cola para enseñar el pasaporte no se puede usar el móvil).
Te aburres esperando y te pones a observar el entorno… cartelones tremendos pidiéndote que denuncies el comportamiento sospechoso de otras personas para ayudar a la guerra contra el terrorismo (cómo no). Mensajes por megafonía aconsejando que te leas los susodichos carteles y cumplas todas las normas «o perderás el vuelo».
Salimos. Llegamos a la campiña. Al hotel. Y al gimnasio para desestresarnos… ¿y qué nos encontramos? Que sin una especie de llave USB no funciona ningún aparato. Resulta que el gimnasio monitoriza todas las actividades que realizas (trotar un poquito, algo de bici estática), te contea las calorías consumidas y las distancias recorridas, y se «chiva», claro está, al monitor del gimnasio si no cumples con la tabla que te ha especificado.
¡En este país, te monitorizan hasta el número de abdominales realizadas!
No nos extraña que en un estudio de Privacy International, haya salido el Reino Unido como la democracia occidental que más espía, vigila al ciudadano y en la que más se repatea su derecho a la privacidad y la intimidad.
Lo peor es que, como acabo de explicar, esto ha sobrepasado el ámbito del Estado, y ha llegado ¡hasta al gimnasio!
A mi al principio me daba miedo Inglaterra, ahora ya sólo me hace gracia. Por suerte no me ha pasado nada desagradable relacionado con la privacidad, cámaras, etc. Creo que el motivo es que una parte del beneficio es comercial. Hablé de ello en esta entrada.
A mí me marcó muchísimo cuando descubrí Londres y todas sus videocámaras. De eso hace ya varios años y me quedé flipando…
Para desgracia mía después he visto cómo las videocámaras se extendían como esporas por las ciudades en las que consumo mi tiempo. Y aún así tengo claro que si vuelvo a Londres allí la cosa habrá empeorado muchísimo… realmente me tendria que tomar un nolotil en cuando baje del aeropuerto para superarlo xD
News Flash: empresas farmacéuticas promocionan la videovigilancia para aumentar sus ventas de ansiolíticos 😉
Ahora en serio. No quiero decirlo, pero los cartelitos y toda la parafernalia de la seguridad en UK resulta tan… ¡¡orwelliano!!
Aunque luego hay notas kisch, como en Manchester el aeropuerto paranoico, que a ratos parece un mercadillo – en el control de seguridad emplean (subemplean) a dos personas para que griten a quien pasa por ahí: «saquen los líquidos de su maletaaa!!!» «saquen el portátil de su maletaaa!!!!» «solamente una pieza de equipaje de mano por personaaaaa!!!!» y si les preguntas LO QUE SEA, te dicen mecánicamente: «it’s for your safety, madam». «¿Qué hora es? Es por su seguridad, señora».
si yo no hago nada malo , que problema hay que pongan mil camaras,,,,pero puedes ir tranquila a sacar dinero de un cajero, que es muy raro que alguien te moleste, porque saben que estan las camaras vigilando,,,,,
Hola: Gracias por comentar. Es muy bueno tener diferentes puntos de vista, y el tuyo es claramente opuesto al mío.
Define «nada malo», demuéstrame que es imposible que en el futuro se imponga un régimen fascista que decida que «algo de lo que tú haces» de repente se tiene que reprimir, y seguimos hablando.
Está estadísticamente probado que iluminar las calles reduce mucho más la criminalidad que una cámara. Que no nos sorban el coco con aquello de «es por tu seguridad». Los tiros van por otro lado.