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DuckDuckGo, en la lista de 50 Websites de Times 2011: el respeto a la privacidad aporta valor empresarial

Buscando DuckDuckGo en el buscador DuckDuckGo
Estoy encantada utilizando el meta/híbrido-buscador DuckDuckGo. Integra resultados propios con los de otros buscadores (Yahoo!), con otras fuentes de datos (Wikipedia, Yelp, The Free Dictionary -éste último es mi favorito-) y hace un cierto análisis semántico. Lo mejor: de nuevo un espacio de trabajo diáfano sin tanta porquería ni publicidad, y una política de privacidad clara que garantiza anonimato de las búsquedas y permite un control fuerte de la configuración del buscador.

Este último motivo ha sido decisivo para la inclusión de DuckDuckGo en la lista de los 50 mejores sitios Web que realiza anualmente la revista Time.

Quizás sí estamos tomando consciencia de que Google no es gratis: lo pagamos con terabytes de información personal.

El nuevo sueño de Google: «Un Android en cada bolsillo»

Eric Schmidt está en Barcelona participando en el Mobile World Congress. Ayer se puso a lanzar predicciones:

This will be underpinned by a “universal smartphone revolution,” Schmidt said, as Moore’s Law drives down prices: “A mobile experience at least at the level of today will be available to almost everybody, at a fraction of the price. In 12 years, handsets are going to be 20 times faster, which means phones that cost US$400 now will be available for US$20. If Google gets this right, there will be an Android in every pocket. At our current growth rate, this is possible.”

Esto será soportado por una «revolución universal de los smartphones», dijo Schmidt, a medida que la Ley de Moore haga que los precios disminuyan: «Una experiencia móvil que es al menos tan buena como la de hoy estará disponible para prácticamente todo el mundo, a una fracción del coste actual. Dentro de 12 años, los terminales serán 20 veces más rápidos, lo que significa que teléfonos equivalentes a los que hoy cuestan 400 dólares costarán 20 dólares. Si Google acierta, habrá un Android en cada bolsillo. A nuestro ritmo de crecimiento actual, esto es posible.»

Wow, ya no hablan de teléfonos, ni de SmartPhones. Schmidt habla directamente de Androids. Pero en su discurso no veo ningún elemento que diferencie a Android del resto de plataformas móviles (iOS, Windows Phone, Replicant, Boot to Gecko, WebOS…). Justificar la universalidad de Android con la muy trillada Ley de Moore, que solamente habla de hardware (sobre el cual puede utilizarse cualquiera de las plataformas recién enumeradas) se me antoja: 1. osado/chulesco, 2. no tener ni idea de lógica de predicados, 3. ambas a la vez.

Google está ninguneando a sus contrincantes. Está actuando como si no existieran. ¿Tiene Google miedo? Sí, en realidad tiene muchos frentes abiertos. Recomiendo que se pongan la gorra de inversor y se miren la documentación que toda empresa que cotiza en bolsa en EEUU ha de presentar a fin de año (aquí, la de 2011). En este mundo capitalista eso da más información que cien mil análisis de expertos. Si tienen un ratito, léanse con especial atención la Form 10-K. Oro en polvo, oiga.

Hoy es el último día para borrar tu historial de búsquedas Web en Google

Google is evil
Hace unas semanas Google declaró su intención de cruzar todos los datos que tienen sobre ti. Todos. Hasta la fecha tu historial de búsquedas estaba totalmente segregado del resto de productos de la compañía, como YouTube, Gmail, Google Docs, etc. A partir del 1 de marzo de 2012, esta barrera caerá.

Leemos en SlashDot que hoy es el último día en el cual podemos usar la funcionalidad que ofrece el buscador de Google para borrar nuestro historial de búsquedas y deshabilitar la opción de que se guarde dicho historial.

La Electronic Frontier Foundation ha publicado unas instrucciones sencillas sobre cómo hacerlo.

Son verdaderamente fáciles de seguir. Ahí va la versión en español:

  1. Haz login con tu cuenta de Google en cualquiera de sus servicios.
  2. Visita esta dirección: https://www.google.com/history.
  3. Haz click en «Borrar todo el historial Web».

Tomen cinco minutos de su tiempo y háganlo como que ya. Vale la pena.

iPad: el nuevo traje del emperador

iPad Hype Cartoon, visto en http://www.techautos.com/2010/01/28/analysis-apple-ipad-revolution-or-flash-in-the-pan/
Nunca me convenció el iPad. El iPhone, sí. Recuerdo la keynote en que Steve Jobs lo presentó y recuerdo la cara que se me quedó durante un par de días. Ya saben: la tecnología parece magia a los ojos de grupos humanos cuyo desarrollo científico no es capaz de explicar sus bases. Y sí, se me quedó cara de haber visto un milagro. Pero además le vi las posibilidades. Tras haber desarrollado aplicaciones móviles verticales (en Windows CE, Windows Mobile) desde el 2000, tras haber sido cliente de Palm desde la mitad de la última década del siglo pasado, no era ajena a llevar el organizador e Internet en el bolsillo. Pero la usabilidad que proporcionan los SmartPhones, la inmediatez en la búsqueda de información y el potencial de penetración en el mercado, finalmente sacando estos dispositivos del ámbito profesional/aplicación vertical y del ámbito geek, se me hicieron enormes. Unos años después, todo esto se ha materializado. Y con creces.

Con el iPad me pasó al revés. Se me hizo un gran «flop». La gracia, lo que de verdad hace a los SmartPhones interesantes es que te los puedes poner al bolsillo, y sustituyen algo: el teléfono móvil convencional, del que solemos no desprendernos: te metes Internet en el bolsillo, o sea, lo sacas a la calle. ¿El iPad? Un objeto de diseño bellísimo, pero no sustituye nada. Ni a un lector de tinta electrónica, ni a un teléfono, ni a un ordenador, ya sea netbook, porque honestamente, sin teclado ni ratón no hay creación ni trabajo productivo. Y para leer los correos de trabajo y contestar con monosílabos ya tengo el iPhone, thank you very much.

Ya hace muchos meses desde el lanzamiento del iPad. Se han vendido millones y millones de unidades. Supongo que muchos deben de estar en la mesita de centro, mezclado con las revistas, para ser utilizado para ver videos de YouTube (o cotillear en el Facebook durante los anuncios de la tele). Porque, ¿en qué situaciones de negocio/itinerantes lo he visto yo? (todo esto es real)

  1. El manager que llega a la reunión y necesita tres lugares, oiga, porque saca: el portátil del trabajo, el iPad, el iPhone, y cómo no, el cuaderno de notas y el boli (que es con el que acaba trabajando). RIDÍCULO.
  2. El ejecutivo de pose en la cafetería del AVE, balanceándose de lado a otro en la cola del café mientras intenta acertar en la tecla correcta a dedazos, muy esforzado. Y todos los demás mirándolo con sorna. RIDÍCULO.
  3. El junior en el avión ¡viendo películas de Disney! en un vuelo a Cancún. Tan alto, tan fornido, tan de gimnasio, tan pinta de VP en la empresa de papá, tan con pinta de Pocholo de vacaciones en el Caribe en un reportaje del ¡Hola! cualquiera, y viendo Cars en el iPad. RIDÍCULO.
  4. El turista ruso en el Parque Güell haciéndole fotos a su novia con el iPad. Interesante efecto óptico. Es como si fuera un hobbit con un SmartPhone, que se ve que le queda grande, pero, oh wait! Luego ves que el turista tiene el tamaño de los otros turistas que están haciendo fotos similares. Y al final caes: ¡es un iPad lo que está usando! De verdad que se ve… RIDÍCULO.

El iPad lo veo ideal para ciertas aplicaciones verticales en ciertos roles de trabajo muy concretos. Y para ver YouTube tirado en el sofá, como ya he dicho. Pero si leemos la prensa especializada, ¿qué es lo que se dice?

Titular en prensa: Según Tim Cook en su primera Keynote (el día de antes de la muerte de Jobs), el 80% de los hospitales en Estados Unidos están o bien desplegando soluciones basadas en iPad o probándolas.
Realidad: ¡Pues será en el hospital del Dr House! Pero bueno, aceptemos que en Estados Unidos hay muchos médicos muy bien pagados y que se hayan comprado su propio juguetito y se hayan instalado una «app» de estetoscopio. En realidad hay muchas aplicaciones médicas para iOS, pero si hablamos de sistemas hospitalarios de verdad, el veredicto es muy distinto. Jobs desdeña el uso de la encriptación de datos en sus dispositivos iOS. Los creadores de software clínico están como locos intentando cumplir con la legislación vigente (tanto en EEUU como en Europa), el resultado pasa por usar emuladores de sesión remota tipo Citrix para asegurarse que ni un bit clínico se guarde en el dispositivo. El resultado deja mucho que desear desde el punto de vista de la usabilidad. Not so fast, Mr Cook!
El traje nuevo del emperador (la copla con la que se quedan los que solamente se leen el titular): los médicos no podrían vivir sin iPads.

Titular en prensa: El informe de IDG Connect revela que el 91% de los empresarios y profesionales de TI del mundo utilizan su iPad para comunicaciones laborales. Miren, lean el informe en sí. Supongo que se estarán frotando los ojos igual que yo. Ver para creer…
Realidad: Whaat?? No querrán decir «técnicos de ventas» o «ejecutivos fardones»? Honestamente, yo me muevo en este mundillo y es difícil ver a un profesional TIC con un iPad. A muchos normalmente no nos gustan, desde luego no para trabajar, porque insisto, sin ratón ni teclado no hay quien escriba.
La copla con la que se queda el mundo en general: Buf, qué buenos los tablets, ¡si hasta los profesionales se han cambiado de bando!

Pardiez, que estábamos ante un bluff (muy lucrativo para Apple, igual que también lo es la venta de hamburguesas de McDonalds y ya sabemos que no son muy nutritivas) estaba claro, pero ¿qué es esta tendencia a metérnoslo por los ojos? ¿Por hacernos creer que son la bomba? Y ahora esta insistencia en mentir y tergiversar información me da mucho qué pensar. Me parece que está cercano el día en que un niño se plante y apuntando con el dedo exclame a todo pulmón:

Papá, papá, ¡el emperador va desnudo!

Quo vadis, Infonomia (parte II)

Hace poco escribimos sobre el fiasco de Infonomía con la sinfonía del milenio versión iPhone, porque lo aprovechamos como ejemplo del riesgo que asume una organización cuando apuesta o invierte por una plataforma cerrada sobre la cual no tiene ningún tipo de control. Pues bien. Hace unos días recibí otro mensaje de la lista de correo de Infonomía, en la cual se informaba que la actividad del grupo dejaba de publicarse en su sitio Web infonomia.com (que se convierte en mero repositorio, imagen congelada de la actividad pretérita) y pasaría a desarrollarse en ¡un grupo de LinkedIn!

Hale, tropezando dos veces con la misma piedra. La información publicada en LinkedIn es de LinkedIn. ¿Qué parte de esa frase no se comprende? Ellos pueden hacer lo que quieran con ella: borrarla, modificarla, vetar a miembros. Pueden cambiar su modelo de negocio y convertir la membresía a LinkedIn en un acto de pago. Incluso podrían quebrar como empresa y con ella se iría a pique el grupo, al quedar sin un espacio para interactuar… Como saben nuestros lectores, este cortomirismo (=ser corto de miras) nos desespera. Desde aquí sostenemos que es importante controlar nuestra presencia en Internet, y no dejarla en manos de terceros que, como decimos, pueden hacer con ella lo que quieran. Y además, hoy en día tomar una decisión de ese estilo ¡no significa que nos convirtamos en un ermitaño digital! Hay maneras de relativa baja complejidad (=cero líneas de código) de integrar nuestro mensaje en las plataformas que hoy están de moda (y mañana ya se verá). E incluso si se tuviese que rascar un poquito de JavaScript o PHP para invocar las APIs de dichos servicios, ¿dónde está el problema para una empresa que se define a sí misma como proveedora de servicios profesionales de innovación?

Así nos luce el pelo. Somos un país donde el visionario no es capaz de pensar en pasado mañana y donde ser innovador es tener cuenta de Twitter y llevarla impresa en la tarjeta de visita.

¡Happy 2012, amiguitos!

Infografía sobre los «Spy Files», la filtración de Wikileaks sobre empresas de vigilancia y monitorización

Spy Files Infografía

Abrimos este mes de diciembre del año anterior al del fin del mundo con la noticia de la filtración, a través de Wikileaks, de información sobre 283 empresas de vigilancia, espionaje y monitorización que cuentan entre sus clientes con regímenes… como en un chiste de Eugenio: ¿No democráticos? Sí. ¿Democráticos? También, también.

Ayer me encontré con esta infografía en Owni.eu que muestra dicha información en modo fácilmente comprensible para humanos apresurados y curiosos, y de título provocativo y sugerente: The United Nations of Surveillance (las Naciones Unidas de la monitorización y vigilancia).

A GoDaddy se le atragantó la SOPA

danica patrick car racer and godaddy image
La propuesta de ley estadounidense SOPA es verdaderamente contraproducente a todos los niveles. Caso de que se apruebe, agárrense los machos y aprendamos a vivir en un entorno digital donde no sabes ni de dónde te vienen las hostias, ni tendrás modo de reclamar cuando *alguien de EEUU* bloquee todo tráfico a tu sitio Web solo por tener una foto donde posas con un hombre-anuncio vestido de Bob Esponja (y sin pagar los royalties que te toquen por haber posado con él, claro). Por decir cualquier tontería inocente que hará que incumplas con la ley.

Pero ahora, antes de ser aprobada, también está habiendo empresas damnificadas, por torpes en comprender las necesidades de sus usuarios, por supuesto. Si ya Microsoft y Apple se deslindaron de SOPA tras haberla apoyado inicialmente (y es que no hay que ser un lumbreras para darse cuenta de lo nociva que va a resultar y la mala prensa que trae consigo), vienen los de GoDaddy, la empresa de hosting y de registro de dominios low cost estadounidense, y la pifian de verdad. ¿Qué hicieron? Pues el 23 de diciembre no se les ocurre otra cosa que anunciar a los cuatro vientos que apoyan la ley SOPA (ya no hay acceso al texto original, lo han borrado, este link es una imagen del original). Se lió la marimorena. Los clientes de GoDaddy obviamente no están de acuerdo con esa postura, y comienzan a postear para reclamarles esa posición. Apenas 24 horas después, GoDaddy se desdice y anuncia que deja de apoyar SOPA. A buenas horas, mangas verdes.

La gente empieza a cambiar sus dominios de registrador (dejando de ser clientes de GoDaddy) y se organiza un boycott de la empresa en toda la regla. Se decide que hoy, 29 de diciembre es Dump GoDaddy Day (el día de abandonar GoDaddy). A río revuelto, ganancia de pescadores, así que la competición directa de GoDaddy, Namecheap.com, se apunta al carro de forma poco sutil y publicita que este 29 de diciembre es «Move your domain day» (día de cambiar tu dominio de proveedor). Surgen voces pidiendo que pare la locura y que se actúe contra los que son verdaderamente responsables de SOPA, pero es algo tarde. El boicot avanza, y los siguientes, lógicamente, son los dominios de alta visibilidad que están registrados con GoDaddy. Se lanza ByeDaddy, un sitio donde se listan dichos dominios muy populares, y que proporciona una herramienta para comprobar si un dominio está con GoDaddy o no, proporcionando así la herrmienta que falta para realizar un boicot completo a GoDaddy: si no eres cliente suyo, sencillamente deja de acceder a los sitos Web de sus clientes.

Si usan esa herramienta con www.lavigilanta.info, verán que aquí somos clientes de GoDaddy. Paquete completo: nombre de dominio y hosting. ¿Qué opino de ellos? Mi experiencia hasta la fecha ha sido buena. No he tenido ningún problema ni con los dominios ni con el hosting. Me he acostumbrado a sus herramientas de gestión, me resulta cómodo trastear en GoDaddy. Pero en lo que concierne al caso entre manos, creo firmemente que en lugar de gastar dinero en poner a chicas de buen ver en su página principal, mejor deberían invertir en buenos profesionales del marketing y de gestión de relación con sus clientes. Me pongo el gorro hipócrita de la multinacional anglosajona: piensen lo que piensen, es un deber modular el mensaje adecuándolo a lo que quiere oír el cliente. No hacerlo es no ser profesional. ¿Dejaré GoDaddy? Pues fíjense que sí, pero ni de coña hoy, porque el departamento de transferencias de dominios seguro que está colapsado. Cambiaré de proveedor en cuanto entre en vigor SOPA. De hecho, buscaré un proveedor de hosting fuera de EEUU y fuera de España -la LISI tampoco es santo de mi devoción-. ¡Acepto sugerencias!

Se acabó el juego. Facebook va a implementar publicidad como jamás la haya soñado nadie

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Ayer comenté en mis breves que Facebook está mostrando a sus usuarios un mensaje sobre su fuente de ingresos: la publicidad. ¿Por qué ahora? Pues porque van a salir a bolsa en el 2012, porque tendrán juntas de accionistas ante las cuales defender una cuenta de resultados tangibles, nada que ver con rondas de financiación ni alimentar el «hype». En Facebook se van a poner en esto de la publicidad en serio. Quieren cambiar totalmente cómo funciona ésta en Internet (es bastante poco efectiva, los mercadólogos llevan dos décadas intentando acertar el modelo que funcione) y para ello van a usar a fondo hasta el último dato que tienen sobre ti. Y vaya si saben cosas. No solo las que los usuarios han cedido gustosamente a cambio de unos minutos de entretenimiento y chafardeo. Zuckerberg es astuto, muy astuto, y crea información de cada miguita de rastro digital que dejamos.

Por lo que leemos, ríete del product placement en las películas y series de la tele (esa lata de Coca-Cola en primer plano, ese MacBook, el teléfono Nokia haciendo sonar su melodía sin parar, ese Aston Martin im-prezionante, ese Rolex del espía-protagonista de turno…). Ahora serán elementos del timeline de tus amigos, con su sonriente cara y todo, los que darán contexto a la nueva publicidad en Facebook.

Más información, en BetaBeat (en inglés). Vía un Tweet de Félix Haro.

Las plataformas cerradas y el riesgo empresarial

La tecnología no es neutral y la manera en que se controla denota estructuras de poder. Si decides jugar con plataformas cerradas y muy controladas por el fabricante, sabes a lo que te expones. Eso seguro ha pasado por la cabeza de Alfons Cornella (Infonomía) en las últimas semanas tras el fiasco de la iniciativa Sinfonía 11-11-11. Siento que les haya ido mal, pero a mí me han dado al fin un ejemplo de cariz público para explicar el peligro que se asume cuando se apuesta cuando no tienes control de tu proyecto.

Hace unas semanas los miembros de las listas de correo de Infonomía recibimos un mensaje algo confuso relacionado con la efeméride numérica del 11-11-(20)111. «Algo que contaremos a nuestros nietos», se titulaba la misiva, y en ella se nos invitaba a participar de una «sinfonía sincronizada a nivel mundial». Se trataba de instalar una aplicación en tu SmartPhone que el día 11 de noviembre a las 11 reproduciría la 9ª sinfonía de Beethoven, «todo el mundo a la vez» (El pequeño detalle obviado, que en la Tierra hay un montón de husos horarios y cómo diablos se podía compaginar el «todos a la vez» con «a las 11 de la mañana», no es objeto de esta historia). Ese mensaje ya portaba una bandera roja: «la aplicación para Android ya está lista; la de iOS para Apple iPad, iPod, iPhone está presentada y en breve será aprobada para ser publicada en la App Store».

El 10 de noviembre, día anterior a la efeméride, recibimos otro correo de Alfons Cornella. En este se nos dice que la aplicación para iOS no se ha aprobado y se nos asegura que «no se trata de problema de contenido ni de calidad técnica». Se invita a los usuarios de iPhone a reproducir la sinfonía desde YouTube a la hora acordada.

¡Menudo fiasco! Se quedaron con la aplicación desarrollada e inutilizable, todo debido al sistema de control de aplicaciones para iPhone. Y es que cuando decimos que Apple aplica un control férreo sobre su plataforma, queremos decir férreo de verdad. Microsoft es abierto y flexible en compraración. Existen dos modalidades para distribuir aplicaciones iOS, Una es la distribución Ad Hoc, que solamente alcanza para instalar la aplicación en 100 dispositivos. La otra es la distribución a través de App Store. Para ello tienes que enviar tu aplicación a Apple para que la inspeccionen (en el plano contenidos y en el técnico) y decidan si se puede publicar en la App Store o no. El proceso toma de una a dos semanas, pero podría tomar más. No hay manera de asegurar que una aplicación será aprobada. Ha habido casos en que la excelencia técnica estaba fuera de toda duda, pero Apple ha decidido no aprobarla ya que podría resultar competencia para alguna línea de negocio de Apple. Luego está el tema de la censura. Es famosa la política 0 pornografía que estableció el difunto Steve Jobs, y ya saben que el tema del porno (igual que la seguridad) es siempre la razón esgrimida para que traguemos con medidas de control que pueden ser aplicadas a cualquier otra área. Pero el resumen es: alguien en la sede de Apple en Cupertino decide si eso en lo que has trabajado meses, en lo que te has gastado decenas de miles de euros, o centenas de noches pasadas en vela, es para tirar a la basura.

Comparen a cómo va esto con Windows Phone 7 (y cualquier otra versión de sistema operativo móvil de Microsoft, desde antes de inicio de siglo…). Tú te compras el Visual Studio que toque y desarrollas. Empaquetas tu software en un fichero CAB u otro método de instalación. Te construyes un sitio Web, o cualquier otro mecanismo al alcance a tus clientes o público para que puedan descargarse dicho instalador y leerse las instrucciones que les proporcionas. En esta plataforma, tú como desarrollador controlas mucho de tu modelo de negocio y su cadena de valor: decides lo que creas, cómo lo cobras, cómo lo distribuyes.

Alfons Cornella y el equipo de la sinfonía se pegaron ese batacazo. La app no se aprobó a tiempo, de hecho no se aprobó, y el golpe efectista esperado con su iniciativa resultó por lo tanto muy descafeinado. Me sabe mal por ellos, pero honremos su esfuerzo sacando algo positivo de la situación. Aprendamos todos la lección: si no tenemos la sartén por el mango, corremos un riesgo difícil de controlar.