Puesto que experimento de Manchester ha dado buenos resultados (=muy pocos pasajeros se han quejado de los scanners de cuerpo completo), la UE se desdice: en 2008 prohibió su uso para vuelos domésticos (léase europeos). Ayer lo aprobó + les cambió el nombre + dijo que rayos X no + tu privacidad es lo más importante + «nominalmente» estableció el derecho de los pasajeros a usar controles tradicionales si esa es su preferencia.
En la práctica: veremos que las autoridades diseñarán los procesos de seguridad del aeropuerto (menos personal; mala ubicación; «necesito cinco brazos y ser equilibrista para llevar separados el portátil los líquidos el abrigo la maleta la tarjeta de embarque y caminar a la vez»…) para que se generen colas artificiales en los controles tradicionales y que la gente «por su propio albedrío» se vaya al RapidScan sin que la tengan que obligar.
Y en lo que respecta a que las imágenes de los ciudadanos en pelotas en blanco y negro no se almacenen ni se filtren… pues en EEUU en principio tampoco se almacenaban, y miren lo que pasó en San Diego…
Venga, ya estamos con las leyes rastreras. Lo único que tienen que hacer para convertir el escaneo en obligatorio de facto es que la alternativa sea lo más incomoda, lenta y vejatoria posible (al estilo gringo con tocamientos de partes y tal) así todos como borregos dóciles a pasar por el aro. Toma libertad, toma derechos y que te den por ahí.
En Inglaterra ya lo hacen así para el tema pasaporte electrónico. Pongamos por ejemplo Gatwick (Terminal Norte). Las colas si quieres mirar a los ojos a un agente de carne y hueso en el control de pasaportes son alucinantes, y desde hace ya tiempo han tapizado la sala de control migratorio («UK border») con carteles que rezan «quieres evitar las colas? usa tu pasaporte biométrico».
Para el scanner de cuerpo completo en Manchester han usado otra treta de proceso. Tú haces cola y no te enteras hasta el último momento (cuando no hay marcha atrás) de si vas a pasar por un arco normal o por el RapidScan. La mayoría de la gente ni siquiera es consciente de que le han visto en pelotas, nadie informa de la diferencia y quien no la conoce no lo sabe apreciar.
Este último párrafo es lo que yo denomino «exitoso experimento en Manchester».