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Google AdSense nos espía un poco más “por defecto”

Acabo de leer que AdSense evoluciona y para decidir qué anuncios muestra a través del navegador en cada momento, no solo tendrá en cuenta la información de la página que se está viendo en ese momento, también utilizará el historial de navegación previo del “usuario” a la hora de tomar dicha decisión. Para capturar esta información, se instala automáticamente en el ordenador una “cookie” llamada Double Click. A este proceso parece ser que le llaman “retargeting” y lo explican clarito en el blog de Google.

Es muy importante destacar que a todos los que tengan cuenta con Google (por ejemplo, si usas Gmail) el retargeting se les ha activado “por defecto”, o sea, que a menos que lo desactives ahí está. Para desactivarlo solamente hay que visitar la página de Ads Preferences Manager. Esto lo que hace es “decirle a Google que no tenga en cuenta la información de la cookie DoubleClick a la hora de servir anuncios”, pero la cookie sigue trabajando, que conste.

Para tranquilizar a los que griten “violación de privacidad” la gente de Google ha creado un “plugin” o complemento para Firefox y otro para el Internet Explorer que ayudará a deshabilitar la cookie. Y para los que griten “trampa”, porque cómo me voy a fiar de que Google me ayude a desactivar algo que les da dinero, dicen que el “plugin” es de código abierto y accesible en el sitio de código de proyectos.

Todo muy mono, muy aparentemente ético y muy “don’t be evil”. ¿Dónde está la falacia?

Pues obviamente en que solamente seremos 4 los frikis con tiempo que matar los que cambiaremos las preferencias de anuncios o instalaremos el “plugin” que deshabilita la “cookie”. La inmensa mayoría de los mortales no hará ni lo uno de lo otro y por lo tanto Google hará una pasta a costa de sus datos personales… porque el historial de navegación de una persona, señores, es un “dato personal”. Y valga la redundancia, uno que dice bastante sobre la persona.

Tecnología barata para contar miradas

http://navegante2.elmundo.es/navegante/2007/05/10/gadgetoblog/1178762741.html

En el Gadgetoblog se hacen eco de Eyebox, un producto de la empresa Xuuc capaz de contar el número de ojos que miran en una dirección concreta. La utilidad para este producto está en el marketing, porque mediante él se puede medir el impacto que tiene una campaña determinada al poder dictaminar de manera fiable el número de personas que se fijan en carteles determinados.

Se comenta que el coste de este producto es de unos 850 euros, lo cual supone una rebaja considerable sobre otras alternativas que ofrecen la misma funcionalidad.

Hace poco en el blog comentamos un premio del Internet Global Congress a la empresa Wututu (http://www.wututu.com/) por un producto que hace exactamente eso.

Si alguien sabe cómo funciona EyeBox nos haría un gran favor explicándonoslo.

Con RFID, la privacidad y la tranquilidad a freir espárragos


Llevamos mucho tiempo explicando lo que es el RFID y por qué a los responsables de marketing les resulta una excelente idea que todo el mundo lo utilice: ahora no solamente van a conocer tus gustos en sus bases de datos de CRM, sino que van a poder utilizar ese conocimiento en vivo y en directo y en el mejor lugar posible, en las tiendas, para bombardearte con publicidad personalizada a tus gustos exactos y precisos y al lugar en que te encuentras.

Las bases de datos de CRM y otra información sobre la vida y milagros de los consumidores están más que consolidadas. Sobre todo la de los que usamos internet muy frecuentemente, pero realmente se tiene que ser monje franciscano para escapar a esta recopilación de datos sobre nuestros hábitos (y en el caso de los franciscanos, ya se sabe, los hábitos son pardos, ¡¡así que para ellos no hace falta la explotación de bases de datos!!). No en vano empresas como Alexa, que se dedicaba (desde que la compró Amazon dicen que ya no) a meter cookies espías en los ordenadores de todo el mundo y a trazar de esa manera nuestros hábitos interneteros (que reflejan muy fidelignamente nuestros intereses), valen miles de millones de dólares. Y no es por los bonitos edificios que ocupan. Es por lo valioso de esos datos de marketing, es por los suculentos contratos que tienen con las principales empresas comercializadoras de productos para el gran público. Esta es la primera base del sistema.

Hace poco hablamos del proyecto, ya en fase piloto, de tapizar con infraestructura RFID al barrio comercial por excelencia de Tokio, Ginza. Es la segunda base del sistema.

Bueno, pues esta semana han presentado en el International Consumer Electronics Show de Las Vegas este producto, el POD, que resulta ser el tercer elemento del sistema… es un marco para poder emitir anuncios variados que funciona con RFID. Allá va la Vigi por delante de la panadería con su pasaporte RFID, el POD la detecta, rastrea en su base de datos cortesía de Alexa, de VISA, de FNAC, de… busca, busca, busca… AHA, le gustan los donuts. Vamos a ponerle un anuncio bien jugosito a ver si se anima y entra…

¿Me explico? Sabéis perfectamente de lo que hablo… lo vimos en Minority Report cuando a Tom Cruise, tras el transplante de ojos (por eso de no pasar por los sensores con los suyos propios…) se mete en un centro comercial y le empiezan a hablar los anuncios, dirigiéndose al «propietario original» de los iris que se están escaneando…

Si ya me fastidian las estaciones de metro publicitarias (esas tapizadas con la publicidad del patrocinador del mes) por lo intrusivas (En Barcelona, Universitat y Maria Cristina, supongo que en todas partes habrá alguna igual), esto de que el anuncio te hable a ti, a ti, A TI, debe de ser la muerte.

Ejemplo práctico: para qué quieren los supermercados espiar a sus clientes


En el NYTimes de hoy me he encontrado este artículo en el que se explica la utilización por parte de las cadenas de supermercados de «métodos científicos» para analizar los patrones de comportamiento de sus clientes y así decidir tanto lo que venden en sus tiendas como la disposición de los productos – el objetivo es maximizar los beneficios, por supuesto.

Es curioso cómo dicen que encargan este «espionaje» de los clientes a empresas que analizan el comportamiento desde un punto de vista «antropológico». Aunque la mona se vista de seda, antropólogo o no, es un mirón el que te está siguiendo y anotando todo lo que haces en su libretita.

Imaginad si nos pudieran seguir a través de toda la tienda gracias al etiquetaje con RFID, a todos los que entremos, sin tener que pagar a mirones.

Y ahora imagina que para que el supermercado pueda hacer sus optimizaciones, a ti te venden los productos marcados con RFID. Imagina que te compras un Rolex. E imagina que un ladrón con un lector de RFID bien afinado está justo en la puerta escaneando la compra de los infelices que le pasan por delante, detecta tu Rolex, y te sigue hasta el oscuro y solitario parking…

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