O no tan reprimidos, como el senador estadounidense Roy Ashburn, divorciado y con cuatro hijos, que frecuenta sin problemas los bares de ambiente de Sacramento, capital de California, y tampoco, parece, ha tenido problemas de conciencia al machacar con sus declaraciones a gente como él mismo.
Soy una firme defensora de la privacidad en todos los entornos, en todas las situaciones, por eso me parece triste que con gentuza como ese tipo no acabe la hipocresía hasta que por casualidades del destino (una redada a destiempo) salen despedidos del armario.
No dejo de pensar en la esposa, madre de sus cuatro hijos, toda la vida con los cuernos puestos porque su matrimonio no es más que una tapadera para el progreso político de su maridito. ¿Cómo se debe sentir esa señora? ¿No se da cuenta el señor Ashburn que con su doble vida, con su falsedad y sus mentiras el mayor daño se lo ha hecho a su familia?
En fin, que así está el patio. Se sigue confirmando otra de mis teorías: los peores homófobos suelen ser en realidad gays reprimidos.
Y los peores machistas mujeres.
Cierto, Archivista. Y así con todo……….. no en vano, los religiosos más fanáticos suelen ser los conversos.