Acabo de leer que existe un tratamiento contra el cáncer que tiene, como efecto secundario, la aparición de ampollas y despellejamiento similar que puede acabar en la desaparición de las huellas dactilares del paciente.
Parece ser que un ciudadano de Singapur que sobrevivió a la enfermedad pero perdió las huellas tuvo problemas para acceder a Estados Unidos.
El problema de los sistemas de seguridad «modernos» como los chips y la biometría no es que no sean infalibles (en el mundo no hay nada infalible, a ver si nos enteramos…) sino que las empresas que fabrican soluciones que los utilizan tienen un interés muy grande en venderlos como «infalibles» y los que deciden son unos generalistas sin conocimiento ni criterio que o se creen lo que les están diciendo, o ya les va bien que se siga alimentando el mito.
Conclusión, cuando en el aeropuerto o estación migratoria te encuentras con el gorila uniformado de turno, puesto que su procedimiento de trabajo asume que la biometría (y el chip) son infalibles, actúan en consecuencia. Y sin huellas no se puede viajar, porque según este punto de vista tan torcido, sin huellas no se tiene identidad, y sin identidad se es terrorista o narcotraficante, sin duda, «porque algo tendrás que esconder». Hay que joderse…