Hay algo de cachondeo en mi TL de Twitter sobre el nuevo anuncio de Amazon: Halo, un wearable que te dice si estás enfadado o si estás gordo (según titulares nacionales, The Verge da algo más de detalle aparte del chistecito).
Pasando esto en la semana que Elon Musk hace su presentación anual de los avances de Neuralink, y se dice, se cuenta, se rumorea que será una demo con humano.
De repente me he acordado de algo que escribimos por aquí hace muchos años (febrero de 2007 y enero de 2008 para ser más precisos) cuando Microsoft, el insensible, o sea, el anterior a Satya Nadella, compartió un concepto de ordenador que se pudiera armonizar con su propietario para proporcionarle información y tareas conforme a su estado de ánimo.
Es llamativa la reacción de rechazo que tales planteamientos generaban hace una década y pico. Ahora ya estamos habituados a que nos escuchen y vean constantemente, y hasta muchos estarían dispuestos a que les coloquen un «puerto» detrás de la oreja para facilitar la integración persona-máquina. Y es que prácticamente somos ciborgs, nuestro smartphone es un apéndice más. Ante una duda ¿acaso no piensan en cómo buscar la información en lugar de intentar recordarla?