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Piensa en un elefante azul y acertarás

Durante el puente leí esta noticia en La Vanguardia y, como no podía ser menos, me indigné un poco.

Leemos que «Estados Unidos, líder mundial en investigación genética, ha dado un paso decisivo para evitar que sus ciudadanos puedan ser discriminados o sufrir desventajas según los análisis de sus genes. La nueva ley aprobada por el Congreso, después de un debate que se ha prolongado durante 13 años, es considerada el primer gran avance en el terreno de los derechos civiles en el siglo XXI.» Además dicen: «Su relevancia ética está a la altura de las normas aprobadas hace 40 años para acabar con la discriminación social y política de la minoría negra.»

A ver, leamos con atención. Nos están diciendo que es un grandísimo avance en los derechos civiles y que es de gran relevancia ética. Qué buenos que son, piensa una. Pero luego el cerebro vuelve atrás y destaca este dato: ¡les ha costado 13 años llegar a la conclusión de que discriminar en razón al código genético de una persona es deleznable! Otro bonito caso de manipulación de la opinión pública, con todas las letras.

El paralelismo con la situación de discriminación racial ofcialmente abolida en Estados Unidos apenas a mediados del siglo pasado es también estúpido. Porque si tú hubieses preguntado a un ciudadano estadonidense blanco de manera aleatoria qué pensaba de su vecino negro, lo más probable es que no dijera cosas más bonitas. ¡Si hasta la abuela blanca de Barack Obama le soltaba «perlas» racistas a su nietecito, hijo de keniata! Con esto lo único que quiero decir es que había que tener narices para aprobar esa legislación tan obviamente justa pero a la vez tan polémica en aquella época.

Comparemos ahora con el caso actual de discriminar según las taras genéticas de cada uno. ¡Es que no hay persona (en su sano juicio) a quien esto no le parezca aberrante! Es por esto que afirmo que aprobar legislación (única en el mundo, eso sí) que prohibe semejante discriminación genética no es un acto valiente, ni controvertido, ni polémico: es que se cae por su propio peso. Por eso al leer la noticia con cuidado, en lugar de causarnos admiración, nos debería causar vergüenza que lleven 13 años discutiendo. Me pregunto yo… ¿discutiendo con quién? ¿quién estaba a favor de lo contrario? De verdad me gustaría saberlo.

¿Sabéis esa frase tan simpática que dice que es imposible no pensar en un elefante azul? Pues me viene a la cabeza. El mero hecho de mencionar el elefante azul (y prohibirlo) denota que hay alguien que se está planteando un elefante azul.

¿Alguien tiene una escopeta de caza?

Análisis genéticos, al alcance del ciudadano (y el debate que no está teniendo lugar)

Hace ya algunos meses (noviembre del 2007) me enteré a través del blog de Martin Varsavsky del lanzamiento de 23andMe, la empresa californiana que ofrece, por 999 dólares, un análisis genético y una serie de servicios «estilo 2.0» de información de interés según los resultados de dicho análisis.

(No puedo no mencionar el «dato rosa»: la empresa la cofundó Anne Wojcicki, flamante esposa de Sergei Brin, el pelirrojo creador de Google. Así se demuestra que Sergei Brin no solo es un chico listo, sino que también es un chico listo)

Esta semana, Enrique Dans se hace eco de la existencia de la empresa a raíz de la experiencia de un editor de Tech Crunch, usuario del servicio, que ha tenido a bien compartir con nosotros su experiencia con 23andMe.

A mí todo esto me parece muy bien. Me parece realmente útil conocer a fondo el genoma de uno mismo, saber cuáles son las taras genéticas con las que andamos cargando y que nos pueden deteriorar a medio o largo plazo la salud si no hacemos algo al respecto, como cambiar algunos hábitos de conducta, o realizar controles periódicos. Un propenso a enfermedades cardiacas podría decidir perder peso y hacer algo de deporte. Un propenso al cáncer de colon podría decidir buscar un gastroenterólogo y consultarlo periódicamente. Hasta aquí todo bien.

Ahora viene la parte del problema.

Si habéis contratado un seguro médico privado alguna vez, sabréis que antes de aceptaros como clientes os harán rellenar unos cuestionarios sobre vuestro estado de salud y enfermedades y dolencias que sabéis que tenéis. Luego al firmar el contrato veréis que en muchas ocasiones se reservan el derecho de cubrir o no enfermedades y dolencias preexistentes. En idioma de aseguradora: condiciones preexistentes.

El problema con los análisis genéticos en este contexto es que nuestros genes son condiciones preexistentes y si las cosas no cambian, con un análisis de estos en la mano, la empresa aseguradora podría reservarse el derecho de no tratar nuestras dolencias detectadas en el análisis (que, aparte de accidentes y temas del ambiente en que vivamos y trabajamos, es casi seguro que van a ser de las que enfermaremos), con lo cual quedaríamos excluidos de facto de recibir asistencia sanitaria.

Podríamos argumentar que esto solamente sería así en los países que no disponen de sanidad pública, notoriamente en Estados Unidos, el único país de los llamados desarrollados que no ofrece cobertura sanitaria universal a sus ciudadanos y residentes, porque siempre nos queda acudir a la sanidad pública.

¿Estamos seguros de esto? Lo digo porque en noviembre del 2006, el anterior primer ministro británico, Tony Blair, anunció que se necesitaba en ese país un nuevo contrato social, una nueva relación entre ciudadano y gobierno, para que problemas o dolencias evitables, o causados por un comportamiento irresponsable del ciudadano, no resultasen una carga económica para el Estado. Para que quede más claro: nada de atender la dolencia cardiaca de un obseso, nada de tratar el cáncer de un fumador. Y estoy hablando de la sanidad pública. Siguiendo con esa lógica, ¿para cuándo el negar un tratamiento costoso porque total, según tu historial médico y análisis genético te vas a morir de infarto dentro de 3 meses?

Estamos de campaña electoral en España, estoy harta de ver políticos en la tele hablando de temas que importan a los españoles (y a una niña imaginaria), pero no he visto a ninguno de ellos hablar de este asunto. Es preocupante. Que en la agenda de la Organización Mundial del Comercio está el privatizar todos los servicios está claro, para eso sus miembros firmaron el GATS (acuerdo general de comercio y servicios) en el año 1995. Que nuestros países occidentales hacen lo que dicta la OMC también es cierto (hasta el ambulatorio de al lado de mi casa está privatizado, es decir, el Institut Català de la Salut lo ha dado en outsourcing a una empresa privada). Pero en ningún sitio oigo mencionar (aparte de en las películas de Michael Moore) lo inmoral que es convertir un derecho tan indiscutible como la salud en un negocio donde los beneficios y el precio de la acción de la empresa en bolsa es lo único que cuenta. Y si las empresas de seguros médicos privados encima tienen mecanismos para saber de qué nos vamos a enfermar para excluir esas enfermedades de nuestra cobertura, pues estamos realmente enfrentándonos al colmo de la perversión.

¿Por qué no se habla de esto antes de que sea demasiado tarde?

Artículo en El Azotador: La democracia, en peligro

Publicado en el número del 1 de marzo de El Azotador de Xochimilco.

EL SISTEMA DEMOCRÁTICO, EN PELIGRO

Vivimos en democracias imperfectas, con sus problemas y sus vicios, pero, como dice el refrán, la cosa podría empeorar. Y esto es precisamente lo que nos tememos que está pasando en este arranque de siglo XXI: la democracia se está muriendo.

El voto es libre y secreto

Vale la pena repasar la historia para ponernos en antecedentes. La democracia nace hace apenas doscientos años, de la mano de la Revolución Francesa de 1789 y la Independencia de Estados Unidos en 1776. Anteriormente el sistema de poder era la monarquía absoluta, en la cual un grupo de potentados en torno a la figura de monarca ejercían un control despótico y total del pueblo, que se limitaba a vivir su vida como sirvientes o súbditos, sin acceso a la educación, ni a la cultura. Esta última estaba exclusivamente en manos de la iglesia ya que se transmitía de monje a monje en monasterios donde la actividad principal era mantener el legado cultural, los textos, copiándolos a mano en preciosas miniaturas. El pueblo, claro está, creaba su propios elementos culturales, bien sean basados en la experiencia o folklóricos, pero la ciencia y la filosofía solamente se conocían en el clero y en las cortes reales.

Se dice por ahí que la Revolución Francesa inició debido a una hambruna que asolaba al pueblo de París, pero ese hecho dramático no fue más que una anécdota, o la chispa que prendió el fuego. El verdadero combustible de la Revolución Francesa fue el movimiento conocido como Ilustración, que a su vez fue posible por el invento de la imprenta en 1439. Este invento de Johannes Gutenberg abarató y facilitó enormemente la transmisión de la cultura al poder imprimirse en serie los libros (¡comparen esto con copiar los libros a mano!). En el siglo XVI y XVII había que ser rico para poder tener libros, pero al menos el conocimiento dejó de ser exclusivo de los monjes. La Ilustración fue un movimiento de ricos comerciantes con acceso a la cultura que queriendo acabar con el dominio exclusivo de los reyes y los nobles, definieron y defendieron valores desconocidos hasta aquel momento como libertad, igualdad y fraternidad. El pueblo llano abrazó estos ideales y nada más les faltó una razón, en la forma de una mala cosecha, para culpar al monarca, armar la revolución y cambiar la historia para siempre.

¿Para siempre o solamente hasta el siglo XXI?

Decimos esto porque existen suficientes indicios para pensar que la democracia, el sistema político que en toda la historia de la humanidad más ha favorecido la mejora de las condiciones y estilo de vida de los ciudadanos en cuyos países se ha implantado “de verdad”, está siendo sustituida paulatinamente por “otra cosa”. De hecho, hay estudiosos que consideran que la democracia moderna no ha sido más que un espejismo de la historia, una gran excepción donde los derechos del conjunto han prevalecido sobre los del poderoso – o para ser más realistas, donde los derechos del conjunto han tenido alguna importancia. Así pues nos abocamos a una nueva época de totalitarismo, ya sea claramente como en las dictaduras, o disfrazado de “falsa democracia”. Una época en la cual los poderes fácticos se hacen con el poder y no hay mecanismo pacífico para arrancárselo de las manos. Igual que antes de la Revolución Francesa, igual que ocurre en todos los regímenes dictatoriales.

La democracia lleva años siendo maltratada y vapuleada. Políticos corruptos que traicionan al ciudadano y le hacen desconfiar del sistema. Empresas que crecen demasiado y adquieren demasiado poder (por ejemplo, los ingresos de Microsoft son superiores al Producto Interior Bruto de un país pequeño pero rico como Bélgica, por lo que su poder es al menos equivalente). O ya de plano organizaciones supranacionales cuyo funcionamiento no es democrático, como las Naciones Unidas, La Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la Unión Europea, reciben traspaso de poderes de gobiernos nacionales que sí son elegidos democráticamente.

La última gota que colma el vaso, es la intención de acabar con el corazón de la democracia: ese derecho y deber que tantos siglos logró conseguir: votar a los que nos representan, escoger a los que nos van a gobernar.

Las bases de ese sistema las encontramos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En su artículo 21 podemos leer que “toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos”, y además que “la voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas, que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto”. Esto significa que tenemos derecho a votar, y que nuestro voto ha de ser emitido en libertad: no debe ser coaccionado, y el votante no debe sufrir ningún tipo de represalia por su elección de voto.

Sabemos que el sistema electoral es imperfecto, y no solamente en México, sino en todo el mundo. Sabemos que se organizan tamalizas en los pueblos para captar el voto. En España, voluntarios del derechista Partido Popular llevan a los ancianos que así lo requieran a votar (el mayor problema de los ancianos en este país es la soledad, y por un poco de compañía bien están dispuestos a votar lo que sea). Sabemos que se da alguna irregularidad en alguna casilla. Pero estos incidentes son anecdóticos, no tienen efecto en el resultado de las elecciones cuando los votantes son decenas de millones. En realidad es muy raro que el resultado de unas elecciones sea tan ajustado que las irregularidades tengan un impacto en el resultado final: un escaso punto de diferencia entre dos candidatos cuando hay 10 millones de votantes, es una diferencia de 100.000 votos, un número muy grande de votos para ser conseguidos a base de “mapaches” o “carrouseles” que pasen desapercibidos a los observadores independientes. Recuerde el lector que en la ocasión que el resultado no fue el esperado por el poder en 1988, se hizo que “se cayera el sistema” y que los votos emitidos “se quemaran” para no poder hacer recuento. Así que se puede afirmar que el sistema actual de boleta que rellena el votante y urna cerrada donde se deposita, más la presencia de ciudadanos y observadores de todos los partidos en cada casilla, garantizan que la emisión de voto y el recuento en la casilla son en realidad muy fiables incluso si hay pequeñas irregularidades. Es en el recuento central donde realmente se puede dar el fraude, pero al ser un proceso centralizado, si hay voluntad para hacerlo es muy sencillo monitorizarlo y auditar los resultados obtenidos.

En este contexto aparece el llamado “voto electrónico”, que según las empresas y los gobiernos que lo quieren implementar, “acabará con las irregularidades en el proceso electoral”.

El voto electrónico en realidad solamente acabará con la única parte del proceso que es fiable en la actualidad: la emisión del voto por parte del ciudadano, que marca él mismo su opción en un papel, y lo deposita con sus propias manos en una urna cerrada.

Si sustituimos este proceso por la elección de la opción de voto sobre una computadora, ¿quién garantiza al votante que su voto no va a ser manipulado por el sistema informático, es decir, el votante escoge B pero el sistema marca A?

Les dejamos que reflexionen sobre este asunto. En el siguiente artículo les explicaremos cómo funciona en detalle el llamado “voto electrónico”, dónde se usa en la actualidad, y les detallaremos por qué es una mala idea que va a tener un impacto letal en la democracia.

Ayuda a Fouad, el «rey de Marruecos» de Facebook

Seguro que os enterásteis de lo de aquel chaval que arriesgó su libertad probando los límites de la libertad de expresión en Marruecos, y la perdió.

A Fouad Mourtada no se le ocurrió otra cosa que abrir un facebook, claramente humorístico, imitando al rey de Marruecos. El resultado: tres años de cárcel.

Aquí en España tuvimos un episodio similar con unas caricaturas del heredero de la corona y su esposa. Los dos humoristas fueron juzgados y declarados culpables, pero en lugar de cárcel se les conmutó la pena por un pago de unos cuantos miles de euros.

Un ejemplo de por a qué los intentos de censura en la era Internet les suele salir el tiro por la culata: una portada que sería vista a lo sumo por las decenas de miles de seguidores de El Jueves, se publicó en todos los periódicos del mundo y alcanzó a millones de personas. Además, el prestigio de la «ejemplar transición española» se ensució un poco bastante dado este vergonzoso caso de censura en España.

Dejemos de hablar… tres años en la cárcel por un chiste no es agradable. Lo menos que podemos hacer desde nuestros sillones es firmar la petición por la libertad de Fouad.

Link: http://www.helpfouad.com/

En Birmania detienen a un internauta ¡¡¡por tener un blog de poesía!!!!!

Y es que ya se sabe. Los poetas que son muy sensibles escriben a veces sobre cosas como la fraternidad y la libertad, y claro, eso a la junta militar de turno no le acaba de caer del todo bien.

Resultado: el chico detenido en un cibercafé y quién sabe dónde (o cómo) estará a estas horas. Registro en su casa y en la de todos sus familiares. Miedo atroz.

Ojalá se hagan eco de la noticia, y de este matiz. Los que defendemos la privacidad y también, por qué no, el derecho al anonimato en Internet no es para defender a terroristas o a pedófilos. Es porque nunca se sabe qué junta militar va a dar un golpe de estado en tu país y no queremos que ninguna persona, por expresar su opinión en su blog (entre otros muchos sitios) acabe con sus huesos en la cárcel o incluso en una caja de madera de pino a 2 metros bajo tierra.

Ha salido el libro de EPIC y Privacy International "Privacy & Human Rights 2006"

Acabo de ver que ya se ha publicado el estudio anual de EPIC y Privacy International sobre el estado de los derechos humanos y privacidad en el mundo, Privacy & Human Rights 2006.

Se puede comprar en Amazon.com (todavía no en amazon.co.uk) y en el sitio Web de EPIC.
http://www.epic.org/phr06/
http://www.amazon.com/Privacy-Human-Rights-Report-2006/dp/8930442897/ref=sr_1_13/103-6280722-5885416?ie=UTF8&s=books&qid=1190909193&sr=8-13

De momento no encuentro por ninguna parte la versión online de acceso libre en PDF. Tengo muchas ganas de echarle un vistazo, especialmente a la sección española… para la cual colaboré emitiendo un informe sobre el estado de la cuestión en España en el 2006. Que me pidieran colaborar fue un gran honor. Pero si encima el editor ha mantenido alguna de los datos, información e ideas proporcionadas por «la vigi», eso ya sería la leche…